Todo cambió en la vida de Juliette O'Connor con una decisión que sin ella imaginarlo cambiaría todo lo que conocía hasta el momento y conocería así al único y gran amor de su corta pero intensa vida.
En cuanto llegué a Londres tuve la sensación de que no nos teníamos que haber apartado de Max. Antes de irnos me propuso que viajásemos con él toda la temporada para que estuviésemos juntos pero le puse la tonta excusa de que las niñas necesitaban un hogar estable. No se cómo pude haberle dicho eso. Parecía estúpida. Necesitábamos antes estar juntos que una estabilidad. Me había arrepentido mil veces de haberme separado de él. El próximo circuito era el de Italia así que decidiste coger los billetes por Internet para llegar unos días antes que él y sorprenderle. Después de coger los billetes preparaste todo lo que ibas a necesitar para lo que quedaba de temporada. Cómo no sabías el tiempo que iba a hacer en los diferentes sitios en los que ibais a estar, llevaste poca ropa tanto para ti como para las niñas. Siempre había tiempo para comprar ropa. Cuando saliste por la puerta después de comprobar tres mil veces si lo habías cerrado todo, cogiste un taxi. Apenas tardaste en llegar al aeropuerto. Una vez allí facturaste las maletas y fuiste a buscar un banco para dar de comer a las niñas. Después de darles de comer paseaste por el aeropuerto con la intención de que se durmiesen y así poder comer yo. Estuvimos una hora paseando y no hubo manera de que se durmiesen. Así que me quedé sin comer. Bueno de todos modos con lo nerviosa que estaba dudo mucho que me entrase nada en el estomago. Antes de montar en el avión llamaste a Tabatha para decirle que ibas a ir para que entretuviese a Max para darle la sorpresa. Porque yendo con dos niñas era difícil que no se notase nuestra presencia. Si no lloraban, gritaban y si no gritaban lloraban. Tabatha tardó poco en responder y me dijo que se alegraba mucho de que hubiese decidido ir, porque desde que nos habíamos ido a Max se le notaba más desanimado. Había tomado una buena decisión. Las niñas necesitaban a sus padres juntos y nosotros necesitábamos estarlo también. Yo siempre había deseado ver mundo y viajar mucho y que mejor que hacerlo con las tres personas que más quería en este mundo, mi preciosa y maravillosa familia. Media hora después ya estábamos montados en el avión. Nada más montar las niñas se durmieron enseguida. Y aunque yo intenté hacerlo no había manera, estaba tan pendiente de cualquier movimiento que hacían y entre eso y lo nerviosa que estaba pase las dos horas y media de vuelo despierta.
Cuando menos quise darme cuenta ya habíamos llegado a Italia. Las niñas seguían dormidas y no quería despertar a ninguna. Viendo que no podía salir con una y luego volver a por la otra una amable azafata me ayudo con Chloe. Le agradecí enormemente la ayuda. Menos mal que a partir de ahora iba a viajar con Max para que me ayudase. Las maletas tardaron bastante en salir y mi nerviosismo iba en aumento. Después de recoger las maletas salí al exterior y me sorprendió que había un coche en la puerta esperándonos. Esto seguro que había sido Tabatha. De dentro del coche salió Jos, el padre de Max. Cuando le vi nos dimos un efusivo abrazo. Agradecía enormemente que hubiese venido a ayudarme. Ella cogió a Chloe con la maxicosi y la metió en el coche y yo hice lo mismo con Alaïa. Tardamos muy poco en llegar al circuito. Max todavía no había llegado. Bueno por lo menos de esa manera seguro que no iba a estropear la sorpresa. Jos me explicó que había habido un problema con el vuelo y que Carlos y el llegaban mañana por la mañana temprano. Las gemelas seguían profundamente dormidas así que aproveché para saludar a todo el mundo. Todos me recibieron como si no me hubiese ido nunca. El Doctor Alexander estaba increíblemente moreno. Seguro que al final había conseguido irse a Hawaii. Aunque ya no fuese enfermera para el equipo podía echarle una mano siempre que lo necesitase, solo tenía que pedirlo. Aunque todo dependía de las niñas. La noche llegó muy rápido y después de bañar y dar de cenar a mis niñas, las tres nos fuimos a dormir. Mañana por la mañana llegaba Max y quería estar bien despierta para recibirle.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con la ultima imagen de mis amores amores durmiendo en esa postura tan particular me fui a dormir. Mañana iba a ser un día intenso.