El fracaso es una oportunidad
para empezar otra vez con más inteligencia - Henry Ford
Estaba enojado, no más bien debería decir furioso. ¿Y cómo no estarlo?
Aquel con el que solía estar todo el tiempo, su único amigo. Ahora se encontraba lejos de él, coqueteando con una linda rubia bien dotada. ¿Y él qué hacía?
Pues a él le tocaba alimentar las cabras por si solo, esos animalejos que aunque no lograba saber por qué le odiaban con todo su ser -¿sería debido a que cuando estaba pequeño pateó a una que le creyó pasto fresco?-
Apretó sus puños con fuerza.
De todos los días que pudo elegir, justamente había sido ese. Cuando finalmente cumplían sus anhelados dieciocho años. Le había preferido a ella , una desconocida antes que a él.
No era tarado, sabía bien que en algún momento tendrían que separarse, que ambos se casarían y cada quien se iría por su lado. Pero por alguna razón se sentía demasiado dolido por ello.
-¡Tonto Thomas!- gritó con fuerza espantando uno que otro pájaro que se paseaba entre los árboles de ese viejo bosque.
Después de terminar con las cabras su madre le había pedido ir por leña para la cocina, se había agotado más rápido de lo que habían pensado, pero, eso era algo que los dos debían hacer.
-Tonta rubia...- murmuró molesto, tomando los primeras ramitas que encontraba en su camino, porque sí, él no era muy llevando cosas pesadas, y mientras se agachaba para tomar una nueva, otra se le caía.
-¿Necesitas ayuda?
Levantó de inmediato la mirada topándose de paso con un par de ojos carmesí, el hombre vestía ropas simples, era castaño y bastante robusto.
Tal vez fue muy iluso de su parte el haberse quedado ahí parado luego de haber sentido tremendo estremecimiento, además de no darse cuenta de que esa cara no era conocida. Pero no es como si realmente hubiera tenido muchas oportunidades.
Por otro lado, posiblemente las cosas no habrían resultado de esa manera si ambos hubiesen estado juntos.
Tal vez no se habría sentido tan mal de no haber sido tan duro con el pequeño.
"-¡Tom! ¡No puedes irte, prometimos que pasaríamos este día juntos! ¡¿Romperás tu promesa?!
-¡Cállate ya William, es solo un día más! ¡No es mi culpa que seas una niñita y no puedas conseguirte una mujer!"
Siempre su boca echaba todo a perder, pero al menos podría llegar en la tarde, cuando su enojo ya se hubiese esfumado lo suficiente y pedirle perdón.
Tan idiota...
***
Cuando había llegado el momento de la verdad, sintió una desesperación tan terrible que ni siquiera podía concentrarse entre ese buen par de tetas que tenía entre sus manos. Lo cual en realidad le pareció demasiado raro.
Bill...
Se vistió a toda prisa, y casi saludó al piso al no ponerse bien los zapatos.
Corrió a todo lo que sus pies le dieron, ignorando los gritos histéricos de la rubia que ya no podría darle una buena noche después de tal plantón.
Bill...Bill... ¡Bill!
Cuando llegó era demasiado tarde, su pequeño y hermoso hermano, el amor de su vida , estaba muriendo.
-T-Tommy...- logró articular con dificultad, atragantándose entre su propia sangre.
-E-Estoy aquí Billy...viene por ti...perdóname...- su voz tembló, y juraba que realmente intentaba ser fuerte. No obstante, el menor le sonrió y acarició su mejilla como si intentará consolarlo, como si sintiera su dolor, su desesperación, su miedo.
Su luz se estaba apagando.
- ¿Tom...si muero nos separaremos?
-¡No! ¡No digas eso! ¡Siempre estaremos juntos! ¡¿Lo recuerdas?!- sollozó- ¡Nacimos juntos y nos vamos juntos!
El menor le atrajo con cuidado y besó su mejilla.
-No es tu culpa...
-¡Si lo fue! Si no te hubiera dejado...
-Tommy prométeme que serás feliz...- el mayor negó- Por...cof...favor...
-Lo seré ...
-Tommy...te am...- y su mano, esa que sostenía la suya...cayó.
Su luz, su vida murió, se fue sin él.
+++
¿Qué les pareció? ¡Espero comentarios!
Me apresure lo más que pude después de ver esos lindos comentarios que me dejaron, muchas gracias.
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La mascota del depredador
VampireNunca debió cruzarse en su camino, nunca debió enamorarse del predador.