Capitulo 1

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Llevo 3 años tratando de encontrar al asesino de mi madre, pero por mas que me esfuerzo no descubro quien fue, estoy tan interesada en descubrirlo y cumplir con mi palabra que incluso ya formo parte de ellos, sí, yo soy uno de los integrantes de la organización del centro, sabía que tenia que conocer a todos los que estuvieran involucrados en esto, pero simplemente no llegaba a una conclusión.
- ¡Hey! Bratcher mueve tu hermoso culo para acá, tengo que asegurarme que no dejes de golpear duro. Me grita Manuel, el jefe de la organización, desde el centro del "cuadrilátero" que hay en el sótano de su casa, sacándome de mis pensamientos. Camino hacia el y muevo mi cuello lado a lado.
- ¿Quieres ver que sigo golpeando duro?. Le digo, debo reconocer que me había enseñado muy bien a pelear y disparar, era una arma letal, como el dice, arma que si es necesario usare en su contra.
- Adelante. Dice sonriendo, mostrándome su sonrisa perfecta, el es 3 años mayor que yo, es de la misma edad que mi hermano David.

Manuel tira el primer golpe, que va directo a mi mandíbula pero yo sostengo su brazo y lo doblo hasta llevarlo a su espalda, con mi rodilla derecha doblo la suya y hago que se arrodille de espaldas a mi.
- ¿Estas seguro que quieres que te golpee?.
- No seas estúpida, te pedí golpes no que me arranques el brazo, ¡suéltame!. Le hago caso solo porque realmente tengo ganas de golpear algo, de hecho siempre tengo esa sensación.
- Como quieras. Da un paso atrás y me lanza una patada que esquivo perfectamente, me lanza otra en la que detengo su pie, le doy con mi codo en la rodilla, lo suficientemente fuerte para que se agache y pueda darle un puñetazo en la nariz, que obvio empieza a sangrar.
- Por favor Manuel, va a desfigurar tu cara, ya es suficiente. Comenta Raúl, quien me ayudó a entrar en a la organización.
- ¿Y bien? ¿Aún pego duro?. Le digo sonriendo, me doy la vuelta y voy por mi chaqueta negra.
- ¿A donde carajos vas?. Quiero seguir entrenando contigo.
- Que lástima, yo no, y aún tengo cosas que hacer, nos vemos luego. Dije esto saliendo por la puerta de su sótano.

Realmente no tenia cosas que hacer, pero no soporto estar tanto tiempo cerca de ellos, siempre recuerdo a mamá y me duele, mucho. Es tarde y tengo que ir a casa, además mañana tengo clases, sí, es extraño que además de ladrona sea una estudiante de instituto, pero quiero ser alguien, y además solo robo por dos razones: la primera y no tan importante, diversión y segunda y muy importante, venganza.

El olor a alcohol del corriente y cigarrillos inunda mi nariz cuando entro a la sala descuidada de mi casa, esto sólo quiere decir que papá a llegado de la cantina y siguió bebiendo aquí, otra de las cosas de las que soy culpable desde que murió mamá, Damian ya no es el mismo, la mayor parte del día bebe, fuma y me insulta cuando... estoy en casa, y para evitar eso sólo vengo a dormir.
- ¿Siempre tienes que llegar a esta hora maldita zorra?. La voz alcoholizada de mi padre llega desde la cocina.
- Aja. Es lo único que le contesto no quiero discutir. Pero no funcionó porque se levanta y camina hacia mi.
- Soy tu padre estúpida, contéstame como me merezco. ¿Como se merece? ¿Eso quiere decir que puedo darle un puñetazo en la cara?
- Si eres mi padre, comportarte como si lo fueras. Dije esto subiendo las escaleras y cerrando la puerta de mi recamara para evitar que la botella de alcohol que me lanzó me golpeara.
- ¡Desviste morir tu y no tu madre!. En eso si estábamos de acuerdo, tal vez me estaría ahorrando todo esto, y mi "familia" sería feliz. Dejo mi chaqueta en el sofá cerca de la ventana, tomo la carpeta de mi escritorio en donde se encuentra todo la información que supuestamente me puede llevar al asesino de mi madre, y me siento en el sofá. No es fácil encontrarlo con tan solos tres datos: su color de ojos, el sonido de su voz, y su tatuaje. El cual tuve que dibujar varias veces hasta que quedara exactamente como era para no olvidarlo al igual que sus ojos. Tengo archivado los jefes de todos las organizaciones junto con su debilidad, nivel de peligro, e integrantes, en todo este tiempo solo descubrí que cada jefe tenia un líder y que el jefe era descendiente directo del líder, y lo supe solo porque escuche a Manuel hablar por teléfono con su líder, al parecer no se ven muy seguido, y los jefes como Manuel les envían la información para que entre líderes lleguen a un acuerdo, así que todos los líderes de los grupos se conocen, tal vez haya posibilidades de que cada integrante tenga una marca que los distinga y sea una señal de la organización a la que pertenecen, pero no lo creo porque convivo mucho con Raúl e incluso con Manuel y nada, no la tienen, ¿seremos el único grupo que no tiene que marcarse? O ¿nadie se marcara?. Según los registros de arrestos en ese año que conseguí en la comisaría en una visita accidental que tuve no hay ningún hombre con las características de un tatuaje por lo menos similar al que yo vi, lo que me confirma que definitivamente lograron escapar. Escucho el sonido de la puerta, y se que es David, porque Damian no seria tan amable como para tocar antes de entrar, guardo inmediatamente la carpeta en uno de los cajones del escritorio y voy a abrir la puerta que dejé con seguro.
- Ahora entiendo porque pones el seguro. Dice David viendo los vidrios de la botella que me lanzó Damian. Le sonrió y asiento.
- Esta ebrio, pero tiene buena puntería.
- Hoy tu no estas ebria. Dice entrando a mi habitación, no me gusta ponerme borracha y no lo hago muy seguido amenos que mi preciada amiga depresión me visite.
- No, hoy no, estuve ocupada y no pensé en ello.
- ¿Ocupada? ¿Que hiciste?. Joder ¿siempre tiene que preguntarme?, no puedo decirle que casi le rompo la nariz al jefe de la organización de ladrones, asesinos... A la que pertenezco. Así que prefiero mentir.
- Estuve en la biblioteca. Me inspecciona irónico y sonríe.
- Si claro, como si te dejaran pasar así. Sí, se que mi aspecto da miedo, ir vestida de negro, sin peinar mi cabello y sin una gota de maquillaje no es normal en las chicas de mi edad, pero que yo sepa en la biblioteca no son racistas.
- No hay un letrero en la que se prohíba la entrada a las personas por su aspecto. Le respondo irónica y algo molesta, el no cuidar mi aspecto como debería ser no es por que descuide mi imagen, solo no me gusta, no soy una persona superficial.
- De acuerdo, solo quiero dejar claro que no te creo. Dice levantando sus brazos en señal de rendición.
- Da igual, y tú ¿dónde estuviste todo el día?. Pregunto rogando para que deje por la paz el tema de en donde estuve.
- Haciendo tareas para la universidad, terminé tarde a propósito, no me gusta estar aquí cuando esta papá.
- ¿Y eso porqué? A ti no te odia. Mi hermano me sonríe tristemente.
- Solo habla mal de ti, y no me gusta oírlo, no me gustó que se distanciaran ni que te culpe por la muerte de...
- Tiene razón, fue mi culpa David. Le digo interrumpiéndolo, es algo en lo que no me hará cambiar de opinión, en ello Damian si tiene razón.
- No Kiara, fue un accidente, y me duele ver que lleves tres años martirizándote por ello, es decir, ¡mírate!, esa no serías tú si superaras lo que paso. Tiene razón, por lo menos en lo último que dijo estoy de acuerdo con él.
- Ya no puedo cambiar lo que paso, y yo también lamento todo David, te quité a tu madre, todos los días me veo al espejo y me doy asco, siento mucho haber destruido esta familia, enserio. Sin poder detenerme, lágrimas corren por mis ojos y mi hermano esta abrazándome.
- No eres responsable, deja de pedir perdón a los demás y perdonate a ti misma primero, solo así volveré a tener a mi hermanita de vuelta. Antes de salir de mi habitación me besa la frente, si algo heredó David de mi madre fue su maldita sabiduría, siempre tiene razón en lo que dice, yo también quiero ser la misma de antes pero no lo haré hasta que cumpla con lo que le prometí a mi madre y lo haré cueste lo que cueste.

Difícil Promesa ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora