24- VASO ÍNDIGO | Parte 3

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Al escuchar mi respuesta, Blas agitó nuevamente a Fitz pero este se lo quitó de encima dando pasos hacia la entrada del auto.

-Estará bien. Me dijo Blas alzando los hombros

Le mostré una débil sonrisa antes de entrar al auto. Perecía loco que esa misma noche había declinado la invitación de Jenna a la fiesta, y ahora irónicamente iría a una.

Fitz no hizo mucho ruido en todo el camino, a comparación de Blas que se la pasó hablando de los pros de esta noche.

-Sería nuestra última salida, es para cerrar con broche de oro.

Yo permanecía un poco nerviosa, normalmente las fiestas me ponían así, pero esto era a otro nivel. Dentro de mí me calmaba a mí misma.

No sería la gran cosa. No sería la gran cosa.

A lo lejos, en un pequeño estrecho de calle se podía ver algunos autos estacionados y una casa de dos pisos de color caqui. Mis ojos fueron directo al espejo retrovisor, en donde Fitz me miraba.

-Esto sería interesante. Se dijo Blas para así mientras se acomodaba en su asiento

Fitz aparcó el auto en la entrada de la casa. Por fuera no resultaba demasiado estruendosa y la música no parecía romper los tímpanos. ¿Qué clase de fiesta era?

Fitz me tiró otra mirada en el retrovisor antes de salir del auto. Los acompañé a la par mientras me disponía a escrutar con mi mirada el recinto.

Era más que una enorme casa. Lucía como la casa de un presidente o algo por el estilo. En la entrada de las puertas dos fortachones custodiaban, mientras observaban las acciones de los llegaban.

Fitz se acercó a mí, como si tratara de encontrar si no estaba herida.

-Escucha, no te alejes de Blas ¿entiendes?

Asentí un tanto confundida.

-¿Y tú?- pregunté- ¿Dónde vas a estar?

Fitz le tiró una mirada a su amigo antes de volverse a mí.

-Tengo que reunirme con alguien. Pero no te preocupes, esto terminará antes de lo que imaginas.

No sé a qué venía eso, pero tenía que confiar en él.

-De acuerdo. Asentí firmemente

Fitz me asintió llevando de nuevo los ojos a Blas.

-No te diviertas tanto. Le advirtió dándole una leve palmada en el hombro

-No lo prometo. Le respondió a sabiendas que eso lo haría enojar

Fitz meneó la cabeza antes de alejarse y darme una última mirada.

Todo estaría bien.

Blas y yo pasamos sobre los guardias, que parecían inertes en su trabajo.

Lo primero que percibí fue el olor a quemado, el humo se empezaba a esconder debajo de mi nariz. Lo segundo fue la luz morada destellante que iluminaba el lugar.

Definitivamente el lugar era más grande de lo que aparentaba.

Había personas regadas por todos lados, la mayoría hombres. Había sillones improvisados donde grupos de hombres se sentaban y hablaban entre ellos mientras tomaban de sus copas y mantenían un puro en sus manos. Las mujeres por otra parte se pavoneaban entre ellos con vestidos embarrados y faldas cortas, prendas que no trataban de ocultar el sentido de lo pudoroso.

Blas me tomó por el brazo cuando de repente alguien lo llamó a la lejanía.

-Quédate aquí. Me susurró

Lo Que Esperan [LQE #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora