35| Luke

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Deja-vu 2

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Deja-vu 2.0. 

Me siento asustado. Tanto que apenas puedo pensar. Lo único que me interesa ahora es verificar que Sam respira por sí mismo. Me entran unas ganas enormes de entrar a la habitación, golpearlo y decirle que nunca más se le pase por la cabeza dejar de tomar las medicinas. Que, a partir de ahora, yo mismo le haría tragarse las pastillas garganta abajo. O no. También podría guardar silencio si me permitían entrar. Quien sabe. Me daba igual.

Sin embargo, ahora que me encuentro a diez pasos escasos de la puerta, no soy capaz de acercarme a entrar. No sé qué tan favorables son las noticias y por eso me quedo parado en medio del pasillo, respirando entrecortadamente y reteniendo las ganas de darme la vuelta. 

Zoey aprieta mi mano con fuerza. Sus ojos encuentran los míos durante un milisegundo y da un paso hacia delante. Somos los últimos en entrar. 

—Madre mía, llevan una cara de haberse acostado de acá a la China —Exclama Sam en cuanto cruzamos la puerta de entrada a la habitación. 

Está recostado en la cama, con una onda intravenosa en la nariz y una sonrisa de oreja a oreja. 

—Que sutil —farfullo por lo bajo.

Él no me presta atención. Sim embargo, al no negarlo, confirmo sus palabras y eso hace que su sonrisa de oreja a oreja se vuelva todavía aun mas grande. 

—¿Como estas?—pregunta Sophie. 

 —El susto que nos has dado fue de infarto, bastardo —añado. 

—Era solo para generales adrenalina. 

—Que imbécil —Zoey se ríe y limpia las lágrimas de sus mejillas. Se acerca a darle un abrazo. 

—No quiero que me vuelvas a hacer eso, pensé que te perdía —Sophie, que ocupa el sofá libre a su lado pasa sus brazos por sus hombros abrazándolo. 

—Todos nos asustamos —Advierte su madre —Tengo que avisar a tu hermanas que estás bien.

—¿Como están Darcy y Daisy? 

—Con ganas de robar todas mis tarjetas de crédito para pagarse dos pasajes de avión a California —masculla —Cadi matas a tus hermanas de angustia. 

—A todos casi mata —aclara Zoey. 

—Te juro que ahora soy yo el que quiere matarte —expongo. 

—Sí, ya sé que me extrañaste también. 

—No puedo recordar haberte extrañado. 

Él entrecierra los ojos. Yo me encojo de hombros y blanqueo la mirada. 

—Casi te mueres, ¿Y sabes en lo que pensé mientras esperaba en la sala? —inquiero después — En un tatuaje. Pensé "Sam me ha dicho desde hace meses que cuando salga del hospital, quiere tatuarse dos girasoles en honor a su hermanas. Pero todavía no lo ha hecho ¿Y si ya no puede? Estuvimos en vela toda la noche porque casi te mueres y mi mayor preocupación era un tatuaje.

Dos veces hasta prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora