11.

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Nicky

–¿No vas a decir nada?–pregunto algo incomoda por el silencio que se ha formado una vez he entrado al coche.–Óscar...

–No me gusta admitir que me he equivocado, ¿vale?–susurra y lo miro extrañada.–Quizá ese chico...–me mira por unos segundos.–El caso es que te he visto sonreír como no lo hacías en mucho tiempo, y eso me gusta.

–¿Enserio?–sonrío casi sin darme cuenta.–Pues no se porqué.

–Yo sí.–me mira de reojo.–Te hace sentir viva.–susurra.–Y feliz.

Lo miro unos segundos pensando en lo que ha dicho, quizás tenga razón, quizás estar con Dani me esté gustando más de lo que debería.

Pasan varios minutos hasta que aparca a dos calles de nuestra casa y bajamos en un completo silencio. Sé que algo le preocupa y no sé que es, puede que sea Dani, o incluso yo, pero sé que si le pregunto ahora no me lo dirá. Es mejor que espere.

–Ves a ver a Hanna, ya sabes que odia dormirse si no te da las buenas noches.–me pide abriendo la puerta principal.

–Voy.–hablo en susurros acercándome a la escaleras. Las subo sin hacer ruido y entro sigilosa en la habitación de la pequeña.–Hola, ¿estás despierta?

–Si.–enciende la luz y la veo sonreír.–Te estaba esperando.

–¿Qué tal el día?–le pregunto sentándome a su lado en la cama.

–Muy bien.–agarra mi mano.–Hoy en clase, un niño guapo me ha dicho si quiero ser su novia pero...–me mira y no puedo evitar sonreír.–Le he dicho que no.

–¿El guapo?–dudo y asiente acomodándose.–¿Y porque le has dicho que no?

–Porque te escuché decir que tener novio era una tontería.–admite en un susurro.–Y que el amor no existía.

–¿Sabes?–la arropo.–Eso lo pensaba antes de darme cuenta de que si existe.–me acerco para darle un beso en la frente.–¿Me voy a dormir, vale?–le acaricio la mano.–Buenas noches.

–Buenas noches teta.–susurra y no puedo evitar sonreír de camino hacia la puerta. Me encanta que me considere su hermana, no se, con ella siento que aún me queda familia.

–Ya me estás contando todo.–habla de repente Amanda, pegándome un susto.

–Joder.–musito entrando en nuestra habitación y quitándome la ropa poco a poco. Me pongo el pijama bajo su atenta mirada y suspiro al verla sonreír.–Ha estado bien, ¿vale?

–¿Solo bien?–alza una ceja con
seguridad.

–Ha estado genial.–intento ocultar la sonrisa.–Tanto que mañana hemos vuelto a quedar.

–¡¿Qué?!–grita emocionada.–Dios, dios, dios.–se sienta a mi lado con las piernas cruzadas.–Dime que os habéis besado.

–No nos hemos besado.–contesto dejándome caer para atrás con una sonrisa.–Pero no sé, ¿es raro que me sienta cómoda cuando estoy con él?

–No.–sonríe.–Eso es que te encanta.

–Es que...–me muerdo el labio.–No se lo que ha echo para que mi corazón tenga ganas de querer de nuevo.

Eres todo lo que quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora