19 - VASO TERRACOTA

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No sabría decir con exactitud cómo me sentía esa semana.

Sobraba decir que me sentía una mentirosa y mala amiga, ya que cada vez que Jenna me preguntaba porque actuaba tan rara le tenía que sacar la excusa más barata que se me podía ocurrir.

- Estoy en regla. Le dije

Supongo que ahí pude tomar control, pero es que cada vez que me topaba con las miradas de Blas y Keegan todo lo demás se hacía borroso y las imágenes de aquella noche donde le hice de burro de carga me atacaban la mente.

Pero lo mejor de todo no molestaron todo lo que restaba de los días de clase. Era tan extraño, era como tener dos vidas. Estudiante de día y mafiosa de noche o algo así.

Sé que no era para tanto pero cuando veía que Keegan y Blas estaban cerca de mí, solo esperaba que me hicieran una señal para poder reunirnos para decir cuál sería la siguiente entrega, pero esta vez no tuvieron que a acercarse para anunciarme la siguiente.

Tenía unos cuantos minutos libres por lo que me planeé gastármelos en acomodar mi casillero del cual de seguro estaba por explotar de tantos trabajos y nuevos libros. Y mientras maniobraba poniendo el código una voz atrás de mi me hizo saltar.

-¡Dios!- solté al escuchar mi nombre

Atrás de mí Kaspar se mordió el labio nervioso mientras que sus manos se habían escondido en los bolsillos de su pantalón. Tuve que parpadear para darme cuenta que no me lo estaba imaginado.

-¿Kaspar? ¿Q-que haces aquí?- dije sin creérmela

Este se encogió de hombros tirando una mirada al pasillo.

-Bueno...pues estudio aquí.

Sin poder pararme, rodé los ojos.

-Me refiero hablando conmigo.

El asintió lentamente llevando la mirada al piso.

-Quiero hablar contigo...sobre... sobre lo que pasó...ya sabes...-

-¿Sobre la escena que me hiciste en mi casa? ¿Ha eso te refieres?

No podía disimular mi enojo, simplemente ya no me quería quedar callada.

Kaspar volvió a asentir mirándome con pésame en sus ojos.

-Sí, sobre eso...yo- suspiró cerrando los ojos- lo siento, no sé por qué lo hice.

Achiqué mis ojos mirándolo rectamente.

-¿De verdad no sabes?- Le pregunté esperando la respuesta que me había estado preguntando

El me miró por unos segundos, antes de bajar la cabeza y menarla.

-No, no sé.

Genial, que imbécil.

Suspiré profundamente tratando de no enojarme más, llevando mis manos hacia mi casillero para poder abrirlo.

-Oye, sabes... ¿Qué te parece si vamos a la cafetería del centro? Podemos hablar con más calma.

¿De qué otra cosa hablaríamos? Me pregunté mientras abría mi casillero, que al momento de hacerlo como lo supuse este estaba patas para arriba, pero en cual, de todo el desastre pude distinguir un pequeño retaso de papel color amarillo. Fruncí el ceño agarrándolo y desdoblándolo.

Tenía algo escrito con plumón de tinta negra.

5:00 p.m.

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Lo Que Esperan [LQE #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora