Kate caminó por entre los árboles con facilidad. Tan pronto recorría el suelo húmedo y lleno de densa vegetación, como trepaba por un árbol caído sin aminorar la velocidad. No iba corriendo pero tampoco iba a paso lento e inseguro, como sin duda haría cualquier humano que recorriera una selva por primera vez.
Aquella, por supuesto, no era su primera vez.
En realidad, se podían contar con los dedos de sus manos los días que había estado lejos de aquella selva que ahora llamaba hogar. Conocía cada recoveco mejor que las manchas que cubrían su piel.
Lo que más le gustaba era transformarse y correr por su territorio, asegurándose que todo estuviera tal y como ella deseaba: Primero caminaba por las zonas de exuberante vegetación, plagadas de orquídeas y tillandsias tan grandes como la cabeza de un bebé, para luego trepar hasta lo alto de los árboles, usando sus garras.
Hacía más de un año que Kate Argent disfrutaba de su nueva condición de depredador, pero había veces que le seguía resultando increíble: Después de estar horas corriendo, sabiendo que no se cansaría; o las pocas veces en que tuvo que deshacerse de algún animal que había osado irrumpir en su territorio.
Cuando tuvo que enfrentarse a otro jaguar, fue la única vez que sintió un poco de miedo... Pero si bien sus colmillos eran igual de afilados y peligrosos que los suyos, aquel felino de cuatro patas poco podía hacer contra su inteligencia.
Y cuando el jaguar cayó muerto a sus pies, con el cráneo atravesado, Kate supo que nadie sería rival para ella. Que no debía tener miedo a que alguien le quitara su territorio, y que podía pensar en otras cosas más importantes.
Cosas como formar una familia...
Mientras caminaba por una zona donde la vegetación le llegaba hasta la cintura, pensó en el lobo que le estaba esperando en su hogar. En realidad, era el refugio que había estado usando aquel jaguar... Ahora su cadáver, enterrado a pocos metros de la cueva, servía de advertencia para el resto de animales que quisieran echarla de allí.
Por desgracia, el que se suponía que era su compañero, no estaba tan ansioso por aparearse con ella. No obstante, aunque no se estuviera comportando como el compañero digno de una mujer jaguar (de momento); al menos la apariencia sí que la tenía...
La excitación creció en su interior, y dio un poco más de prisa a sus pasos. Quería regresar lo más pronto posible junto a Derek y terminar lo que habían empezado.
Pero antes debía solucionar un pequeño problema con una de las trampas de su época de cazadora: Esas trampas le servían para conseguir alimento sin mucho esfuerzo, y de paso mantener a ralla a posibles visitas inesperadas. Puede que prefiriera cazar sin usar nada más que sus propias garras, pero había veces en que resultaba bastante práctico.
Sobre todo si lo que caía en la trampa, no era una simple armadillo o un mono.
El olor a hombre lobo era intenso, y un par de metros más adelante encontró al pobre infeliz aullando de dolor, con una pierna atrapada en uno de sus cepos.
- Mira que animal más grande ha caído en la trampa – canturreó acercándose al adolescente que seguía tendido en el suelo y trataba de liberarse. Éste la miró con rabia, dejando que sus ojos rojos se iluminaran - ¿Crees que esa es manera de saludar a una vieja conocida? – se puso de cuclillas para estar a la altura de su presa.
- Tampoco lo es ir dejando cepos por ahí – gruñó Scott mientras trataba de romper el cepo.
- Bueno... Creo que la culpa ha sido tuya por presentarte en mi casa sin anunciarte – mostró una mueca desagradable - ¿Acaso yo he ido a tu casa a husmear?
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My King and his Queen
Fanfic¿Por qué sigue viva Kate, si en teoría Peter la mató? ¿Por qué ha tardado más de un año en volver a Beacon Hills? ¿Dónde ha estado todo ese tiempo? ¿Y en qué se ha convertido exactamente? Pero casi más importante: ¿Por qué soñó Derek con Stiles, cua...