Capitulo 36.

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Alessandro P.O.V

El aire de la sala de espera, al que después de tantos años de acostumbrarme, hoy, como nunca hacia que se me erizara la piel. Era extraño.

Gabriela, aunque siempre pensaba en ella esta vez era raro, era diferente.

¿Hasta cuando iba a tener que hacerme el fuerte y ser infeliz?.

Durante toda la mañana no he dejado de sentir ese escalofrío, incluso pensé en pedir que subieran un poco la calefacción, pero me pareció tonto, ya que, ya había finalizado mi turno.

Pero aunque me encontraba cansado, no quería salir del hospital, tenía la enorme necesidad de quedarme, aunque me encargue de que todas las emergencias están bajo control, y el hospital se encontraba prácticamente tranquilo, un impulso me obligaba a quedarme.

-Doctor le aseguro que todo está bajo control, vaya a casa a descansar, que bien que lo necesita, ese humor no es el mejor.-dijo Lisa y yo fingí no oír lo último.

Hice una mueca y me resigne.

Firme un papeleo de rutina rápidamente, cuando comenzó a sonar el inconfundible sonido que emitía las ambulancias para que nos preparemos, cuando los pacientes estaban en estado crítico.

Comenzó a sonar la alarma de código rojo que nos indicaba potencial muerte o casi muerto.

Eso intensificó el escalofrío.

Me movilice rápidamente y les indique a las enfermeras que preparasen todo, rápidamente me coloque unos guantes cuando la ambulancia se detuvo frente al hospital.

Algo e la persona que se encontraba en esa camilla hizo que me paralizara, no podía ver porque a su alrededor tenia una gran cantidad de enfermeros, ademas de los paramedicos había un doctor sobre ella presionando su pecho y tres a su alrededor, unos tomando un respirados, otros revisando su presión, con sueros.

Sin darme cuando me encontraba paralizado.  Sentía miedo.

Una cara familiar entre esa multitud de gente llamo mi atención, Enzo se encontraba a un lado de la camilla. Se le veía totalmente desesperado y alterado.

Corrí como nunca lo había hecho hacia la camilla, pero alguien me aparto.

-NO ALEX.-dijo Enzo gritando.

Lo mire confundido, pero fue cuando pude oler ese aroma que supe todo.

-No.-Fue lo único que alcance a decir.

Los miles de gritos dejaron de oírse, me abrí paso entre la multitud descuidadamente.

Mi pequeña, su cuerpo estaba lleno de cables y monitores.

Oigo como mi corazón cae al suelo.

Esto no es real.

Inevitablemente mis rodillas se quiebran, me succionan todas mis fuerzas.

-ALEX REACCIONA.-grita una voz alterada.

Sentí como colocaron rápidamente alrededor de mi brazo algo y me daban aire. Oigo murmullos que no puedo reconocer. 

Todo se sentía como si estuviese lejos.

Mi mirada estaba fija en esa camilla, en medio de esa multitud de gente, se encontraba el ángel mas hermoso que haya existido.

No puedo mover mi cuerpo, no puede emitir palabra alguna. Todo era una pesadilla, eso es.

Esto es solo una pesadilla.

Todo mi alrededor había perdido color y era mudo, solo estábamos ella y yo. El corazón no me dolía, porque esto era una pesadilla, me sentía bien aquí, estaba con ella, y entonces yo lo tenia todo.

Siempre fue él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora