Nicky
–No voy a dejar que vayas tú sola, entiéndelo.–gruñe Dani subiéndose al coche.–He visto lo peligroso que puede llegar a ser tu padre.
–Y también lo buena que soy yo enfrentándome a él.–me cruzo de brazos.–¿No entiendes que lo que me da miedo es lo que te pueda pasar a ti?
–Estos dos años he cambiado mucho, y no me vas a hacer cambiar de opinión.–se abrocha el cinturón previendo enfadado.
–Joder, pues sigues igual de cabezota.–gruño encendiendo el motor y arrancando el coche. Conduzco en dirección a la casa donde ahora vive, y no tardo mucho en llegar. Dani parece haberse calmado un poco, y baja del vehículo esperándome a que lo haga yo también.–¿Tienes miedo?
–No.–contesta obvio frotándose la nuca.–Vamos.
Dos hombres bastante grandes nos impiden el paso una vez hemos tocado al timbre, y antes de que me lo espere, mi padre aparece mirándome bastante sorprendido.
–Debería darte las gracias por usar la puerta en vez de la ventana, es un logro por tu parte.–me mira sin ninguna expresión en la cara.–Tom, Jackson, cogerlos.
Intento resistirme al agarre pero cuando veo como Dani no puede hacerlo, me quedo quieta y ambos hombres nos entran a una gran sala con un sofá negro de cuero y una mesa gigante de madera de roble.
–Supongo que estarás aquí por tu querida hermana.–me mira de arriba a abajo.–No la tengo yo.
–Lo sé.–sonrío orgullosa.–Siempre he ido un paso por delante de ti. deberías estar acostumbrado.–se queda en completo silencio y lo veo tensar la mandíbula. –Por eso me quieres aquí, ¿no?–me deshago del agarre del hombre dándole una patada en sus partes.–Porque siempre he sido mejor que tú en todo.
–¿Para que has venido?–me mira sorprendido.–Has escondido a tu hermana en algún lugar de este maldito mundo y ya no puedo chantajearte, pero aún así, aquí estás.
–Quería ver tu cara cuando te enteraras.–me acerco a él.–Y de verdad que ha merecido la pena.
–¿Sabes una cosa?–me mira vacilante.–Me acabo de dar cuenta de que jamas podría fiarme de ti para tenerte en un grupo tan importante como es el mío, pero en cambio, la pequeña Hanna...hará lo que yo le diga sin rechistar.
–El problema es que jamás la tendrás.
–¿Estas segura?–alza las cejas mirando hacia detrás.–Porque como no empieces a hablar mataré a tu amiguito.
Me giro rápidamente y veo como un hombre apunta con una pistola a Dani, y que él, está verdaderamente asustado. Me quedo si aliento y me maldigo en voz baja por haber sido tan estúpida y dejar que Dani me acompañara. Pero tampoco podía hacer nada.
–El chantaje jamás ha funcionado conmigo.–es lo único que logro contestar.
–Lo imaginaba.–susurra y antes de que me lo espere cuatro hombres me apuntan a mi con varias pistolas y mi padre se coloca al lado de Dani.–Pero con el seguro que lo hace.
–Dani.–lo miró fijamente.–No digas nada.–susurro.–No me va a matar.
–Chico, ¿donde está Hannah?–se chupa los labios con paciencia.
El se mantiene firme, sin decir absolutamente nada, por lo que mi padre comienza a cabrearse.
–Dani, confía en mí y no digas nada.
–Te juro que la mato.–le susurra él al oído.–Verás como le disparan cuatro veces, una muerte lenta y dolorosa, una bala detrás de otra, matándola por completo y manchando tus ojos de...
–¡Para!–grita bastante alterado.–No le hagas daño, por favor.
–Pues dime lo que quiero saber.
–¡Dani no!–grito pero un hombre me tapa la boca impidiéndome hablar. Joder.
–Hannah está...está en los Ángeles, no se nada más.–tartamudea muerto de miedo.
Lo miro terriblemente sorprendida. ¿Que acaba de hacer? Joder, lo ha mandado todo a la mierda. Acaba de poner a mi hermana en peligro, en un grave peligro. No sé cómo lo ha podido intimidar sabiendo que jamás podría matarme, que sin mi jamás la encontraría.
–Soltadla.–grita mi padre saliendo apresuradamente por la puerta.–¡Nos vamos!
Caigo de rodillas al suelo viendo cómo desaparecen todos, menos Dani, que se acerca corriendo a mí para ayudarme a levantarme.
–¡¿Que has echo?!–grito perdiendo por completo los papeles.–¡Has mandado a mi hermana al infierno, joder!–doy varios pasos de un lado para otro.–¡No deberías haberle dicho nada! ¡Que me matara si tuviera los cojones suficientes pero..!
–¡No podía verte morir!–grita haciéndome callar. Me quedo mirándolo varios segundos hasta que aparto la mirada dispuesta a irme.
–Pues haber cerrado los ojos.
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Sé que es corto pero estoy hasta la figa de exámenes y puff. Además quería que acabara justo ahí jejeje.
Espero que os este gustando, y anunciaros ya que ya quedan pocos capítulos uuuups.
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Eres todo lo que quiero.
Teen FictionQue me has enseñado a vivir en vez de a ver la vida pasar, y en esa diferencia se esconden todos los matices que te definen.