Capitulo 26

7 1 0
                                    

Estoy en la parte trasera del coche que nos llevará al centro de Tennesse con mi hermano a lado.
- ¿Como estas?. Le pregunto.
- Se que debería sentirme mal, pero... No es así, me siento en paz.
- Lo se, yo me siento igual. En si no siento paz, pero si tranquilidad, mi hermano ya no corre peligro ni tampoco Raúl.

- ¿Como esta tu hermano caramelo?. Me pregunta Bastían cuando bajamos del auto.
- Bien, no creí que lo tomara así, pero dice que siente paz, y no puedo negarlo, yo igual. Me sonríe y me tiende su mano, yo la tomo y ahí está otra vez, ese jalón que se siente mas como una coneccion que recorre todo mi cuerpo.

Internarional Varcelli es de unas 20 plantas, tiene cristales en todos lados incluso sus puertas son de cristal.
- Manuel, David, Raúl, Bastían, vengan con migo, los demás quédense aquí, no tardaremos. Digo mientras cruzo las puertas, justo en frente hay un escritorio de madera en donde se encuentra la recepcionista, nunca me había sentido fuera de lugar pero ahora si, todas las mujeres visten atuendos formales y zapatos altos.
- Hola, quisiera ver al señor Franco Varcelli. Le digo a la señorita rubia detrás del escritorio, me ve de arriba abajo.
- ¿Tienes cita?. Me responde de una manera muy grosera.
- No.
- Pues entonces no puedes entrar. Joder, viaje 8 horas con 47 minutos, casi me matan para ver a mi tío, ¿y esta rubia me dirá que no puedo entrar?. La veo y le sonrió falsamente, me dirijo hacia los elevadores y pulso el piso 20, intuyo que se encuentra ahí, en todos los libros que he leído los magnates se encuentran en la última planta de sus empresas.
- Espero que no nos arresten extraña. Dice Raúl recargandoce en las paredes del elevador. Todos entraron, eso es bueno.

Las puertas se abren en la planta 20 y todos salimos, se encuentra otra señorita detrás de otro escritorio, debe ser la secretaria. Se levanta cuando me ve.
- Lo siento, pero debo pedirle que salga del edifico si no quiere que seguridad se encargue de ello. Me dice con una voz calmada.
- Lo siento mas yo, pero debo entrar, y usted no me lo va a impedir. Paso de largo y cruzo las puertas de madera robusta, y si, no me equivoque, estoy es la oficina de mi tío, esta llamando por teléfono y cuando me ve se queda sin palabras y cuelga el teléfono.
- Eres idéntica a...
- Juliet Varcelli. Completo su frase.
- Disculpe señor, llamare a seguridad para que la saquen...
- No Victoria, esta bien, sal por favor. Victoria sale sin hacer ruido y Franco después de darme una mirada más toma asiento en su silla. - ¿No te enseñaron modales? Esta no es una manera de entrar a la oficina de alguien. Dice con la misma voz cortante que cuando lo llame.
- Me enseñaron a no rendirme nunca, por eso estoy aquí.
- Debo reconocer que no creí que fueras a encontrarme, pero ya que estas aquí, ¿que es lo que quieres?.
- Solo platicar. Una sonrisa a penas perceptible se dibuja en sus labios.
- No hablare con ellos aquí.
- ¿Me pueden espera afuera por favor?. Les digo y ellos asienten.
- ¿Feliz?.
- Siéntate. Me señala uno de los sillones grises frente a su escritorio, hago lo que me pide. - ¿Algo de tomar?. Niego con la cabeza, es tan parecido a mamá, su cabello es del mismo tono del mio aunque con algunas canas. - Como no dices nada, comenzare yo, ¿donde esta tu madre?. Mierda, ¿que le digo ahora?.
- Murió hace tres años. Respondo enseguida. Su mirada refleja dolor.
- ¿Como?.
- La asesinaron por mi culpa, los hombres querían algo a cambio, ella se negó a dárselo.
- Si estas aquí para que yo te de información lamento decirte que has viajado en vano, no tengo como ayudarte.
- Ayer asesinaron a mi padre, sus últimas palabras fueron su nombre, vine a buscar respuestas y lamento decirle que no me iré hasta que no las consiga, así tenga que venir todos los días señor. Digo con toda la desicion que poseo.
- Tienes el carácter igual al de Julee. Dice después de un silencio. - Lamento la muerte de ambos.
- No importa, ya no están, solo queda entender el porque y si va a ayudarme.
- Me equivoque en no ayudar a Julee, pero a ti, contigo quiero marcar la diferencia. Si, voy a ayudarte, déjale tus datos a Victoria yo te llamo para vernos. Saluda de mi parte a tu hermano. Dice mientras se levanta y me acompaña a la salida.
- Estamos viéndonos tío Franco.
- Hasta luego sobrina.

Después de entregar mis datos a Victoria nos llevaron a un hotel en donde pasaremos la noche.

Estoy tan cansada, hoy a sido un día muy largo y ahora que lo medito recostada y lista para dormir pienso que es increíble que siga viva, cuando me estoy dejando llevar por el sueño escucho que alguien toca la puerta de mi recamara, me levanto y abro la puerta.
- ¿Te desperté caramelo?. Mierda, Bastían se ve tan sexy con ese pantalón para dormir que le cae delicadamente por las caderas y su camisa negra que envuelve perfectamente su figura, y claro como no, a mi se me ocurrió dormir con un short y una camisa que le robe a David, que por cierto me queda enorme.
- Emm... No, pasa. Digo tartamudeando, este hombre me va a matar. - ¿Que ocurre?. Le pregunto cuando veo que esta inmerso en sus pensamientos.
- Solo me preguntaba, ¿que ocurrirá ahora?.
- No te entiendo. Digo sentandome junto a él a los pies de la cama.
- Ya no hay nada que presente una amenaza para ti en Wisconsin, ¿te iras?. Oh, a Bastían le preocupa que me vaya, pero ¿porque?, ahora que el me lo pregunta yo tampoco lo había pensado, pero sinceramente no quiero irme.
- Dinora me llamo y me dijo que las clases comienzan la próxima semana.
- Sabes que eso no es una respuesta. Dice Bastían pasando su mano por su cabello, sus ojos brillan por el miedo, miedo a que yo... Me vaya.
- No, mis planes no son irme de Maine Bastían. Se levanta rápidamente de la cama y toma mi rostro entre sus manos, o por dios sus ojos, como amo sus ojos.
- Repitelo. Suelto una risita y su mirada se pone dulce.
- No me voy a ir, dije que terminaría aquí el instituto y lo voy a terminar, además dudo que me permitan regresar, debo ocupar la beca.
- Eso es genial caramelo, de verdad no sabes cuanto.
- ¿De verdad te importaría si me voy?, digo dejaría de ser un problema. Me levanto y me alejo un poco de el.
- La verdad Kiara, no estoy preparado para que dejes de ser mi problema. Su voz sonó tan intensa, sobre todo cuando le dio énfasis al MI. Yo solo sonrio tímidamente.
- Además, ahora tengo cosas porque quedarme. Digo en un intento estúpido por cambiar de tema.
- ¿A si?, ¿Como que?. Se nota que esta disfrutando el verme en aprietos, maldito.
- Pues mis amigos, emm, ahora Raúl también está aquí y... Tu. ¡No!, tenia que decir esto viendo sus ojos, estúpido cerebro, ¿no puedes ser coherente?. Se acerca a mi y me sonríe satisfecho, me da un beso en la frente y se dirige a la puerta.
- Espero que tengas dulces sueños caramelo, porque yo soñare contigo. Cierra la puerta y yo me dejo caer en mi cama, este es el cierre perfecto para mi día de mierda.

Difícil Promesa ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora