31

2.8K 269 29
                                        

Nicky

Mis uñas no dejan de golpear el mármol blanco de la mesa de la cocina. Es increíble que hayan conseguido vivir en un piso así de grande después de todo lo que hemos pasado, y estoy muy orgullosa.

–¿A qué hora salían los chicos de trabajar?–dudo intentando ocultar mi nerviosismo.

–Estarán apunto de llegar.–me informa Amanda mientras teclea algo en el móvil.–No estés tan nerviosa, no están enfadados.

–Yo lo estaría.–murmuro y Hanna me mira con una débil sonrisa.

–Jamás podrían enfadarse contigo, al fin y al cabo, nos has salvado.–me dice sentándose en mi regazo.

–A mí me salvaste tu.–le digo sabiendo que jamás lo entenderá.

–Y Dani también.–pronuncia Amy con una sonrisa radiante.–Si no fuera por él...

–Dani me dio la fuerza que necesitaba.–admito mirando para otro lado.–Él es el que más debe odiarme.

–Déjame dudarlo.–me dice sobresaltándose por el ruido de la puerta al abrirse.

–¡Amy, Hanna!–oigo la voz del que creo que es Marc.–¿Que es eso tan importante que...?–se me queda mirando como si fuese un maldito fantasma.–¿Nicky?

–¿Sorpresa?–dudo levantándome para acercarme tímidamente a él.

–Eres gilipollas.–dice cogiendo mi mano y atrayéndome hacia él.–Muy gilipollas.–me abraza conteniendo el aliento.–Yo ya pensaba que no volvería a verte nunca.

–Pues yo no dejaba de pensar en el momento en que os volvería a ver

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Pues yo no dejaba de pensar en el momento en que os volvería a ver.

–Joder.–gruñe y doy una suave carcajada.–Gilipollas.

–¿Como puede ser que lo primero que oiga siempre al entrar en casa sea un insulto?–se oye la voz de Mario cerrando la puerta.–Sois demasiado impo...hostia.

–Hostia.–pronuncio yo al ver al chico flacucho con el que me crié convertido en una figura de gimnasio.–Te llego a ver por la calle y no te reconozco.

–Lo mismo digo.–sonríe acercándose lentamente a mi.–¿Cuando dejaste el negro a un lado?

–Poco después de irme.–doy una suave risilla abriendo los brazos .–Va, deja el orgullo y dame un abrazo, que se que me has echado de menos.

–Sigues siendo igual de creía.–sonríe apretándome fuertemente a él.–Y esto no ha sido lo mismo sin ti.

–Y esto no ha sido lo mismo sin ti

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eres todo lo que quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora