Capitulo 21

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En el viaje la mayoría del tiempo me quede dormida, Bastían me dijo que era lo mejor, sigue preocupado por la bomba, aunque le he repetido mil veces que estoy bien.

- En 20 min estaremos sobre el objetivo. Dice Gabriel (el piloto) por la bocina que hay en la cabina.
- Hora de ponerse los paracaídas. Nos indica Bastían, cada quien toma el suyo y un par de gafas para protegernos los ojos del viento, observo a Raúl y me doy cuenta que tiene miedo.
- Hey idiota, tranquilo solo es un pequeño salto, estarás bien, eres un negro con suerte. Logro hacer que sonría y para mi es suficiente porque se que lo he calmado un poco.

El avión da una sacudida y todos nos alertamos.
- ¡Acaban de darnos en el motor izquierdo, debemos saltar ahora!. Veo a Bastían y se levanta rápidamente para abrir la puerta de carga, camino hacia el y los demás nos siguen.
- ¿Saltaremos antes?. Pregunta gritando Brandon.
- Eso, o morimos aquí. Le responde Bastían. Uno a uno van saltando todos, incluso Gabriel que dejo el avión en piloto automático y nos dijo que no caeríamos en el techo pero si en la propiedad, ahora solo quedamos Bastían, Raúl y yo, pero Raúl se niega a saltar.
- ¡No lo haré! ¡Déjenme aquí!, ¡bajen ustedes!. Están exasperante cuando le gana el miedo y se pone histérico, ni loca lo voy a dejar aquí.
- ¡Amigo, lo siento, después me lo vas a agradecer!. Raúl no comprende lo que digo pero no es necesario, solo me acerco a el y lo lanzo por el borde de la compuerta. - ¡No grites como niña idiota!. Le grito cuando el comienza a hacerlo. Veo a Bastían y se esta riendo, me encanta el sonido de su risa. Otros disparos chocan con el avión y vuelve a sacudirse.
- ¡Seguimos nosotros, caramelo!. Me grita Bastían sobre el ruido de la alarma de emergencia, yo asiento y me lanzo después de que el lo hace, después de unos minutos veo que todos ya aterrizaron, algunos sobre el jardín, otros en la piscina y otros si lo hicieron en el techo. Cuando estoy perdiendo altura veo que en donde yo voy a aterrizar es en el alambre con púas que rodea el enorme jardín y la propiedad de Manuel, fue mi idea ponerlo y ahora me arrepiento.
- ¡Corta el paracaídas Kiara!. Me grita Bastían, llevo mi mano al cinturón donde tengo las fundas de las dagas y tomo una después me estiro todo lo que puedo a las cuerdas que unen el paracaídas a mi mochila y las corto justo antes de estrellarme en el alambre y caigo en el césped. - ¿Estas bien?. Me pregunta Bastían.
- Vaya bienvenida, eso estuvo cerca. Digo riendome.
- Tu y tus entradas triunfantes hermanita. Me levanto y no creo lo que veo, David esta de pie a mitad del jardín, corro hacia el y lo abrazo.
- ¿Cuando... Pregunto pero el me interrumpe.
- Hace dos días, hoy iba a llamarte pero Manuel me aviso que vendrías así que decidí darte la sorpresa.
- Me da mucho gusto ver que ya despertaste.
- Y a todos nos da gusto verte de nuevo Bratcher. Me saluda Manuel, me acerco y también lo abrazo, al igual que a Mauricio, Marisol y Danilo con quienes fui a recuperar el USB.
- Caramelo, tenemos que apresurarnos, ya deben saber que estas aquí, harán cualquier cosa para encontrarte. Interrumpe Bastían y tiene razón así que todos entramos a la sala y hacemos grupos de 4, Marisol, Danilo, Héctor y Lucero cuidaran el este y el norte de mi casa, Susana, Pablo, Hugo y Carlos el Sur y oeste, Bastían, Raúl, Manuel y David cuidaran la entrada mientras yo charlo con mi padre, los demás hombres se quedaran en los alrededores para retrasar, mejor dicho exterminar a cualquiera que forme parte del grupo Edel.

Falta solo una calle para llegar a mi casa y es cuando se escuchan los disparos por todas partes, ya me esperaban.
- Estoy de vuelta. Digo para mi misma, estamos protegiendonos detrás de la estructura de un edificio en remodelación. - Tengo que llegar ya, Damian no debe de saber que hacer. Les digo a todos.
- Quédate al centro Bratcher, cuando lleguemos a tu casa entras y nosotros te cubrimos. Hago lo que Manuel me dice y vamos avanzando la calle que me separa de mi casa, yo no gasto ni una sola bala, todo lo hacen por mi.

Cuando llego a mi casa corro hacia dentro, me sorprendo al entrar, la sala esta hecha un desastre y en la cocina es igual, pero lo peor es que mi padre esta amarrado en una silla, me acerco a el y lo libero de las ataduras.
- Tienes que irte de aquí Kiara. Me dice cuando le quito la mordaza y me sorprendo por el hecho de que este sobrio, niego con la cabeza, no me iré sin hablar con el.
- Debes obedecer a tu padre. Siento la punta de la pistola en mi cabeza, dos hombres llegan y sujetan a mi padre en la silla, cuando me giro para ver quien es me encuentro con Jilverto Romero, mano derecha de Royer Edel. - Tira tus armas al suelo, ¡ahora!. Hago lo que me dice, saco mis dos revolver de la cinturilla trasera de mi pantalón. - Ni se te ocurra intentar algo, porque le meto un tiro a tu padre. Sin aviso me da un puñetazo en la cara que hace que me caiga al suelo y que mi boca sangre, después me patea el costado derecho dos veces pero en lo único que pienso no es en mi dolor físico si no en Damian, mi padre, si me defiendo, lo mataran. - Cuanto espere para poder golpearte así, es muy satisfactorio verte en el piso ¿sabes?. ¿Quien me asegura que no lo mataran incluso si no me defiendo?, pienso. Me toma del cabello y me estampa contra la pata del sofá, aunque no estoy inconsciente finjo estarlo.
- Lárguense, ya no los necesito aquí. Les dice Jilverto a los hombres que amenazaban a mi padre, ahora solo estamos el y yo, me arrastro sin hacer ruido y tomo una de mis armas, me escondo detrás de la alacena y tiro un disparo a la ventana que distrae a Jilverto.
- Corre papa, sal por la puerta, rápido. Le susurro a mi padre, el me obedece y sale pero Jilverto le apunta con su arma antes de salir, me paro frente a mi padre y tambien le apunto con la mía.
- Vete papa, afuera esta David. Después de que mi padre se va Jilverto se lanza sobre mi y cuando caigo me golpeo la cabeza, y quedo atontada pero no lo suficiente, porque puedo ver desde la puerta de mi casa como Jilverto le dispara a mi padre por la espalda y después sale corriendo.
- ¡No!. Grito con todas mis fuerzas, lo que llama la atención de todos, corro hacia mi padre y lo tomo entre mis brazos. - No papa tu no, por favor, no como mamá, no. Le digo sollozando, tiene sus ojos abiertos y quiere decirme algo.
- Per...do... name. Dice mi padre con voz débil.
- No hables vas a estar bien, a ti no te puedo dejar ir.
- Franco Varcelli. Después de decir ese nombre veo como sus ojos tristes se cierran.
- ¡No! ¡No!. Dice David que esta junto a mi padre, de hecho todos están aquí pero no me di cuenta cuando llegaron. Jilverto esta corriendo junto con otros hombres a unos cuantos pasos de nosotros, el único sentimiento que estoy experimentando ahora mismo es ira así que me levanto y camino decidida hacia el.
- ¡Kiara!. Me grita Bastían, Jilverto sigue corriendo y como no tengo arma tomo una daga y se la lanzo a su pierna, en una parte donde se que duele, pero no es mortal.
- Escucha bien todo lo que te diga imbécil, porque quiero que cada palabra se la repitas a tu jefe. Le digo a Jilverto con mis manos en su cuello. - Con mi gente nadie se mete, cada persona que el daño lo va a pagar con sangre, cada cosa que haga yo la sabré y cuando llegue su momento yo misma lo voy a matar.
- ¿Ahora lo amenazas?. Pregunta riendo Jilverto.
- No idiota, no es amenaza, es advertencia.

Difícil Promesa ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora