Philip

Cinquante-trois

Joanne se ofreció a ayudarme a empacar a pesar de que le aseguré que no era necesario.

Creo que piensa que, si no lo hace ella, terminaré llevándome puras cosas que atenten contra la moda o algo así.

Mientras doblábamos ropa intenté convencerla de que ella no podía sola con el trabajo de cuidar de ti mientras, además, deshacía cualquier macabro plan que a Leonor se le ocurriera para quitarte de su camino.

No es que no confiara en que ella pudiera hacerlo, de verdad que no. Era muy valiente y fuerte, hacía honor a su nombre. Pero sólo era un intento de convencerla de que me permitiera quedarme.

Tampoco es que necesitara su permiso, no es mi mamá, pero sé que si le llevaba la contraria seguramente se enojaría y lo que menos necesito es perder a mi mejor amiga.

Ya sufro demasiado sin ti.

Se dio cuenta de mi plan y me dejó muy en claro que ni pensara en quedarme porque dejaría de hablarme, sin contar que usaría todas sus influencias, mas bien las de su padre, para evitar que me dejaran entrar a cualquier universidad de aquí.

Así que a fuerzas tenía que irme.

Mi ultimo argumento fue que entonces ella tampoco debía quedarse, porque había sido aceptada en esa universidad de Estados Unidos a la que siempre soñó con ir y debía aprovecharlo.

No te hubiese gustado que renunciara a eso por ti, se lo dije. Y me miró enojada gritando que yo no entendía nada.

Después salió de mi habitación dando un portazo.

Sí, Philip, creo que en verdad no lo entendía.

Por eso terminaba diciendo cosas que hacían enojar a la persona más tranquila que conozco.

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Lamento la tardanza, de verdad. Es sólo que la ceremonia de fin de cursa me traía loca y cuando terminó mi hermano se adueñaba de mi tableta para jugar EXO Run y no podía quitarlo.

Pero volví para decirles que mañana subo otros dos capítulos y el miércoles ya el último. Porque creo que ya alargue mucho esto.