Philip

Cinquante et un

Ayer, después de contarte lo de la UNAM, fui a hablar con tu hermana.

Y sí, te lo conté a ti antes que a ella a pesar de que realmente no sé si me escuchas.

―Y ¿Cuando te vas?
―Parece que me estas corriendo.
―No, no es eso. Sólo quiero saber cuanto tiempo me queda antes de que mi mejor amigo se vaya a un lugar mejor.
―Ahora hablas como si me fuera a morir ¿Desde cuando piensas así de mí?

Me miró feo, por lo que me vi obligado a responderle.

―No creo que una ciudad llena de contaminación, tráfico y gente sea un lugar mejor.
―Sigues evadiendo mi pregunta
―Es que, aun no sé si iré.
―Bromeas , ¿Cierto? Has hablado de esa escuela durante años y ahora resulta que no sabes si irás. Seguro esto es cosa de tu mamá, debo hablar con ella porque no sé me hace justo que primero te diga que si y luego que no.
―Anne, no es por eso.
―Es por mi hermano, supongo.

Me limité asentir. No me ganaba nada mintiendole.

―Estas haciendo una tormenta en un vaso de agua, Rick, de verdad y mira que te lo esta diciendo una drama queen de primera. Tu escuela no queda a más de cuatro horas de aquí ¡Está en el estado vecino!
―No quiero ir de todas formas.
―A Philip no le gustaría que te quedaras por él, seguro que te golpearía por haberlo pensado siquiera.
―No importa.
―Mira, si lo que te preocupa es que despierte y no estés aquí a su lado, dejame decirte que serás el primero al que llamaré para avisarle, incluso antes que a Isabel.
―¿Lo juras?
―Por supuesto. Además, pequeño idiota, podrías venir a visitarlo a diario si quisieras, pero no lo hagas por favor, ya que no está lejos, ni que te fueras a ir al otro lado del mundo. Eres un exagerado, de verdad.

Me dio un zape y ambos reímos, aunque esto era algo serio.

Supongo que, después de todo, Joanne tiene razón.