Mr.Bowman

No me digas que hacer.

Ian

-A delante Max.

Tomé asiento en mi escritorio, ofreciéndole a Max que tomará asiento frente a mi, a lo que asintió y lo tomó.

-Un trago? -Ofrecí.

-No, gracias... iré al grano Ian.

-Bien, habla.

-Qué es lo que tienes tú con ella?

-Samantha? -Sonreí.

-No te hagas el imbécil Ian, no ahora.

-Lo que tenga o no tenga con ella no es de tu incumbencia, no crees?

-Claro que lo es, es mi mujer, es mía. -Golpeo el escritorio haciendo que todo botara de tan brusca fuerza, la ira lo dominaba, el coraje, la impaciencia se podía notar en sus ojos, sus gestos. -Alejate de ella, no es como las mujeres que sueles tener, es pura, es ingenua con un demonio, es mía!

-Si es tuya... entonces, que hace conmigo? Que haces con Emy? -Me levanté de mi asiento recargando mis manos sobre la fría mesa. - Tu eres suyo, tu estas loco por ella, tu la amas, la deseas... pero ella a ti no, y veme aquí de prueba de ello, tu la dejaste por Emy, ella te dejo por mi. No vengas aquí a darme órdenes Bowman, cuando el que la cago fuiste tú, no me pidas que me alejé, cuando sabes perfectamente que no lo haré, por que me muero por saber que hay de bajo de esa ropa, me muero por tenerla en mi cama, en la bañera, en el sofá y en la mesa volviéndola loca, penetrándola duro hasta que grite mi nombre una, y otra vez, hasta que no recuerde ni una sola parte de ti, la dejaste ir mi amigo, y hoy me toca a mí.

-No lo pienses, ni si quiera lo pienses una puta vez Jonas, primero acabo contigo antes de que pongas una mano sobre ella.

-Ponme a prueba, una sola noche que la posea, no volverá a ti, no querrá saber de ti.

Sentí el sabor amargo de sangre correr por mi boca, y ver a un Bowman encabronado azotar la puerta tras él, que podía decirle? Le dije la verdad. Cualquiera estuviera a los pies de esa mujer, cualquiera quisiera cogerla duro mientras grita su nombre, cualquiera. Incluido yo.

SAMANTHA

-Otro... otro... otro...

Llevaba más de diez chupitos, creo.
Ya había perdido la cuenta, incluso comenzaba a mirar borroso y doble, triple... mierda! A que estoy de lo más puesta.

-Creo... creo que estoy alucinando. -Frote mis ojos al ver a un Max frente a mi. - bestia, ahora veo doble... ustedes, si usted... es...

-si?

-Creo, creo que... yo ya no, no sé, pero estoy viendo triple, no, no, son dos... cuantos eres eh?

-Soy uno - contestó esté.

-Igualitos, igualitos de mentirosos los 4, ustedes. - lo señalé - son igualitos de mentirosos que el maldito de Max, digo, el Max real, me entienden?

-Soy el real Samantha.

Una carcajada salió de mi boca para después tomar otro trago de cerveza -Pues si es así, ven, acercate.

A duras penas, dio unos pasos hasta quedar muy cerca de mi, mis labios fueron a su oreja para después decir un...

-Vete a la mierda cariño.