Samantha Dávila es una joven trabajadora que no piensa en relaciones amorosas ni citas para ella es una perdida de tiempo, solo se dedica a su trabajo como Organizadora de Eventos, pero entonces conoce a el joven más millonario y codiciado, que solo...
-Tu casa es hermosa Max -Miraba a todos lados sonriente.
-Gracias Samantha.
Seguimos caminando, le mostraba las habitaciones, las salas de juego, el gimnasio, era una casa un poco desconocida para mi también, no solía venir aquí, Miranda venia un par de días con sus amigas de vez en cuando, disfrutaban del pequeño lago que había a unos cuantos kilómetros o disfrutaban de la alberca.
-Max, mi niño -Escuche la voz de mi nana -Ya llegué.
-Enseguida bajó - grité.
-¿Es tu mamá? -Dijo un poco ruborizada.
-Es como si fuera mi madre, ven, quiero que la conozcas.
La tome de la mano y caminamos sobre el largo pasillo color blanco, bajamos las escaleras y nos dirigimos hacia la cocina, no se encontraba nadie, entonces fuimos hacia el jardín y sí, allí estaba mi nana, poniendo un gran desayuno.
- Oh por dios Max, ¿quien es esta hermosa joven? - Me regalo una hermosa sonrisa.
-Ella es Samantha, es.. es, bueno, trabaja para mi en la empresa de E. N. V., Bueno Samantha, está es mi Nana Rox, es la persona que quería que conocieras.
-Mucho gusto señora, es todo un placer.
Samantha le dio un pequeño beso en la mejilla, mi nana se miraba feliz, era la primera vez después de años que me veía con una mujer. Me sentía tranquilo al lado de estas dos mujeres, Samantha entablaba una buena conversación con mi nana Rox, reían, incluso bromeaban juntas, yo solo escuchaba su charla y reía de sus cosas, desayunamos, era el desayuno más agradable que eh tenido en mi vida, sin preocupación alguna de trabajo ¡Mierda!.
-Samantha, llama para que canceles tus citas de hoy -Le ofrecí mi teléfono celular.
-¡lo olvide por completo! ¿No nos presentaremos? -Se notaba un tanto extrañada, y la entiendo.
-No, hoy no iremos, quiero que me ayudes en unas cuantas cosas.
-Oh, esta bien Max
Mi nana Rox pasó a samantha a una habitación, para que se duchara y arreglara tranquila, yo por mi parte hice un poco de ejercicio para después bañarme ponerme unos pants color gris, me llamaron la atención unas cuantas risas que provenían del piso de abajo -Han de tener buena platica -pensé.
-¿Max? ¿Estas despierto? -Samantha tocaba mi puerta.
Me levante lo más rápido posible y abrí.
-¿Que pasa?
-Eh, -Sus ojos miraban mi abdomen. -em ¿quieres bajar a comer?
-Si claro, vamos.
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Bajamos las escaleras juntos, Samantha se notaba un tanto nerviosa, sabía el porqué, pero me encantaba verla así, es hermosa, simplemente hermosa, sonreía por dentro ¿que demonios pensaba? La chica que hace un par de días quería para un juego, anoche me cambió el pensamiento, su confianza hacía mi, su carácter imponente pero sensible a la vez, esta mujer era grandiosa.
-¿Max? ¿Max? -Me decía mi nana.
-Perdón ¿que pasa? -no había caído en cuanta que estaba en la cocina y miraba fijamente a Samantha.
-Tú comida... La tienes enfrenté hijo, come. -Sonrió de manera burlona.
-Disculpen, es solo que...
-Come Max -Dijo mi nana
-Mmm.. Que delicioso, nana nunca habías preparado este platillo.
-No fui yo quien cocino hoy, fue Samantha -Sonrió.
-Gracias -Sonrió de oreja a oreja. -Tantos años viviendo sola.
-¿Y tú familia hija? -Pregunto mi nana.
-Mis padres trabajan día y noche, mi padre es dueño de unos cuantos restaurantes en México, mi madre es de por aquí, y tiene tiendas de ropa en algunas ciudades, los veo cada fin de año, no somos muy unidos. -Parecía un tanto triste al contar ése pequeño resumen de su vida.
-Oh ¿eres hija única? Es eso.
-Tenía una hermana, después de lo sucedido mis padres tuvieron problemas, estaban en trámites de divorcio. -Cayó una lágrima de sus hermosos ojos y prosiguió. - Mi hermana falleció de cáncer, cuando nos enteramos lo tenia avanzado, mi madre se enfocó solo en ella, y esta bien, era mi hermana, igual yo trataba de ayudarla, yo la cuidaba por las noches -tapó su cara con sus pequeñas manos y sollozó.
-Sam, no tienes por qué contarnos esto si no quieres. -Le dije mientras tocaba tiernamente su hombro.
-Gracias, pero necesito hablarlo, necesito contárselo a alguien.
-Los dejo solos. -Dijo mi nana mientras se retiraba.
-Vamos al jardín. -tome su mano y nos dirigimos hacía allí, nos sentamos de bajo de un gran árbol y la miré, tenia sus ojos rojos, sentí ¿lástima? ¿Compasión? No se. -Si quieres proseguir.
-Se que es algo tonto que te este contando esto a ti, Ximena es mi mejor amiga y no eh tenido las fuerzas para contárselo, pero siento confianza hacía ti.
-Puedes contarme, puedes tenerme confianza, sé que nos conocimos de una manera un tanto extraña, el club, el bar, la oficina, y siento ser un verdadero poco hombre.
-No digas eso, eres un excelente hombre Max, ayer creo que tuvimos temas muy personales, el beso y... Luego esto, mira tu casa, tienes recamaras para tus hijos, nadie podría imaginarse al hombre intachable, estricto, y con un carácter del demonio con una ilusión así Max.
-Quiero que me disculpes, por favor, eh sido un asco de hombre contigo, por favor, te lo suplicó. -Besé su mano.