18| Zoey

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Subimos a la autocaravana con intenciones de llegar a Aspen antes de la tarde

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Subimos a la autocaravana con intenciones de llegar a Aspen antes de la tarde. El ambiente inundado de retroceso y molestia puede cortarse con tijera, lo cual resulta frustrante porque habíamos avanzado bastante los últimos días, podíamos mantener conversaciones de más de cinco minuto —puede que no pasáramos los cinco sin discutir—pero todo marchaba bien. Eso Hasta que decidió arruinarlo al entrometer sus narices entre mis cosas y revelar lo que no podía llegar a revelarse nunca. 

Ahora jugamos un nuevo juego: quien simula que el otro no existe en menor tiempo. Y quien lo hace mejor, por supuesto. Resultamos ser igual de buenos jugadores y ninguno tiene en mente ceder el puesto. 

—¿Por qué no jugábamos a algo? El ambiente está aburrido. 

Hubo otro silencio. Sam se encoge de hombros molesto. 

—Podemos jugar a las veinte preguntas —Propone Sophie después —¿Quién empieza? 

—Zoey, ¿por qué no empiezas tú? —Sugiere el oji-verde. 

—No tengo ganas de un juego, lo siento. 

Mi respuesta es sincera. Cosa que el acepta. 

—Empiezo yo —decide entonces Luke, ganándose que tres pares de ojos se posen sobre él. 

No obstante, puedo quedarme tranquila pues sé que no insistirá en que juegue porque está claro que no tiene ningún interés en hacerme una pregunta a mí. 

—¿Piensas que soy un bueno para nada desde que nos conocimos o necesitaste de un par de días para caer en la cuenta? 

Claro que me equivoco. 

—¿Lo de confesar secretos ajenos es parte de tu personalidad de mierda o solo un plus? —me defiendo. 

Su mirada desafiante se mantiene estática sobre mis ojos. Es una lucha entre el azul de los suyos y el avellana de los míos. Ninguno de los dos cede. Entonces, Sam intercede. 

—Muy bien, juguemos al veo veo. 

Da una palmada y hace el ademán de comenzar el siguiente juego. Lo que resta del viaje el silencio y el enojo vuelve a ser un tripulante más dentro de la furgoneta. Por el bien de todos, ojalá decida bajarse en la siguiente parada. 

 

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Dos veces hasta prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora