19.

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NARRA BOWMAN


Esta mañana me desperté alegré, incluso sonriendo y cantando, hice un poco de ejercicio, hace ya tiempo que no sentía esta energía en mi. Me di una ducha, me vestí y hice un tanto de trabajo en casa. Pensaba en que podría ponerme esta noche, se que normalmente eso lo hacen las mujeres, lo sé, pero estaba nervioso, sonreía inconscientemente frente a la computadora mientras realizaba mi trabajo, hace tiempo no sentía esto.

-Mi niño, desayuna y después sigue con tu trabajo. -Dijo mi nana mientras me besaba la frente. -Te vez muy bien hoy.

-No es nada nana, solo tengo un poco de trabajo, quiero terminar temprano, pero te quiero hacer una pregunta ¿puedo? -Camine hacia ella sentándome en un pequeño sillón a su lado. -¿Como te gustaría que fuera vestido si fuera nuestra primera "cita"?

-¡Por dios! ¿Saldrás con una chica? ¡Como me alegra mi niño! -me tomo de las mejillas para luego darme un caluroso abrazo. -Se tú mismo mi niño, ve de la manera en que te sientas más cómodo, deja a ese frío Bowman, tu no eres así, tú eres el hombre más tierno, no le temas a volverte a enamorar.

-Tengo miedo nana, aunque parezca ridículo, no quiero que vuelva a suceder lo mismo -le tomaba las viejas manos arrugadas a mi nana, mientras las sobaba.

-Max, no mires su exterior, mira su interior, allí es donde encontraras a una verdadera mujer, el pasado lo tienes que dejar... Como pasado, mirate mi niño, al entrar aquí vi el brillo en tus ojos, es una nueva ilusión ¡eso es bueno! Dios te esta dando una nueva oportunidad ¿Será la elegida? Solo tu sabrás, dale tiempo al tiempo hijo.

-Gracias nana. -la abrase con fuerza, esta mujer era mi salvación, mi madre y mi mejor amiga.

Salí de mi despacho y fui directo a mi habitación en busca de " ropa casual" en realidad solo encontré unos cuantos pantalones, short de ejercicio y unas cuantas playeras, tenía que ser yo mismo, así que hable a mi nana para consultar con ella que se vería mejor, estoy acostumbrado a usar trajes, trajes y trajes, zapatos de vestir, corbatas y menos camisetas, short, pantalones, esa era mi vida... Trabajar.
No quise ir a la empresa, tenia pavor que Samantha se arrepintiera así que me dedique a trabajar, eran las cinco con cuarenta, me di otra ducha, me vestí con unos pantalones rasgados, unos tenis converse, mis favoritos desde mi adolescencia, y una playera negra, un reloj y un poco de loción, se dieron las seis con cuarenta y seis y decidí llamarla.


Llamada telefónica

-Samantha Dávila ¿en que puedo ayudarle? -Contestó

-En saber si ya se encuentra lista señorita.

-¿Como demonios sabes mi número telefónico? - Escuche resoplar por el otro lado de la línea y Sonreí.

-Soy tu jefe, ¿no te parece obvió? ¿Lista?

-Pensé que no saldríamos, como no te presentaste hoy...

-Claro que si ¿pero tu quieres? no hay ningún problema si no, no quie...

-Si, me daré una ducha ¿ya vienes?

-En un momento saldré de casa -Respondí.

-Bien... Aquí te veo entonces

-Bien, nos vemos.

No perdí mas tiempo, tome las llaves de mi coche y salí lo más rápido posible, mis manos temblaban, no entiendo porqué, yo solo quería que cayera como las otras mujeres, pero algo en mí me decía que no sería así.

Iba a toda prisa en mi coche, al llegar estacione mi coche a fuera de su departamento, me quede un momento allí para darle tiempo de alistarse, esperé y esperé hasta que vi a una hermosa chica asomarse por el grande ventanal, sonreí, como todo un estúpido. Baje de mi coche y me acerque a su puerta, di un par de toques y allí estaba, hermosa...

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Mr.Bowman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora