Capitulo 2

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Después de que David se fue y que ya no escuche a mi padre maldecir en la sala, fui al baño y tome una ducha, estaba recostada en la cama a punto de quedarme dormida, cuando unos pequeños golpes sonaron en mi ventana, alguien estaba golpeandola con piedras minúsculas. Me levanto para abrir la ventana y ver quien es el idiota que no me deja dormir.
- ¡¿Que estas haciendo aquí Raúl?!. Exclamo con cuidado de que ni Damian ni David me escuchen.
- Tengo que hablar contigo, hazte a un lado y déjame entrar. Hice lo que me pidió pero no porque tuviera ganas de hablar con el sino porque era obvio que se trataba de algo importante. Para entrar escala el árbol cerca de mi ventana y fácilmente se desliza dentro.
- Habla rápido, quiero dormir. Le digo de mala gana, no estoy de humor para soportarlo.
- Ok, para empezar, Manuel esta molesto contigo por la forma en que lo dejaste, tal vez te lo diga en persona. Genial, pienso.
- Después lo arreglo, pero no viniste por eso, así que apresúrate.
- Tendremos una reunión mañana por la noche, solo iremos algunos, Manuel nos quiere ahí, pero no estoy seguro para que. Bien esto puede ser importante, y no habrá problema si no llego a dormir o llego un poco tarde de todas formas, nadie lo notara.
- Bien, ¿será donde siempre?.
- No, dijo que te avisara ahora para que arreglaras lo que tuvieras que hacer y no te negaras a ir. La ubicación te la haré saber cuan yo este enterado, así que por favor, lleva tu celular contigo o no salgas de casa. No salir de casa, mierda, más vale que sea importante, no puedo soportar aquí adentro todo el día, Damian me volvería loca.
- Ok, Gracias por avisarme. Le hago una señal para que se valla y entre la obscuridad, logro distinguir que sonríe levemente.
- Estamos en contacto, extraña. Dice saliendo de mi habitación.
Debo reconocer que Raúl es una de las pocas cosas que han valido la pena después de convertirme en... Lo que soy ahora, y no me arrepiento por conocerlo, tampoco a Manuel, gracias a el se defenderme y a funcionado más como mi padre que Damian, va a regañarme como nunca cuando lo vea, pero no fue mi culpa, el me pidió que lo golpeara, yo solo lo obedecí.

Abro mis ojos con dificultad por toda la luz que hay en mi habitación, apago la alarma que me despertó (además de la luz) creo que olvide correr la cortina después de hablar con Raúl, me levanto y voy al baño, antes de que David lo gane y provoque que llegue tarde al instituto.

Después de tomar la ducha me pongo la ropa que usualmente uso, jeans negros, un jersey color vino, mis converse negros y como hoy hace frío en Wisconsin como siempre, cojo mi chaqueta y un gorro negro, pero antes de usarlo cepillo mi cabello sin cuidado alguno. Cuando salgo de mi habitación David apenas esta saliendo para bañarse.
- Buenos días hermano. Lo saludo.
- Buenos días hermanita, ¿ya te vas?.
- Si tengo examen a primera hora, no quiero llegar tarde, nos vemos.
- Bien suerte, oh y desayuna algo.
- Claro, en el camino. Le grito bajando trotando las escaleras, cuando llego a la sala no la reconozco, creo que Damian la estuvo remodelando, todos los sillones están tirados, al igual que la mesita de centro con el florero vacío, y mi padre en el suelo rodeado por botellas vacías y dos cajetillas de cigarrillos sobre su cabeza, es triste ver al hombre que siempre considere mi héroe de esa manera tan humillante y se siente peor porque es mi responsabilidad. Abre los ojos lentamente y los centra en mi, frunce el ceño pero no sé si esta enfadado o sorprendido.
- ¿Que tanto miras pedazo de imbécil?. Bien esto me responde, esta enfadado, como siempre.
- Nada, ya me voy.
- ¡Pues lárgate de una vez! Me enferma verte. No siempre un golpe te daña, también las palabras y solo lo hacen si te importa quien las dice, y aunque mi padre me odie yo aún lo quiero.
- Papá, es tu hija no puedes tratarla así. Interviene David, que ya esta listo para irse a la universidad.
- Déjalo, esta bien, me voy. Digo y salgo por la puerta, escucho que discuten pero ya no quiero saber nada, solo quiero llegar al instituto, eso me distrae un poco por lo menos.
- ¡Hey, Kiara! Vuelve. Me grita mi hermano desde la entrada, me giro y finjo una sonrisa.
- ¡Llegaré tarde, hablamos luego!. Me despido con la mano y el me responde igual aunque dudoso.

En la escuela solo me esforsé para concentrarme en contestar correctamente mi examen, ya no pude más, y las demás clases me presente pero realmente no estaba presente.

En cuanto sonó el timbre tome mis cosas y algunos libros los guardo en mi loker para después salir, no tengo ganas de ir a casa porque estoy completamente segura de que Damian estará ahí, y con una resaca terrible. Esta decidido, no iré a casa.

No estoy preocupada porque llevo mi celular conmigo, así que si Raúl quiere localizarme lo hará por ese medio. Camino hasta las afueras de la ciudad, donde se encuentran unos edificios literalmente en ruinas, mas allá esta un prado, cerca están la vías del viejo tren, ya no viaja por ahí, remodelaron unas del otro lado de la ciudad y aquí es donde pasó mi tiempo cuando no estoy con el "grupo", o en casa, solo paso a la biblioteca por si necesito alguna información en los archivos.

Me siento en el prado, hoy el día esta frío pero algunos rayos de sol se asoman a través de las nubes, lo cual me da una iluminación perfecta para poder leer, siempre llevo un libro con migo y hoy lo agradezco más que nunca, no puedo ponerme ebria por la junta, además si Manuel me ve así o David tendré problemas.

Después de leer varios capítulos, mi teléfono comienza a vibrar, y es Raúl.
- ¿Puedes decirme porque carajos no estas en tu casa?. Me suelta Raúl en cuanto tomo su llamada.
- Ese lugar es el infierno en la tierra, ¿feliz?. Pienso lo que le respondí y es estúpido porque en donde sea que este es el infierno.
- Da igual, ¿dónde estas?, ya se donde es la reunión pero no es seguro decirte por celular, al parecer es... Importante.
- En el prado, cerca de las viejas vías del tren.
- Joder, mujer, en fin te veo ahí. Y cuelga, tal vez si platico un rato con el me sienta mejor, cierro el libro y me recuesto en la hierba, acurrucandome con mi chaqueta, y viendo como los pocos rayos de sol que había son succionados por las nubes.

Después de casi 30 min, Raúl aparece.
- Creí que me haría vieja. Le digo sarcásticamente.
- Muy graciosa extraña, no es mi culpa que estuvieras a las afueras de la ciudad. Raúl nunca me ha llamado por mi nombre, dijo que me llamaría "extraña", porque eso es lo que soy, y no me importa. Se sienta junto a mi y veo que esta sonriendo.
- ¿Y yo soy la extraña?. Niega con la cabeza.
- ¿Porque estas aquí?. Me pregunta.
- No importa, dijiste que ya sabias en donde era la reunión y para eso estas aquí. Vuelve a negar.
- Cierto, la reunión es en los edificios que hay aquí atrás, en el primero, último piso, pasada la media noche. ¿quieres que pase por ti?.
- No, llego por mi cuenta, ¿sabes quién más ira?.
- La verdad, no lo sé, Manuel solo me avisó a mí y me pidió que te lo dijera a ti. Me levanto y me despido, es tarde y cuando llegue a mi casa, será más tarde, tengo que hacer algunas tareas y si me voy ahora tendré el tiempo justo para volver a la reunión.
- Cumpliste las órdenes. Le digo mientras me levanto y tomo mi mochila.
- ¿A dónde vas?.
- Al mismísimo infierno en la tierra. Sonríe porque sabe que me refiero a mi casa.
- Suerte, extraña.
Me giro, saco mis auriculares y los conecto a mi celular para escuchar algo de mi repertorio musical mientras llego a casa.

Difícil Promesa ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora