29| Luke

161 13 0
                                    

—Casi siempre cuando una chica duerme en mi habitación, lo hace en mi cama —digo media hora después de subir a la furgoneta a las cinco de la tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Casi siempre cuando una chica duerme en mi habitación, lo hace en mi cama —digo media hora después de subir a la furgoneta a las cinco de la tarde. 

Habíamos pasado el día entreteniéndonos con algunos de los espectáculos gratuitos de las Vegas: las fuentes del Bellagio, un volcán en erupción en el estanque del Mirage y una batalla de sirenas y bucaneros en barcos piratas en  el Treasure Island, con cañonazos incluidos. 

Luego el tema de que había pasado con Sam y Sophie la noche anterior salió a relucir. Según ellos, algo de una fiesta gitana en el hotel de la que no habían podido escaparse, quien sabe. Lo relevante de eso es que Zoey y yo tuvimos que volver a compartir el espacio. 

—Y traumatizadas de por vida habrán quedado —dice esta, desde la mesa. 

—Admítelo, ¿cuanto te costó no pasarte a mi colchón? —la miro desde el espejo retrovisor. 

—Dormí con un ojo abierto para que tú no te pasaras al mío. 

Y todos sueltan una carcajada. Una tan fuerte que resuena por toda la caravana y rompe un poco el ambiente triste de saber que pronto culminaremos con el viaje. 

Las Vegas está a poco más de 200km de distancia del gran cañón, sabiendo que Filmore no puede andar a más de setenta kilómetros por hora, deberíamos llegar en la madrugada. Y dentro de cuarenta y ocho horas estaremos volviendo a casa, teniendo que dejar la caravana con su dueño original y tomar un vuelo rumbo a Pensilvania. 

No estoy listo para despedirme de Fil. 

—Deberías pedirle a tu hermano que te lo obsequie para tu cumpleaños. —Es como si Sam me leyera con la mirada. 

—No creo q pueda preparar un regalo en tan poco tiempo. 

—¿Pronto vas a cumplir? —inquiere Sophie desde la mesa. 

—El 23 de agosto —respondo. 

—¡¿Pasado mañana?!

—Y Zoey también —Añade Sam 

Esta alza la vista avergonzada cuando la castaña la lanza una mirada fulminante y sorprendida. 

—¡¿Como puede ser que no me lo hubieran comentado antes?! —se queja, ofendidísima con ambos. —Ni siquiera voy a poder comprarles un regalo.

Miro por el espejo retrovisor como Zoey se siente culpable. Pero en su defensa y puede que mía también, jamás salió el tema de los cumpleaños. Ni tampoco el hecho que compartiéramos el mismo. 

—¿Como voy a hacer para conseguir un regalo? —inquiere —¡Dos! —corrige — ¿Y el pastel? ¿Qué vamos a hacer con el pastel? No puede faltar pastel. 

—Sophie, de verdad que no...

—Me niego a no obsequiarles nada para la primera vez que paso un cumpleaños con ustedes.—interrumpe a Zoey —¡Pero no voy a perdonar que no lo hubieran dicho antes! 

Dos veces hasta prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora