Philip

Quarante-deux

Tuvimos que aguardar en la sala de espera para tener información sobre tu estado.

Tu tía llegó poco después de nosotros hecha un mar de lágrimas porque, de alguna u otra forma ya se había enterado de todo.

Una hora más tarde apareció tu padre con Leonor.

Y las discusiones comenzaron mientras se culpaban unos a otros por el accidente.

El lugar se había convertido en un campo de batalla con dos bandos y a mi me tocaba ser Suiza.

Todos tuvieron que calmarse cuando apareció el doctor para explicarnos tu situación.

Por su cara pude deducir que no era muy buena.

Entonces, imaginando lo peor, solo podía pensar en cuan arrepentido estaba de no haberme acercado a ti cuando tenía oportunidad, de no hablar contigo tanto como me hubiese gustado, de no decirte lo que significabas para mí y de otras tantas cosas que formaban una lista tan infinita como el universo.

Sí tan sólo tuviera una máquina del tiempo.