Capítulo 20

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Despertó en una cama que inmediatamente identificó como la de un hospital. No era su primera vez ingresado, y ya estaba más que acostumbrado a esas camas que tanto olían a desinfectante.

Pero, por si eso no bastara, en seguida apareció Melisa al lado.

- Tranquilo, cielo. Ya estás a salvo.

Las palabras de Melisa le sonaron a gloria, y más cuando vinieron con ese tono dulce que caracterizaba la voz de la madre de Scott.

Pero entonces algo cambió.

De pronto, fue consciente de lo extraño que le resultaba oír aquel apelativo, pese a que no dejaba de ser el que Melisa usaba con él cada vez que estaba asustado o triste, y que era mucho más común de lo que le gustaría admitir.

Ahora ya no le gustaba que le llamara así. Le resultaba tan desagradable, que no quería volver a oírlo nunca más.

Recordó por qué no le gustaba, cuando una sucesión de imágenes le vinieron de golpe: Derek y él descubriendo la tumba vacía de Kate, justo después de que él le llamara así y Derek se hubiera enfadado. Kate llamándole constantemente eso a Derek, sin que él pudiera hacer nada para evitarlo. Los dos juntos, esta vez en una celda, gritándose el uno al otro por haber caído en la trampa de Kate. Y por último los dos arrodillados, uno a cada lado de una verja de metal, con Stiles suplicándole a Derek que por favor no lo hiciera.

El corazón del chico empezó a latir furioso, consiguiendo que las máquinas a las que estaba conectado, pitaran a un ritmo frenético.

Pero Stiles no fue conciente de nada de eso.

- Scott – llamó Stiles, incorporándose de golpe y haciendo caso omiso al mareo – Tengo que hablar con Scott – apremió, agarrando a la mujer del uniforme.

- Y yo que pensé que al primero al que querrías ver era a mí.

La voz de su padre, proveniente del marco de la puerta de la habitación en que se encontraba, consiguió aliviar un poco el nerviosismo de Stiles. Seguía teniendo que hablar con Scott, pero podía perder un par de segundos en abrazar a su padre. El mismo al que estaba convencido que jamás volvería a ver.

El Sheriff no necesitó que dijera nada para intuir lo que su hijo quería, y en dos zancadas ya estaba a su lado, estrujándole con más fuerza de la que debería, teniendo en cuenta que acababa de despertar en la cama de un hospital.

Stiles, por su parte, y como solía ocurrirle cada vez que se encontraba con su padre después de que alguno de los dos hubiera estado a punto de morir, rompió a llorar.

- Papá... Pensé que no volvería a verte...

- Shh. No pasa nada... - trató de calmarle, sin soltar el abrazo - Nada de eso importa ahora. Estás a salvo. Se acabó.

Stiles habría dado lo que fuera por creer sus palabras, y así dormir durante días seguidos; que era lo que su cuerpo y mente le estaban pidiendo a gritos.

Pero la pesadilla no había acabado... No lo haría hasta que viera a Derek a su lado.

- No... No ha acabado, papá – se separó sólo lo justo para poder mirarle a la cara - Cuánto tiempo llevo inconsciente... Y dónde están los demás. ¿Han ido a por Derek? Está en Water Creek, a unos 30 kilómetros de Beacon y...

- Hijo, hijo. Cálmate, ¿quieres? – el Sheriff se sentó en el borde de la cama, cogiendo la mano de su hijo - Acabas de despertar y ponerte así de nervioso no es lo mejor que puedes hacer.

My King and his QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora