Hola! Como han notado no he tenido tiempo de escribir y no creo poder tenerlo hasta un tiempo....
Pero en cambio les dejaré una historia que me gustó; esta situada en lo que sería el verano entre el 5° y 6° año, obviamente es un Romione, pero la historia es "inventada" aunque lo único cambiado son apenas algunos detalles. Les dejaré el primer capítulo aquí, y si están interesados en seguirla podrán encontrarla bajo el nombre de "El precio del amor".
Joshiferisreal1
--------------------------¿Quién dijo?
Desde que Hermione Granger puso una silla fuera y se sentó en una de las mesas frente a la heladería Florean Fortescue, se dijo a sí misma por centésima vez, que el aceptar esa cita había sido un error. Tembló al pensar en la carta inesperada que había recibido de Viktor Krum dos días atrás. Él tenía que jugar un partido contra Inglaterra al final de la semana, pero le informó que volaría más temprano sólo para verla. Parecía tan entusiasmado... Hubiera sido descortés de su parte rechazar su invitación. O por lo menos fue así como trató de justificárselo a sí misma. Su primer impulso había sido el de responderle inmediatamente y rechazar la invitación con una..., bueno, no había otra palabra para definirlo, con una mentira. No podía decirle la verdadera razón por la cual no quería ser vista con él en el Callejón Diagon.
«Mira Viktor, ya hemos hablado de esto. Sabes que siento algo por otra persona y por eso sólo podemos ser amigos. Ya te lo he explicado en reiteradas ocasiones. Bueno, sucede que este alguien también tiene dos hermanos escandalosos que convirtieron el escuchar a hurtadillas en una nueva forma de arte. Ellos han abierto una tienda a... ¡oh!, metro y medio de donde quieres que nos encontremos y realmente preferiría que no me vieran. Tú entiendes, ¿verdad?».
«Claro que él no entendería. ¿Por qué simplemente no le dije que estaba de vacaciones con mis padres y que estaría fuera de la ciudad? Hubiera sido todo mucho más sencillo».
Hermione reflexionó un poco mientras esperaba sentada.
«Y tú sabes por qué... -se respondió a sí misma-.. Ya le he dicho una y otra vez que mi corazón pertenece a alguien más, pero él no escucha. Tengo que hacerle entender que ésto no puede ser y lo tengo que hacer en persona; se merece eso, al menos».
Hermione estaba tan sumergida en sus propios pensamientos que no notó llegar a dos compañeras de escuela, Parvati y Padma, cuando ambas se sentaron en una mesa cercana a la de ella.
-Hola, Hermione -dijo Parvati, cogiendo una cuchara y tomando un trago de su helado.
-¡Oh! -respondió Hermione, tomada por sorpresa-, hola. Es una agradable sorpresa verlas por aquí. ¿Están comprando las cosas para el colegio?
-No, sólo nos vamos a encontrar con unos amigos, ¿y tú? -preguntó Padma educadamente.
-Lo mismo.
-Ah, ¿te verás con Harry, entonces? -Padma lucía bastante entusiasmada.
-Em... -comenzó Hermione-, no exactamente. Voy a encontrarme con...
-¡Oh, mira! -chilló Padma, apuntando sobre el hombro de su hermana-. ¡Es Victor Krum!
Y así era. Ahí estaba él, caminando hacia ellas con la frente fruncida, luciendo tan malhumorado como siempre. Y no a más de cinco pasos detrás de él, Hermione notó el murmurar de las jovencitas que comenzaban a congregarse.«Ah, genial... -pensó Hermione-, tendré que hacer esto frente a su club de admiradoras».
***
Al abrir la puerta y entrar al baño lleno de vapor, Ron Weasley se llevó el susto de su vida. Alguien más estaba ahí dentro, alguien que era demasiado pequeño como para ser uno de sus hermanos, y aunque no podía explicar cómo, sabía que tampoco podía ser Ginny. Mientras estaba allí parado contemplando aquel inesperado descubrimiento; el agua dejó de correr y escuchó la cortina de la ducha moverse a un lado. Desafortunadamente, la densidad del vapor era tanta que no le permitió ver el contorno del individuo delante suyo, pero pudo entrever que definitivamente se trataba de una mujer. Dio unos pasos indecisos hacia delante y se desilusionó al ver que ella ya tenía una toalla envuelta alrededor de su cuerpo. Como la chica estaba de espaldas, no pudo notar su presencia. Ron observaba atento como ella se inclinaba dejando su largo y húmedo cabello caer encima de su rostro, y recogía una segunda toalla del piso. Rápidamente, ella se la echó encima y comenzó a frotarla contra su pelo para secárselo. Los ojos de Ron comenzaron a delinear sus piernas silenciosamente, deseoso de que la toalla continuara elevándose un poco más. Dejando la toalla en sus manos, la mujer se enderezó, y en cuanto lo hizo, dejó caer sus mechones húmedos sobre su espalda.