Nicky.
Me chupo los labios acercándome a Lucas Hans, un viejo socio de Óscar que conocí hace unos años y que por muy guapo que sea, es un gran hijo de la gran puta al que solo le importa el dinero y las joyas.
–¿Qué pasa?–me cruzo de brazos dispuesta a escucharlo.
–Tengo un trabajo para ti.–contesta directo consiguiendo que lo mire con indiferencia.
–Eso será si yo quiero hacerlo.
–Te pagaré.–me promete con su típica sonrisa arrogante.
–¿De cuánto estamos hablando?–le digo pensándomelo bien.
–Unos...cinco mil si todo sale bien, pero puedo negociar.
–Seis mil.–contraataco dispuesta a hacerlo solo para poder cuidar de los míos.
–Esta bien, pero...¿no quieres saber de qué se trata?–alza las cejas incrédulo.
–No hace falta, sabes que puedo hacerlo.–digo cruzándome de brazos.–Bueno, ¿qué quieres que haga entonces?
–Es algo gordo así que no podemos hablarlo aquí.–susurra y asiento mirando a ambos lados para darme cuenta de que hay más gente de la que creía.–Ven mañana sobre las nueve a esta dirección, y es importante que tus...amigos no se enteren.
–A las nueve tengo clase, y no puedo saltármela ya que es uno de los exámenes finales.–me muerdo el labio pensativa.–¿Qué tal sobre las cinco?
–Olvidaba que eras una niña aplicada, está bien, pero no tardes mucho.–me avisa girándose y desvaneciéndose entre la gente.
No tengo ni idea de en qué diablos me he metido pero necesito el dinero, somos seis y de alguna manera tendremos que sobrevivir.
Camino incomoda entre la gente notando como varias miradas se posan en mi. Sé que no voy vestida como todas las adolescentes de hoy en día pero tampoco voy a cambiar por mucho que me lo digan. A mí me gusta la ropa cómoda y oscura y si a ellas no, es su problema.
–Esto...–me tocan el hombro y me giro para ver a un chico que me es muy familiar.
–Eres igual que Dani.–lo miro de arriba a abajo.–Aunque un poco más alto.–aclaro.–Amanda me dijo que te llamabas...–me quedo pensativa intentando recordar.–Jesús, ¿no?
–Si, encantando.–se acerca a mi para darme dos besos pero me aparto. No soy de esas.–Lo siento.–sonríe algo torpe.–¿Y quién es esa Amanda que te habla tanto de mí?
–Mi amiga.–le contesto con indiferencia.–Rubia, ojos azules, la chica perfecta.–le informo.–Si quieres te la presento, últimamente la veo muy amargada.
Lo veo soltar una carcajada y aunque intento no sonreír, lo hago. Y es algo que no logro hacer desde hace tiempo con alguien que no sea Hanna.
–Sería un placer.–sonríe y asiento sacando mi móvil.
–Apúntame tu número y se lo daré, no le importará hablarte.
–Claro.–agarra mi iPhone y lo veo escribir.–Y tu contéstale a mi hermano, que el pobre está...
–Es algo impaciente, ¿no crees?–me cruzo de brazos.
–Un poco, pero déjalo, esto es nuevo para él.
–¿El qué?–frunzo el ceño.–¿Hablar con alguien?
–No.–me mira.–Dani es un chico...muy difícil.–contesta llamando mi atención, me gusta como suena eso.–Jamás ha estado con ninguna chica, solo...ya sabes, las quiere para lo que las quiere.

ESTÁS LEYENDO
Eres todo lo que quiero.
Teen FictionQue me has enseñado a vivir en vez de a ver la vida pasar, y en esa diferencia se esconden todos los matices que te definen.