Por alguna extraña razón Jenna no me había presionado con lo que había pasado esa vez en la cafetería. Pero sabía que tenía que dar una explicación a mis amigos, así que les dije que cuando me encontré con Blas y Fitz ese día que me habían descubierto, les había pedido que dejaran a Kas solo.
Ninguno de los chicos preguntó más, ni siquiera Kaspar o Jenna.
Ahora solo era cuestión que algún día de estos exigieran más detalles y me comía las uñas de solo pensarlo.
En el transcurso de la semana habían pasado varias cosas.
La primera era de que Blake Johnson no se le volvió a ocurrir a acercarse a nosotros. Finalmente Kas estaba totalmente libre de palizas.
La segunda era que éramos de las personas más habladas en la escuela. Jenna decía que ahora éramos populares.
Y la tercera cosa eran las constantes miradas que entrelazaba con Fitz. Si, así es.
No estaba totalmente segura en donde nos dejaba eso. ¿Acaso le gustaba? Es decir, me besó y no parecía ser un chico que frecuentaba dar afecto.
Aun así no hablaba conmigo entre clases ni en los pasillos, en cambio Blas me saludaba con una sonrisa mientras nos topábamos en las clases. Llegué a pensar que todo sería así; Sacar buenas calificaciones, leer todos los días un capítulo de mi libro favorito Matar a un Ruiseñor, salir a cenar los fines de semana con mis padres, almorzar en la cafetería con los chicos, mirar a escondidas a Fitz y sonreír escasamente a Blas; Ir a Paddy Malone's con los chicos y reír en los pasillos con Jenna y Stella; mirar de soslayo a Fitz en el club de cine, mirar a Fitz mientras él trataba con todas sus fuerzas de no devolverme la mirada hasta que todos se hubieran ido y pudiera hacerlo por solo unos segundos.
Una semana entera pasó y estaba segura que así sería por ahora mi vida. No hasta que ese día en la escuela Kas se me apareció mientras guardaba unos libros en mi casillero y me dijo con una sonrisa que me veía guapa.
Jenna me lo había dicho también ese día. Llevaba un vestido nuevo que mi madre me había regalado; era floreal, así que decidí hacerme una trenza de lado y ponerme un poco más de maquillaje. Sabía que no lucía como siempre, con mis mayas y shorts y mis blusas no tan llamativas, sabía que lucía linda porque Ander dulcemente me regaló una sonrisa cuando me vió y Sergi movió sus cejas juguetonamente hacia mí.
Así que no me sorprendí mucho cuando ese día Kas me lo dijo. Le sonríe amablemente sabiendo que lo que me dijo ya no me afectaba como antes. Kas me devolvió la sonrisa mientras rápidamente tomó un mechón de mi cabello suelto y lo colocó en su lugar.
No puedo evitar ponerme un poco nerviosa, ya que no me había percatado de su cercanía, ni tampoco me había percatado que a unos metros se encontraba la figura de Fitz recargada en unos casilleros, mirándonos cuidadosamente con el ceño fruncido.
Traté de no dar un respingo cuando lo vi acercarse hacía nosotros mientras Kaspar me hablaba sin saber lo que pasaba. Aguanté la respiración cuando Fitz pasó sobre nosotros dándome una corta mirada antes de apartarla y seguir su camino.
-Debo irme- Me excusé rápidamente con Kas y me largué antes de que me pudiera decir algo.
Me tardé unos minutos para darme cuenta que había perdido de vista a Fitz, resignada me adelanté a mi próxima clase.
¿Qué pensaba decirle? No es lo que crees, antes me gustaba pero ahora no.
Me gustas tú.
Me ahogué con mi propia saliva, sintiendo mi corazón palpitar. No había hecho nada y.. ¿y si ya no me hablaba?
Paranoica, estaba siendo paranoica.
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Lo Que Esperan [LQE #1]
RomanceQuerer a Fitzgerald Keegan es como desear mi propia muerte. ¿Pero qué puedo hacer cuando aquellos ojos azules buscan mi mirada? ¿Qué puedo hacer cuando su piel roza la mía? ¿O cuando simplemente pronuncia mí nombre? Definitivamente sería...