Capítulo 31.

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Alessandro P.O.V.

La puerta de mi consultorio sonó lenta y dudosamente, y luego de un serio y frío "adelante", tras ella asomo la cabeza, Lisa. Tenia en el rostro una expresión nerviosa e intimidada. Una expresión que hacían todos a mi alrededor se intimidaran y temblaran como gelatina, todos menos una, la mas especial y perfecta.

-Doctor Alex.-dijo Lisa haciendo carraspera con la garganta y titubeando.

Ponía notar, que la voz le temblaba y estaba nerviosa, y verdaderamente no la culpo, desde que ella ya no esta, mi paciencia era inexistente. Gabriela me hacia amar lo que me rodeara, saco a un Alessandro que no sabia que vivía en mi, uno que era el hombre mas feliz del mundo, pero ¿y ahora?.

-Doctor, su madre me ha insistido mucho para verlo.-dijo mirando el frío y lustro piso de porcelana blanca de mi consultorio.

Trague saliva, no veía a mi madre desde ese día. No quería saber nada de ellos, después de lo que le hicieron a mi pequeña.

No.
No.
No.

-Dile que estoy ocupado.-dije endureciendo aun mas mi expresión y volviendo la mirada en la Macbook.

Lisa cerro la puerta con tanto cuidado, que ni siquiera se oyó su inconfundible chirrido.

Intente concentrarme en la Macbook, intente mirar fijamente la pantalla pero no podía, no podría soportar. Ya no tenia mi soporte mas grande, mi fuerza se había ido.

Ahora lo que antes parecía mi vida entera es solo algo sin importancia, no me funcionaba esconderme detrás del trabajo, no funciona, nunca lo hizo.

-No me vas a impedir ver a mi hijo.-dijo levantando la voz mi madre desde afuera.

No me dio tiempo a reaccionar, cuando ella ya estaba dentro. Detrás de ella estaba Lisa, intentado tomarla, con una cara de excusa.

-Lo si... Doctor, le dije que estaba ocupado.-dijo Lisa y por un momento casi oí sus palpitaciones.

-Esta bien Lisa, puedes retirarte.-dije mirando frío y sin expresión alguna en el rostro.

Ella asintió y cerro la puerta rápidamente.

Regrese la mirada a la pantalla de la Macbook y sentía la mirada de mi madre sobre mi.

-Alessandro.-dijo en un suspiro de tristeza mirándome a los ojos.

Tenia la mirada triste y sus ojos reflejaban una mezcla entre cariño y nostalgia.

Nunca había visto esa mirada en mi madre, era cariñosa, pero esa mirada era inefable.

-¿Planeas no hablarme nunca?.-dijo aguantando la respiración.

No respondí.

Al mirarla a los ojos, por mi mente pasaron velozmente las imágenes de cuando Gabriela se fue, cuando me entere que se seria padre, cuando mi vida cambio para siempre.

Unas ganas de llorar me invadieron, pero en respuesta endurecí mas la expresión.

-Alessandro ella no te convenia, era una muy joven.-dijo mi madre buscando mi mano sobre el edcritorio.

Aprete los puños.

Estaba cansado de que me repitieran la misma mierda, JODER. 

-No me van a decir como vivir mi vida.-dije levantando la voz y retirando la mano del escritorio.

El rostro de mi madre cambio completamente.

-Estas enamorado de ella, lo vi en tus ojos aquel día, la mirabas... Como si ella fuera tu mundo, y lo puedo ver ahora en tu mirada oscura y triste.-dijo con una mirada triste.

-Ella es mi mundo.-dije con voz ronca.

-Alessandro, ¿en verdad crees que no lo note?.-dijo mirándome.

Quede en silencio.

-Pero... Vas a ser padre, y debes hacer lo mejor para tu hijo.-dijo, trayéndome a la realidad bruscamente.

Sentía acudo recorrer mi estomago.

-Lo se.-dije en voz baja.

Baje la mirada y cerré los ojos lentamente y dolía.

-Ademas, en un mes te casas con la madre de tu hijo.-dijo bajando la voz un poco.

Esas palabras cayeron como bombas en mi interior.

¿Casarme?.
¿En un mes?.

-¿A que te refieres?, no hemos puesto fecha para la boda.-dije mirándola fijamente.

-Alessandro, Lucia ya preparo todo, en un mes se casan.-dijo lentamente.-Ella quería que fuera una sorpresa.-dijo y no pude seguir oyendo mas.

Gabriela P.O.V

Cuando me di cuenta abrí los ojos alarmada.

No entendía nada y cuando Ignazio introdujo su lengua en mi boca casi estallo.

Necesitaba que dejara de doler.

Su lengua viajo a través de mi boca y luego me aparte.

Ignazio me miraba con una sonrisa en los labios y tomo mi mano.

Durante toda la película Ignazio se apodero de mi mano y la acariciaba cariñosamente. Y una que otra vez me robaba besos desprevenida.

Cuando las luces se encendieron y los créditos empezaron a aparecer en la pantalla me levante y acto seguido el hizo lo mismo, tomo mi mano y me guió hasta la puerta de salida.

-Imagino que la película fue buena.-dijo mirándome pícaramente.

-Supongo.-dije haciendo una mueca.-si la hubieses visto.-dije irónica.

El soltó una risita.

La noche se veía de un azul intenso a través de la ventana del auto de Ignazio, estaba helando y se notaba en los empañados vidrios.

A Ignazio le tocaba turno en el hospital así que no dio tiempo de ir a comer, y no recordaba la ultima vez que había comido algo, yo solo, ya no me importaba, todo me daba asco y nada me provocaba, ademas no tenia ganas, ya no tenia ganas de nada. Comencé a recordar cuando Alessandro hacia lo que fuese para que comiera, pero ahora el no estaba.

Nos encontrábamos estacionados justo en frente de mi casa.

Como siempre quise poder llegarlo hacer con Alessandro.

-Gabriela.-dijo suavemente atrayendo mi atención.

Lo mire fijamente y pude notar una media sonrisa en su rostro.

-¿Como haces para estar ahí y ser tan hermosa?.-pregunto.

Hice una mueca, que en realidad intentar ser una sonrisa.

-Pero la verdadera pregunta a de ser, ¿cono hiciste para que me enamorara de ti tan rápido?.-pregunto tomando mi mano.

Quede helada, paralizada.

Y antes de que pudiese reaccionar, coloco sus labios sobre los míos.










--------------------------------------------------------------------------------------------Hola 👦 y 👧, APARECI, pero en mi defensa las extrañe DEMASIADO. Pero ningún día he dejado de leer sus hermosos comentarios y agradecerles por sus votos.👸

Las quiere...
Valaulol👸😻👧

Siempre fue él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora