Capítulo 4.

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Cualquiera luego de pasar (otro momento) como este estuviera llorando, e incluso entrando en pánico, pero no podía hacer eso, ni siquiera queriendo, estaba con el, y por alguna razón eso ocasionada mas de una sonrisa en mi.

-¿Y que planeas estudiar?- pregunta mirándome y luego regresando su mirada al camino.

-Arquitectura-dije sin pensarlo.

-buena decisión Srta. Macri.

-Lo se-dije sonriendo como estúpida.

El camino paso de edificios y departamentos de lujo, a un gran cerro donde se podía ver perfectamente el mar.
Todo era perfecto.

-Se puede saber a donde nos dirigimos Sr. Di pietri- dije sorprendida de todo a mi alrededor.



-No sea impaciente Srta. Macri- dijo con una sonrisa que marcaba sus hoyuelos.

Revolví mis ojos por la impaciencia.
El soltó una carcajada en respuesta.

A medida subíamos esa gran montaña todo se hacia mas hermoso, dejábamos atrás la aturdida y monótona ciudad y entrábamos en la naturaleza, naturaleza pura, mar y arboles, y el.

-aquí deberás cerrar los ojos-dijo sacándome de mi trance.
-es enserio-dije en tono serio.
-lo digo muy en serio, Srta. Macri-dijo el también serio.

Luego de unos segundos cedí, y es demasiado extraño eso en mi, porque normalmente soy un hueso duro de roer.

-A la derecha, ahí, espera. Un poco mas- Alex me estaba indicando por donde pisar, mientras colocaba sus suaves y fuertes manos en mi rostro.

Sentir su tacto en mi rostro era increíble, sus manos eran grandes pero estoy segura de que estaba sosteniendo me lo mas dulcemente posible.


-listo, Srta. Macri, llegamos- dijo retirando lentamente sus manos de mi rostro.

Todo era aun mas hermoso que cuando íbamos de camino, el cielo desde arriba era mas azul, el aire era mas fresco y en nuestro alrededor mar y algunos arboles.

Estamos cerca de lo que parecía ser un mirador, pero en este momento se encontraba solo. El atardecer anaranjado bañaba todo nuestro panorama, haciendo ver todo aun mucho mas perfecto.

Todo a nuestro alrededor era naturaleza, el océano está bajo nuestros pies.

El suelo era rugoso ya que era básicamente rosas bebes y tierra, pero con este ambiente quedaba perfecto.

-Y... ¿Te gusta?- el me miraba expectante, y lo que parecía ser ¿nervioso?.

-Es... Es maravilloso-dije sin palabra alguna para describir todo aquello que estaba ante mis ojos.

Mientras mas miraba cada rincón de ese lugar mas lo amaba.

-Este es mi lugar favorito en el mundo, vengo aquí, cuando un paciente muere, o cuando simplemente quiero estar solo-dijo mirando a su alrededor con un brillo especial en sus ojos.

-No te culpo, sin duda alguna este es mi nuevo lugar favorito en el mundo-dije mirando el intenso azul del mar que se reflejaba ante mis ojos.

Luego de un momento de apreciar la perfección a mi alrededor, Alex me invito a sentarme en el capo de su auto.

Estire mis piernas a lo largo del capo y coloque mis brazos detrás de mi espalda apoyando me. El se sentó de la misma forma, solo que sentía su mirada en mi.

-Cuéntame, ¿cual es tu historia?- dije mirándolo con una sonrisa.

-¿mi historia?- pregunto con confusión y curiosidad a la vez.

Siempre fue él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora