Es increíble la tensión que hay en el ambiente en estos momentos d ella noche. Solo se oye a Marc pinchar un trozo del pollo que hay para cenar y los suspiros cansados de Hanna dejándonos bien que está llena.
–Estas agotada, pequeña.–hablo tragando saliva y ella asiente sonriente.–Ven, te acompañaré a la cama.
–Echaba de menos que me dieras las buenas noches.–dice agarrando mi mano y guiándome hacia su pequeña habitación.
–Y yo.–sonrío sentándola en la cama y tapándola con el cubre.—Aún no creo que este con vosotros de nuevo.
–¿No te vas a ir, no?–susurra sin soltarse de mi mano.–Me da miedo despertarme y que no estés.
–No voy a irme a ninguna parte.–le sonrío de lado.–No sin ti.
–¿Lo prometes?–me mira fijamente a los ojos.
–Lo prometo.–susurro dándole un beso en la frente.–Buenas noches.
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–Buenas noches Nicky.–sonríe mientras se abraza a un osito de peluche.–Te quiero.
Le sonrío ampliamente mientas cierro la puerta sin hacer mucho ruido y cuando me giro doy un bote al encontrarme con Oscar mirándome.
–Quería disculparme.–habla mientras sus ojos expresan una ironía algo incomoda.
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–¿Por darme esa bienvenida o por comportarte como un capullo?–le pregunto ladeando la cabeza.
–Por ambas.–consigue decir algo desconcertado.–Pero no puedo disculparme por quererte, eso yo no lo decido.
–Eres mi hermano, Oscar.–miro hacia otro lado.–No entiendo cómo...
–Yo tampoco lo entendía, o no quería entenderlo hasta que te fuiste.–me mira fijamente a los ojos.–Pero cuando empecé a echarte de menos como a nada...
