Capítulo 7 Amor oculto

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Cuidado con lo que deseas.

Si en el pasado le hubiesen preguntado si le temía a los vampiros era muy posible que se riera en sus caras por decir algo tan absurdo, pero, si se lo preguntaran ahora estaba más que asegurado que se le pondrían los pelos de punta ante el solo nombramiento.
Esos seres, eran peligrosos, les temía.
¿Quién en su sano juicio no lo haría?
Sus ojos vieron incrédulos la comida frente a él, y es que, no le cabía el hecho de que un ser tan cruel con ese le tendiese un plato así sin más, sin habérselo ganado. ¿Cuál era su intención? ¿Engordarlo para después comerlo? ¿Dejarle tomar su última comida?
Sintió su cuerpo estremecer, definitivamente, ninguna de esas ideas le agradaba.
Tomo el vaso sintiendo su mano temblar, desvío la mirada al suelo en un intento de calmar sus nervios. Seguro, su actitud debía de divertir mucho.
Mientras el pequeño se aterrorizaba con sus errados pensamientos, "el aterrador vampiro" le veía con ternura.
Era tan lindo, menos mal que lo encontró él y no alguien más.
Era tan tierno, le acordaba tanto a su hermano, ese que lamentablemente murió, dejándole con un vacío que no ha logrado eliminar aunque ya hubiesen pasado muchos años. Y es que él era su otra mitad, y ahora que había muerto se encontraba incompleto.
Él debió morir también, quería morir junto a él, pero para su desgracia, el destino no le dejaría marcharse con él.
Ese "niño", le recordaba a la forma de ser de su pequeño hermano, eran tan idénticos, solo faltaba que sus ojos fuesen mieles y sería la copia exacta. Y es que... ¡Hasta tenía el nombre de su amor secreto y nunca correspondido!
Aún recordaba esas noches en la que se la pasaba llorando, odiándose por ser un maldito enfermo, detestando el hecho de que su amor estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Porque...él nunca le correspondería. ¿Cierto?
Fue tan doloroso ver su cuerpo tirado en el suelo, tan pálido, con sus ojos abiertos en una clara expresión de terror. Y más doloroso fue el admitir que su corazón ya no volvería a latir, que había muerto, yéndose así de su lado para siempre. Su gemelo había muerto, ya no podrían bromear nunca más, ya no podrían irse juntos de ese mundo como lo habían planeado.
- ¿Deseas algo más? - preguntó con una enorme sonrisa. Aunque el menor la creyese fingida, definitivamente no lo era, pues lo único que intentaba era recuperar el tiempo perdido con su " hermanito", no debería mentirse a sí mismo, pero deseaba tan desesperadamente regresar a esos tiempos...
-A-Así estoy bien- tartamudeo sintiendo su voz temblar. Sus cabellos negros, esos que le llegaban hasta media cintura yacían ocultando parte de su rostro al vampiro de ojos mieles. Él, ha diferencia del mayor había sido hijo único. Y por ende, seguía lamentando el hecho de no tener un hermano mayor que le protegiera de las burlas, o del peligro como al que ahora se enfrentaba, era muy curioso el ver el como su más oculto deseo se cumplía antes sus ojos sin que este se diese cuenta.

Risas, eso era lo único que se escuchaba.
El sol ahora daba sus últimos rayos de luz para luego desaparecer entre la oscuridad.
La brisa apenas era perceptible.
Y muy a lo lejos, la figura de dos niños tomados de la mano es visible. Aunque uno de ellos, fácilmente podría ser confundido con una niña por su largo y bien cuidado cabello negro, además de las delicadas facciones que posee.
Es lindo, tanto que parece un ángel caído del cielo, sus ojos mieles reflejan una emoción tan grande que a cualquiera le parecería tierna. A su lado, permanece un joven de su misma edad, que a pesar de no parecer tan atractivo en ese momento, sus facciones menos delicadas (y según su madre) prometen que será un joven bastante apuesto en un futuro, su cabello es corto a comparación a del su acompañante que llega hasta sus hombros, el suyo, llega un poco más abajo de sus orejas, su flequillo cubre uno de sus ojos mieles, esos que muestran determinación, su cabello es de un tono rubio, uno muy claro y se nota que cuida muy bien de su cabello para que se mantenga tal y como está. Viste ropa ancha mientras que su acompañante viste ropas ajustadas.
Son dos polos opuestos.
-¿Tommy...?- la melodiosa voz del niño de cabello negro se hace presente, ve fijamente al joven de cabello rubio, con una mirada, que simplemente enternece al más grande ellos.(por tan solo diez minutos)
Sonríe levemente, de esa forma que solo puede sonreír a su pequeño hermanito.
- ¿Qué sucede Billa?
El menor le ve un tanto nervioso.
- Si morimos... ¿Ya no estaremos juntos?
Le vio enternecido, su hermano era tan inocente, que temía dejarlo sólo por temor a perderlo.
- Estaremos toda la vida juntos, llegamos juntos al mundo y juntos nos iremos de él.

La mascota del depredadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora