Pude que haya mentido un poco.
El reloj marcaba las 06:39 cuando desperté y todos los demás —salvo Luke, designado a conducir— dormían. Me pasé al sector trasero de la furgoneta y ocupé la mesa de madera, sin despertar a Sam o a Sophie que dormían una colchoneta vieja.
No me apetecía charlar o poner música. Tampoco preparar el desayuno porque básicamente ya se nos habían acabado los víveres y teníamos que parar en Saint Louis para comprar comida. Por lo tanto, que saqué mi libreta, aquella que no había sacado de mi mochila desde que salimos de Pittsburgh, y dejé que el lápiz danzara sobre el papel.
Yo escribía. Desde que tengo memoria escribo. Al comienzo eran cuentos que guardaba solo para mí, ni siquiera se los mostraba a mi madre o alguno de los maestros. Luego los cuentos se volvieron más extensos y se convirtieron en historias. Para después, un día como cualquier otro, encontrar una plataforma en internet donde la gente podía publicar lo que escribía, ya fueran historias, poemas o incluso fanfics de manera anónima.
Cuando cumplí los catorce años descubrí Wattpad, y desde ahí comparto lo que escribo con personas a las que les apetece leer las historias que imagino, pero sin el interés de saber sobre mí.
Trazo el nuevo borrador del escenario y los factores importantes del capítulo para luego centrarme en mis protagonistas. Por alguna razón, despierto inspirada y con ganas de continuar escribiendo la historia que había comenzado, pero dejé pausada por un bloqueo. Los lectores insisten en mi muro para saber cuándo volverían a leer algo sobre Nate y Hope, los personajes de Escapando de sus besos, que había estado creciendo poco a poco durante los últimos meses. Sentía una emoción enorme cada vez que veía un comentario nuevo o recibía estrellitas. Pero también me llenaba de culpa ver que la historia estaba girando en círculos, sin un rumbo definido. Y había decidido que no escribiría otro capítulo hasta tener las cosas claras sobre cómo se resolvieran los problemas y culminaría. Me negaba a darle un final plano a la historia de amor de Nate y Hope, que había escrito con tanto cariño.
No obstante, dejo un párrafo a la mitad cuando levanto la vista y veo que Sophie se remueve entre sueños. No pasa más de minuto y medio cuando despierta y por el ruido también saca de la ensoñación a su compañero de colchoneta.
—Buenos días —se despereza —¿A cuánto estamos de llegar?
La pregunta en realidad va para Luke.
—A no más de diez minutos.
Miro hacia la ventana y en efecto, ya estamos en la ciudad. Me fijo en el celular y ha pasado una hora y media desde la última vez que me percaté en la hora, estaba tan metida en el avance el capítulo que había perdido casi que todas las vistas de la carretera.
Fuera de la autocaravana, la fachada de la ciudad se deleita por si sola. Su construcción histórica marca el recorrido de años y su reputación. El área que envuelve Saint Louis es un centro de la cultura misisipiana, que construyeron numerosos montículos de terraplenes residenciales y de templos a ambos lados del río Misisipi. Es un sitio lleno de historia, pero modernizado con puentes y edificios por el siglo XXI.
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Dos veces hasta pronto
Teen FictionZoey, Luke y Sam fueron mejores amigos en la infancia, pero en la preparatoria cada uno de ellos decidió seguir su propio camino. Ahora tres años después, todos han vuelto a reencontrarse en la misma ciudad, solo que con la noticia de que a Samuel l...