24. Emy Hill

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Narra Samantha


Nos dirigimos por un hermoso camino, Max me platicaba sobre su obsesión por comprar empresas y hacerlas crecer, a su corta edad era a lo que se dedicaba y lo que le gustaba.

-Esperó y te guste Samantha, es una casa enorme y hermosa, ayer la vi por internet y un gran amigo mío fue a verla y le encanto así que hoy esta en ti si la compró. -Me decía risueño.

-¿En mi? Te tiene que gustar a ti.

-Quiero tu opinión.

-Si eso es lo que quieres, esta bien.

-Eso es lo que quiero.-Sonreí

-Tú nana es muy linda persona Max, sentí algo muy lindo con la forma en la que me trató, te ama. -Lo volteé a mirarlo.

-Es mi madre, yo también la amo Samantha, siempre a estado para mi, y daría todo por ella. -Sonríe pero esta vez mirándome. - Cuando tenga hijos a ella le llamarán abuela, siempre lo eh dicho y lo sostengo.

-¿Y tu mamá Max? ¿Por que eres tan distante de ella?

-Mi madre... Bien, siempre eh sido así con ella, a mi madre le preocupa el que dirán, el prestigió de la familia, y a mi no, ni a miranda, James el es un poco más serio, le gusta tener todo controlado, pero por el mismo motivo dejo la casa temprana edad, mi padre, es un gran hombre, a veces no se como aguanta a mi madre, yo no lo haría, pero la ama.

-Vaya... Miranda siempre decía que se encontraba sola en casa, y siempre tuve esa pequeña duda.

-Viajan demasiado, mi padre tiene empresas muy grandes, James y yo no nos podemos encargar de todo, Miranda es muy inteligente, solo que ella no se quiere hacer cargo y me da gustó.

-Max. -Tome su mano y me dedico una mirada. -Te admiró, en verdad lo hago, por mi mente jamás paso éste Max, solo ese engreído, mujeriego, que eso no lo dudo. -Reímos. -Pero me has dejado sorprendida.

-Eso es bueno ¿no? -Sonrió burlón.

-Creo que sí.

-Llegamos.

Rodeó el auto y me abrió la puerta para que bajará. Se veía un gran portón color café y al fondo una enorme casa ¡por dios!. Max tocó unas cuantas veces el timbre y baja a lo lejos se ve que se acerca una joven y nos hace pasar.

-Buenas tardes, adentro se encuentra la señorita encargada de la venta, por acá. -Dijo señalando un camino de piedras.

Max me tomó de la mano para que me apresurará, pero yo solo quería apreciar la hermosa casa, sus arboles, su jardín, todo era simplemente hermoso. Pasamos y por dentro todo era igual, hermoso.

-Enseguida viene la encargada, disculpen que se los diga, pero tengan paciencia, es medio torpe.- reímos junto con ella.-¿Gustan algo de beber?

-Agua por favor. -contestamos.

Observábamos la casa, sus grandes ventanales, sus enormes cuartos, me volvería loca con una casa así.

-Max es hermosa, completamente hermosa. -Giraba y giraba para verla mejor.

-Buenas tardes, soy Emy Hill, soy la encargada de mostrarles la casa. -Dijo aquella voz, que hizo que Max se pusiera tenso. -¿Max?

-Hill. -Dijo con un tono demandante, portando la seriedad de siempre.

-No, no... No sabía que serias tu, cuanto tiempo. -Sonrió.

-Si, cuanto tiempo. -Vi una mirada de furia en los ojos de Max, le tenía rencor a ésa mujer. - te presentó a mi novia Samantha Dávila.

¿Qué? ¡Con una mierda! ¿Por que me mete en esto? ¿Novia?

-Oh, no sabía... -Dijo ella mirándome con despreció de arriba hacia abajo.

-Mucho gustó ¿Emy? Así es como dijiste que te llamabas ¿cierto?

-Si, así dije. -Contestó de mala gana.

-Bien. -Volteé a ver a Max. -Mi amor, veamos la casa, parece ser de mi agrado..

-Lo que tú digas cielo, ¿Nos puedes mostrar la casa? Tenemos prisa. -Le dijo a Emy, con una voz. Fuerte.

-Claro, como ven esta es la cosina, comedor... -comenzó a explicar cada parte de la casa.

No podía creer que esa fuera la ex de Max, era sumamente hermosa, un poco más grande que él, se veía en su rostro, más sin embargo Max no se le veía interés hacia ella, si no odio, se veía en su mirada, en la forma en que no volvió a ser el Max amoroso, si no el duro, el Max sin corazón que todos decían conocer, pero para mi suerte, solo con ella fue así. Me tomaba de la mano y la besaba cada de queria, yo solo dejaba que siguiera con su juego, tal vez queria celarla y como esta mujer no fue de mi agrado desde un principió seguí su juego.

-Y bien ¿te gustó la casa Max?. -preguntó ella.

-¿Te gustó cielo?. -me pregunto tomandome de la cintura y acercándome a el mientras me daba un beso en la nariz sintiendo mi cuerpo extremecer

-Me encanta amor, es hermosa. -Sonreí.

-Tus deseos son cumplidos. -Sonrió. -La quiero, ¿Donde firmo?. -Le preguntó.

-¿Así? ¿No preguntarás costo?. -Pregunto.

-Si ella quiere esta casa, esta tendrá, ¿dónde firmo? Tenemos prisa ya lo dije. -Hablo muy serió.

-Traeré los papeles. -Salió molesta del cuarto de cocina dirigiéndose por los papeles.

-¿Porque me metes en esto? -Pregunte un tanto molesta, al separarme de él.

-Tú solo ayudame, por favor, y perdón por besarte pero desde ayer, no creó que pueda dejar de hacerlo. -Tomo mi rostro entre sus manos y me beso tiernamente. -Eres tan diferente. -Juntamos nuestras frentes y en ella dejó un beso.

-Disculpen . -Se escucho la voz de Emy. -Aquí están los papeles, solo faltaría que los firmes y se deposite el dinero al dueño y eso seria todo.-Dijo dirigiéndose a Max.

-Esta bien. -Contestó Max sin mirarla, dedicándose a leer los papeles que ella le había entregado hace un momento. -Mi amor ¿te gustó la casa? Quiero que estés segura.

-Si, es perfecta, aquí sera donde de sus primeros pasos nuestro hijo. -Tenía que vengarme por haberme metido en esto, acaricié mi pansa y Max trago saliva.

-Si, aquí sera, señora Hill, me gustaría ver al dueño y entregarle su dinero, o algun medio, tarjeta donde deba depositarle, necesito esta casa en cuanto antes.

- A esta cuenta lo depositarás, la casa ya es tuya Max. -Le entrego un papel.

-Ok, entonces puede retirarse, gracias por mostrarnos la casa.

-¿Que? Digo, ¿no preguntarás algo más?

-No, puede retirarse quiero estar a solas, con mi novia.

-Oh, esta bien nos vemos pronto -le guiño el ojo y salio.

Emy se retiro, la vi salir por esa gran puerta, mi mirada se quedó clavada en ella, era realmente hermosa, y por mi mente paso la idea de que hace minutos fui utilizada, solo para darle celos, cuando por un momento llegue a imaginarme en un futuro así con Max, sentí mi cara arder, queria llorar y tenía que salir de allí. Camine hacia la gran puerta decidida a irme, dejar todo, no quería verlo, no queria escucharlo pero una mano me sostuvo y no tenía que pensar en quien podría ser, solo eramos yo y el.

-¿A dónde vas? -Fruncio ligeramente el ceño.

-A donde no sea utilizada para darle celos a una persona. -volteé a mirarlo y una lágrima me delato al caer por mi mejilla.

-Yo no te utilizó, ni te utilizaré. -me jaló hacia su cuerpo enredando sus brazos en mi cintura, juntándonos aún más, su mirada se dirigió a la mia haciendo una misma y juntamos nuestros labios, en un ardiente beso.

Mr.Bowman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora