Capitulo 30

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Bastían ha insistido en traerme al edificio después de que llegamos a su aeropuerto privado, dijo que era muy noche para que estuviera sola en la calles y no insistí por que tiene razón, la verdad aún no conozco muy bien Maine.
- Gracias por traerme ¿quieres entrar?. No se porque dije lo ultimo pero bueno, ya lo hice ni modo.
- ¿Quieres que entre?. Si.
- Cierto eh... Entonces creo que nos vemos mañana en el instituto. Siento que me sonrojo así que antes de que diga algo mas bajo del coche y camino hacia las puertas de cristal, eres una estúpida Kiara, no puedes decir algo así, eres muy obvia me regaño mentalmente. Estoy tan cansada que en cuanto llego a mi departamento me tiro en el sofá, prefiero evitar la fatiga de caminar hasta mi recamara.

Decir que me eh despertado sería una mentira, porque solo pude dormir un momento antes de que la crueles garras de mi inconsciencia crearan más pesadillas, se que debo ir al instituto pero me niego a levantarme, como me quede en el sofá ahora sufro las consecuencias porque me duele todo. Escucho golpes en mi puerta, a regañadientes me levanto y voy a abrirla.
- ¡Que gusto verte Kiara! Te extrañe como no tienes una idea. Me abraza Dinora difícilmente por el yeso que lleva en su brazo a causa de la explosión.
- Yo también. Realmente si la extrañe, mas que nada su efusividad, cuando separamos nuestro abrazo me observa de arriba abajo con desagrado.
- ¿Que?. Pregunto observándome yo también.
- ¿Como que qué?, entramos a la escuela en menos de 45 min, y tu (no te ofendas), pero estas hecha un desastre, yo no podre conducir, así que Máx vendrá por nosotros, ¡apúrate!. Vaya viene en plan de dar ordenes, me dirijo al baño y tomo una ducha, no tengo ganas de vestirme así que tomo lo primero que saco del closet, jeans azul claro, suéter verde caqui y converse negros, solo seco mi cabello pero no lo cepillo, de todas formas parece que si esta peinado, cuando salgo Dinora esta impaciente.
- Tranquila, no tarde tanto. Digo tomando mi mochila colgada detrás de la puerta.
- Como sea, Máx nos esta esperando abajo.

En el instituto parece como si cientos de alumnos no hayan muerto, todo esta igual en el estacionamiento, cada quien tomando su aparcamiento habitual y sumidos en sus conversaciones con más personas. El timbre suena, lo que quiere decir que logramos llegar temprano.
- Voy a mi casillero por unas cosas, nos vemos en clase. Tenemos Historia y el profesor no llega nunca temprano así que tengo tiempo de ir a dejar libros extra al casillero y quitarle peso a mi mochila.
- Hola preciosa. Cierro la puerta de mi casillero y levanto la vista para ver quien me esta hablando, es un chico de cabello castaño y ojos azules, es guapo pero lo único que no me gusta es que irradia superioridad, debe ser muy presumido, solo le hecho un vistazo rápido y sigo con mi camino.

Cuando entro el profesor sigue sin aparecer, siempre me siento adelante pero ahora ya no hay espacio así que me voy a la butaca de atrás, saco mis audífonos y escucho música mientras hago un dibujo de la copia de la imagen que se ve a través de la ventana, un árbol con las hojas apunto de caer y gotas de lluvia empapándolas, para mi es la imagen perfecta.
- Señorita. El profesor esta frente mi asiento, no me percate de que había llegado, mierda. Me quito los audífonos y cierro mi libreta.
- ¿Si?.
- No están permitidos los aparatos electrónicos, además debe prestar atención a clases, me temo que el impacto de la bomba la ha dejado un tanto... Desorientada.
- Yo eh... Lo siento, solo no creí que... Cuando trato de disculparme el chico que me encontré en los casilleros entra y de una manera muy maleducada.
- No puede ser. Escucho que Bastían maldice por lo bajo, no me había percatado que esta a unas butacas de la mía.
- Señor Silva, veo que ha vuelto de sus... Vacaciones. Agradezco que el profesor deje de centrar su atención en mi.
- Observador Profesor, como siempre, esperaba una mejor bienvenida. Lo dicho, es un egocéntrico total, no se quien sea pero ya lo odio.
- Tome asiento por favor. Esperaba que se sentara en otro lado, pero no, ¿tenia que sentarse junto a mi?, maldito día el mio.
- Mi bienvenida esta mejorando. Dice mientras se sienta y el profesor continua con su clase, yo solo ignoro sus comentarios, pero es mejor que no me provoque hoy no pienso controlar mis impulsos.

Cuando el timbre por fin se digna en sonar después de 4 horas de clases y de que Aldo ( el nombre del egocéntrico) me observará sin detenerse, por fin espero que Bastían se acerque a mi, y si lo hace pero Sabrina se lo prohíbe porque inmediatamente lo detiene, como odio a esa mujer.
- ¿Que harás hoy por la noche?. Me pregunta Aldo, ¿como le digo de una manera sutil que se vaya al carajo?. - ¿Eres muda?. Como quisiera.
- No. Contesto secamente mientras guardo mis cosas en la mochila.
- Entonces dame tu dirección y paso por ti a la 8.
- ¿Disculpa?, no pienso ir contigo a ningún lado. Me levanto y su ceño se hace mas profundo, doy un vistazo a ver como va Bastían, veo que sigue intentando safarse de Sabrina y a mi me da un poco de gracia.
- Eres muy antipática, me fascina lo difícil.
- No es que sea antipática, solo que no me interesa caerte bien. Soy grosera cuando me lo propongo así que lo dejo hablando y salgo del salón, poco después Bastían me alcanza y entramos juntos a la cafetería.
- ¿Que tal te cayó Aldo, caramelo?. Descubro ansiedad en su voz, esta preocupado, tengo que hacer que no se sienta así.
- Tiene mucho más ego de lo que Sabrina tiene de zorra. Veo que sonríe.
- No podría estar más de acuerdo contigo caramelo.
Inconscientemente ambos acercamos nuestras manos y las entrelazamos, antes me ponía nerviosa cuando lo hacia pero ahora no, incluso me siento cómoda con lo que siento.
- ¿Porque no te cae bien Aldo?. Le pregunto porque recuerdo que cuando el se acerco a mi no le dio mucha gracia.
- Es un mujeriego caramelo, no me gustaría alguien como el para ti. Oh vaya así que fue por eso.
- ¿No te gustaría alguien como el para mi?, ¿porque te preocupas? Tu no eres mi amigo. Si de algo estoy seguro es de que Bastían no es mi amigo, veo que esta frunciendo el ceño.
- ¿A no? ¿Entonces que somos?.
- No se que somos, pero no dejemos de serlo.

Difícil Promesa ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora