Philip

Trente-quatre.

Estaba leyéndote, por segunda vez, Veinte mil leguas de viaje submarino cuando tocaron a la puerta.

Cerré el libro y fui a abrir para ver quien tocaba.

Era una enfermera que parecía ser nueva, pues no la había visto antes.

Además tenía un entusiasmo que solo tienen las personas en sus primeros días de trabajo.

Me preguntó si ya habías despertado para traerte tu comida, porque vino hace un rato para dartela pero estabas dormido.

Sí, definitivamente era nueva.

¿Debía reír o llorar por su error? Obviamente no iba a enojarme por su equivocación, ella no lo sabía.

―Él no está dormido.

Después de que se lo dije lo pensó un poco y luego cayó en cuenta de todo.

Se veía muy apenada, me pidió disculpas unas veinte veces, y se fue corriendo.

Ojalá sólo estuvieras dormido.

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¿Adivinan quien va a subir tres capítulos hoy? Sí, yo.

El de miércoles, el de ahora y les adelantaré el del domingo, por si no alcanzo a subirlo.