Capitulo 8.

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Suspiro nerviosa y camino lentamente hacia la entrada de la imponente mansión, miro de reojo a Poncho y vio como este le dio una pequeña sonrisa ladeada y sonrio. Bueno ya te metiste en esto ahora te aguantas, penso mientras le abrian la puerta principal.

No sabia donde se habia metido Maite, pero se habia ido apenas llegaron a la casa, supuso que a avisar a su abuelo de la visita sorpresa de Anahi. Miro sus manos entrelazadas y trato de permanecer impasible.

-Vamos al salon, deben esta ahi- dijo el para llenar el silencio y calmar su nerviosismo, ella asintio y lo miro divertida.

-Dejame que yo hable- dijo ocultando una sonrisa y el rodó los ojos divertido mientras ella reía por su gesto. Claro porque el lo podría arruinar. Ani se acercó a el y le dio un beso en la mejilla- Todo va a salir bien ya verás...

Mientras Maite subía apresurada hacia el despacho de su abuelo al no encontrarlo en el salón, no pensó siquiera en tocar la puerta simplemente la abrió apresurada y se acercó al escritorio, aun su abuelo no había levantado la vista cuando ella dio un leve golpe al escritorio.

-Ahora que pasa Mai- dijo su abuelo, ella rodó los ojos y carraspeo para llamar su atención- Maite basta, debes aceptar que Alfonso esta haciendo su vida y...

-La novia de Alfonso esta abajo- dijo ella cortando las palabras de su abuelo que instantáneamente levanto la vista y sus ojos se iluminaron- La encontré en la oficina de Alfonso y la invité- dijo ella con una leve mueca. Sabía que su comportamiento no era el más adecuado pero nadie la podía culpar, era la reacción normal de cualquier hermana menor que estaba acostumbrado que su hermano fuera un ermitaño.

-Nunca había amado tanto tus berrinches- dijo su abuelo levantándose y dándole un beso en la frente mientras salía corriendo emocionado, ella río levemente y salió detrás de su abuelo, de repente Enrique paro y ella lo miro interrogante- Soy un adulto, comportate- se dijo a sí mismo y ella negó divertida, su abuelo era todo un personaje, vio como el se asomaba hacia el salón y se acomodo mirándola- Es la misma Mai, oh por Dios, los santos escucharon mis súplicas. Maite llama a tu padre y dile que venga inmediatamente- dijo el hombre emocionado y ella rodó los ojos- Ah y busca la cámara- le apunto y luego con una sonrisa emocionada fue directo al salón.

Bufo molesta y se cruzo de brazos, la emoción de su abuelo estaba justificada pero nadie decía que ella debía estar igual. Busco su teléfono y se dispuso a llamar a su padre, que le respondió con la misma emoción que su abuelo, de nada le había servido repetirse que debía estar feliz por su hermano, no le hacía ninguna gracia que haya decidido tener un romance en secreto, bueno podía ser en secreto pero no de ella.

-Amor relájate ¿si?, ni siquiera le haz hablado, ni sabes porque no te dijo- escuchaba la voz de su novio mientras rodaba los ojos y hacia un puchero- No hagas puchero bebé, más bien deberías ir al salón antes de que tu abuelo la asuste. Ya voy saliendo de la oficina, voy directo hacia allá.

-Tu lo que quieres es joder a Alfonso- dijo ella y escucho la risa de su novio al otro lado de la línea, lo que la hizo sonreír- Esta bien amor, voy a tratar, te espero- dijo Maite para colgar, suspiro y trato de apartar sus celos. Su hermano consiguió a alguien que lo amara y debía estar feliz con eso o al menos intentarlo.

Ani miraba de Alfonso hacia Enrique Herrera que los miraba desde el sofá de cuero para una persona frente a ellos con una sonrisa pícara en el rostro miro a su novio y río. Poncho desvío la vista de su abuelo al sentir la risa de Ani y la miro interrogante.

-Te ves muy gracioso incómodo mi amor- dijo ella sonriendo hacia él, Alfonso rodó los ojos y sonrió.

-Claro, burlate de mi- dijo el y escucharon a Enrique suspirar, Ani volteo hacia el sonriendo mientras Alfonso lo miraba serio.
-Es que es tan inesperado y emocionante, presiento que en cualquier momento voy a despertar y Alfonso va a seguir siendo el mismo ogro de siempre- dijo su abuelo y el Bufo mientras Anahi soltaba una carcajada. Definitivamente amaba a este hombre, se dijo la rubia cuando el señor Enrique comenzó a reírse con ella. Al principio le había parecido incómodo que estuviera solo sentado ahí observándolos sin decir nada, pero gracias a sus dotes de actuación (y a las pequeñas caricias que Poncho le hacía en su mano) había conseguido relajarse.

Aventurera (Ponny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora