Quarante-cinqu

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Desde aquella tarde en que al fin nos dejaron entrar vengo a visitarte todos los días.

Mamá dice que no es del todo sano, pero me gusta.

No es necesario decírtelo porque es demasiado obvio, pero a veces te platico cosas que recuerdo sobre ti.

Otras te leo uno o dos capítulos de los libros de tu autor favorito. He leído tanto a Verne que comienza a gustarme también a mí.

En ocasiones te pongo música:

Las cuatro estaciones de Vivaldi es la más frecuente, porque Joanne me dijo que era tu favorita.

O Five for fighting, porque sé que te recuerda a esa saga de libros sobre la Segunda Guerra Mundial con los que estuviste obsesionado mucho tiempo. Los únicos capaces de hacerte sonreír después de lo serio que te volviste.

A veces sólo me siento junto a ti y tomo tu mano deseando que despiertes en ese mismo momento, aunque sé que cuando eso pase te irás con Isabel y no conmigo.

PhilipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora