Philip

Cinquante-quatre

Llegué al hospital como cualquier otro día, con un ramo de flores en una mano y una nota en el bolsillo, aunque no es como los otros días.

Es el último en el que te veré, al menos por un tiempo.

No vi a Anne por ningún lado, la busqué por todo el lugar para asegurarme, pero traté de ignorar ese hecho y caminé directo hasta tu cuarto.

La puerta se encontraba entreabierta, siendo que siempre estaba cerrada, así que me asome primero y me encontré con Isabel, que hablaba contigo.

―Entonces me diste la carta, juro que estabas demasiado rojo y creí que estabas enfermo o algo, y esperaste a que la abriera. Era una canción en francés. No sabía nada de ese idioma, y no entendía lo que estaba escrito, pero me pareció un lindo detalle...

Entendí muy rápido que no tenía que estar escuchando eso, así que me dispuse a irme pero choqué con la puerta e hizo demasiado ruido.

Ella volteo a verme. Creí que estaría enojada, pero en su lugar me dio una sonrisa.

―Hola, Richard.
―Isabel, yo no...

Sólo había hablado una vez con ella, y eso fue hace años.

―Sé que no querías escuchar lo que le platicaba, ni pretendias interrumpirme.
―Dejaré las flores y me iré, no te preocupes.

No te mentiré, estaba avergonzado porque el que salía sobrando aquí era yo. Siempre fui yo.

―No te vayas, por favor. Vienes a despedirte ¿Cierto?

Me detuve antes de salir.

―¿Es verdad que entrarás a la UNAM? Porque, oye, eso es genial. Felicidades.

Me asustaba lo amable que estaba siendo conmigo.

―¿Quién te lo dijo?
―Joanne. Ella me hablo mucho de ti, de hecho, me contó todo.

¿Por eso actuaba así, porque sabía lo que siento por ti?

―Seguro me odias
―¿Por que debería?
―Porque soy el chico que esta enamorado de tu novio y viene a visitarlo todos los días, quizá por eso.

Soltó una carcajada muy fuerte, creí que se burlaba de mi.

―No puedo odiarte por querer a Philip, aunque me gustaría, porque él es alguien muy inteligente, amable, lindo y guapo. No te culpo por sentir algo por él.
―Gracias.
―Además no me ganaría nada peleando contigo ahora que no sabemos cual será la decisión de Phil. Quien sabe, podría no querer estar con ninguno.
―¿Qué pasa si me elige a mi?

Era broma, no creía que fuera algo posible, solo lo dije. Tampoco es que quisiera hacerla enojar.

―Llevo el nombre de varias reinas importantes y guerreras, creo que ya lo sabes. Si eso ocurriera, haría honor a mi nombre y pelearía.

Asentí, porque no sabía que más hacer. Ella se levantó de tu camilla y caminó hasta la salida.

―Estaré afuera, cuando termines solo dime.

Es diferente a como la imaginaba.