Capítulo 17 Cuidando al humano, día 1

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Los sueños llegan despacio y se van rápido

Si cuidar de un humano consciente era difícil, no quería ni imaginar cómo sería tratar con uno inconsciente.
La paciencia nunca había sido su virtud, siquiera cuando aún se encontraba "vivo".  Decir que eso había cambiado sería la peor mentira que podría llegar a decir.
El peso del menor no era ningún problema, este era delgado, casi que le llegaba a preocuparle.  Más le valía no hacer una dieta, o quedaría solo en huesos.

Suspiro cargándole como un saco de papas, discúlpenlo, lastimosamente la delicadeza tampoco era una de sus cualidades.

Con paso lento se dirigió hasta la habitación del menor, esa que lucía tan desordenada como la última vez que le vio.  Ahí le puso - o más bien, le lanzó- sin mucho cuidado.  No obtuvo ni un solo quejido de parte del más pequeño.

Sinceramente, se preguntaba qué debía hacer ahora,  habían pasado muchos años desde que perdió su humanidad, y ahora, no recordaba bien qué hacer en caso de tener fiebre.

¿Le metía al baño y le ponía bajo el chorro de agua fría? ¿Le cobijaba y esperaba a ver que sucedía?

Joder, había pasado mucho desde que tenía una mascota y no podía perderle solo por habérsela metido hasta el fondo y provocarle una depresión.  Apostaba sin temer miedo a equivocarse que el menor había permanecido en su cama sin su ropa bastante rato por temor al dolor a la hora del moverse, o simplemente por pensar que podría encontrarle al salir de su habitación.

¿Había sido tan rudo?

Tal vez...intentaría tener más cuidado la próxima vez.

No le gustaba para nada verle así, con esa camisa desgastado, que tan solo servía para cubrir un poco su piel.  

Se decidió por darle primero un baño con agua fría, aunque eso lleva con sigo tener que desnudarle y soportar la tentación, aunque luego de verle, no le gusto para nada lo que vio.

Su piel pálida estaba cubierta de moretones que no tiene ni la menor idea de en qué momento se los hizo, por su cadera, puede ver claramente impresa la marca de sus manos y unos cuantas marcas de chupetones que si se pone a pensar, realmente lucen dolorosos.

Comenzaba a arrepentirse, eso...nunca había sucedido.


¡Perdón por la espera!

*huye antes de que le peguen*

He tenido problemas con esta historia sinceramente, y tengo tantas ideas que no logro saber como acomodarlas.

Eeen fin...

El siguiente capítulo estará dedicado a la primera persona que comente.

Y díganme,  ¿qué les parece la actitud de Zack? ¿Le aman? ¿Desean matarlo por hacer sufrir a vuestro pequeño Lewis? 

Nos leemos luego

Emilyeliza

La mascota del depredadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora