Salgo de mi habitación después de mirarme en el espejo varias veces y bajo las escaleras para encontrarme con Nicky ya preparada, o eso creo. Lleva unos vaqueros color marrón, una camiseta que creo que es de Marc y unas botas que por alguna razón le gustan. Frunzo el ceño decidida a reprocharle pero antes de que lo haga me hace callar.
–No digas nada.–sonríe de lado agarrando su bonita melena en un moño despeinado.–Y vamos para allá.
–No sé qué le ves de bonito a esa camiseta.–digo sin poder reprimir mis ganas de criticar su ropa.
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Veo cómo se coloca las gafas de sol que le regalé el año pasado por su cumpleaños y me sonríe sarcástica.
–Adelante, dilo.–bufo caminado discreta a su lado.
–Vas a una cita, no a una comunión, no sé qué haces con vestido.–habla al fin haciéndome rodar los ojos.–Mira, es aquella urbanización de allá.
–¿Qué vais a hacer?–me intereso.
–Se supone que ver una película, intentare que sea de miedo.–sonríe y asiento conforme.–¿Y vosotros?
–Ni idea, no ha querido decirme dónde me iba llevar.–me encojo de hombros.–Dice que así es más emocionante.
–Es aquella casa.–señala y abro los ojos como platos.–Es increíble, ¿no?
–Ahí podrían vivir cien personas.–le digo en un susurro, aproximándome a la entrada.–¿Toco?
Nicky asiente y le doy varias veces al timbre. Es Jesús quien da al interruptor de la verja y nos abre para que podamos entrar a los jardines de la mansión. Por cada paso que doy, mis ganas de vivir en una casa como esta aumentan, pero todo eso se me va de la mente cuando Jesús Oviedo se me planta delante con una perfecta sonrisa en su rostro. Joder, es incluso más guapo que en las fotos. Le sonrío torpe antes de darle dos besos y ser observada por la mirada divertida de Nicky.
–Jesús.–le saluda ella con una sonrisa.–He quedado con Dani, ¿está?
–Hostia Nicky, no me había dado cuenta de que estabas.–habla nervioso y frunzo el ceño.–Si...si, Dani está en su habitación, creo.–se echa las manos a la cara.–Eh...ya sabes dónde está.
–Claro.–vuelve a sonreírle mientras pasa delante de él.–Ah, cuídamela.
–Tranquila.–le guiña un ojo y en menos de dos minutos estamos completamente solos.–Bueno...