-¿Dónde vives?
Keegan se recargó en su asiento aflojando el agarre del volante. Sus ojos volvieron hacerse claros y todo su cuerpo que parecía antes que lo habían amarrado con cuerdas, ahora parecía que era libre. En mi caso, mi corazón seguía bombeando ya pasados unos diez minutos. Tragué saliva sintiendo como esta se pasaba pesadamente por mi garganta, a la vez que mis manos perdían la fuerza de agarre que mantuve presionadas en el asiento.
Me voltié a él esperando una explicación y cuando hubo pasado diez minutos más, él se giró a mí al no escuchar respuesta. Juntó sus cejas hechando una mirada a mi cuerpo completo, cohibiéndome en mi interior, pero sabía que no lo hacía lascivamente, porque pude notar en sus ojos un deje de preocupación.
¿Fitzgerald Keegan preocupado por mí? Ajá si claro, y al día siguiente Kaspar me declarará su amor.
Las cosas, simplemente no funcionan así.
Carraspié un poco haciendo caso a la pregunta de Keegan.
-¿Para qué quieres saber? – le respondí
Si el dialogo estuviera escrito pensaría que sonaba borde, pero apenas fue audible para mí.
-No puedo entregarte el dinero- dijo llevando su vista a el camino- ellos te vieron, te voy a llevar a tu casa.
Cerré los ojos inconscientemente, sabiendo que todo estaba mal.
- Ellos no me vieron- contesté pero luego rectifiqué- es decir, no creo que si me ven por la calle me reconozcan...e-estaba a una larga distancia.
Mis ojos se guiaron a Keegan. Tenía la mandíbula apretada y sus ojos parecían volver al lado oscuro.
-Te vieron. Apuntó apretando sus dientes
Tragué otra vez gordo, empezando a sentir calor, me sentía ahogada.
-Blas me las va a pagar, yo sabía que era una mala idea y tu- dramatizó mandándome ojos de pistola- y tú, yo te dije que te quedaras adentro, pero no, tenías que salirte.
Arrugué la frente. ¿Me está echando la culpa?
- No es mi culpa- refunfuñé – escuché el disparo y-y entré en pánico, yo no sabía lo que estaban haciendo ahí adentro. No es mi culpa que tu amigo me haya invitado a salir sabiendo que en algún punto terminaría sabiendo lo que hacen y quien sabe en qué más están metidos.
Solté un largo suspiro, llevándome unos mechones que me estorbaban la cara, atrás de mi oreja. Él no dijo nada, no me reprochó y ni siquiera soltó un bufido, su silencio me hizo dar cuenta que él sabía que yo llevaba la razón.
Es tu culpa. Quería decirle. Es tu culpa, porque para empezar tú le pegaste a Kaspar.
Pero luego me di cuenta que era mi culpa, por meterme en asuntos que no eran míos.
Y después de todo, Kaspar no siente nada por ti.
Me callé mis pensamientos, tratando de darme cuenta en el verdadero lio que estaba metida.
-No me vieron. Susurré cruzándome de brazos
El auto paró por un semáforo, a lo que Keegan se volteó a mí para mirarme bien.
-¿Dónde vives?- me volvió a preguntar
Suspiré ligeramente.
- En Lafayette.
El asintió levemente antes de que el semáforo se pusiera en verde y así poder avanzar.
No estaba muy segura en decirle en donde vivía, después de lo que pasó hoy, no estaba segura de nada, aun así eso no me detuvo de querer llegar ya a casa.
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Lo Que Esperan [LQE #1]
RomanceQuerer a Fitzgerald Keegan es como desear mi propia muerte. ¿Pero qué puedo hacer cuando aquellos ojos azules buscan mi mirada? ¿Qué puedo hacer cuando su piel roza la mía? ¿O cuando simplemente pronuncia mí nombre? Definitivamente sería...