Capítulo 28

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Derek despertó con el tacto de unos labios cálidos besando los suyos.

Todavía amodorrado por el sueño, levantó una mano con pereza para acariciar a la persona que le había despertado de aquel modo tan agradable. Sonrió cuando sus dedos palparon el corto cabello, y abrió los ojos para toparse con los marrones de Stiles.

- Buenos días – saludó el chico antes de darle varios besos cortos, seguidos de otro más intenso.

El Beta respondió al beso con ganas, y llevó la mano libre hasta la cintura de Stiles, obligándole a que se tumbara encima de él. El adolescente obedeció en el acto y, aprovechándose de la ventaja de su posición, comenzó a besar el cuello y hombros de Derek, besando cada parcela de piel que tenía a su alcance según iba bajando por su cuerpo. Cuando llegó al estómago, y sin ningún tipo de reparo, lamió los músculos tan bien definidos.

Derek sintió un cosquilleo en el estómago, y trató de alejarse de la lengua de Stiles. Pero apenas se movió un milímetro, Stiles le empujó del pecho para que se estuviera quieto, y volvió a lamerle; esta vez desde el ombligo hasta tocar la cinturilla del pantalón vaquero.

- No hagas eso – pidió el hombre lobo, acariciando con calma la espalda de Stiles.

- ¿Por qué no? – preguntó con una sonrisa picarona, dando una nueva pasada que terminó en un beso húmedo - ¿No te gusta?

Derek cerró los ojos, soltando un gemido de placer, pero enseguida se obligó a concentrarse.

- Me recuerda a alguien – murmuró, llevando una mano hasta la cabeza del chico y jugando con su corto cabello – Alguien en quien no quiero pensar ahora.

- ¿Y eso? – apretó las piernas contra las de Derek, obligándole a que él cerrara las suyas y estuviera completamente a su merced – Yo creo que estás disfrutando mucho – lamió uno de sus pezones, ya erectos, para a continuación darle un leve mordisco.

- Hmmm – jadeó con una mezcla de placer y dolor, y nuevamente trató de moverse para quitárselo de encima – Prefiero que seas tú mismo.

- ¿Yo mismo? – preguntó curioso pero sin mirarle a la cara, más concentrado en lo que había de cuello para abajo – Si estoy siendo yo mismo – dio otro lametazo que terminó con un mordisco más fuerte.

- ¡Stiles!

El grito de Derek sonó extraño a sus propios oídos. Como más lejano.

Volvió a sentir la lengua y los dientes del adolescente sobre su cuerpo, ajeno a su petición, pero entonces fue consciente de otros detalles.

Lo primero que le llamó la atención, y que no cuadraba en aquella escena, era que la cama en la que estaban tumbados, no era como recordaba: No se parecía en nada al colchón de su loft, blando y confortable; sino que era duro como la piedra.

Lo segundo que le extrañó, y que le hizo fruncir el entrecejo pese a que una parte de su cerebro seguía concentrado en aquella lengua; fue el hecho de que el corto cabello de Stiles de pronto había crecido, hasta convertirse en toda una melena de largos y suaves mechones rubios.

La suma de esos detalles, unido a un nuevo mordisco que esta vez abrió una herida en su estómago, fue lo que le llevó a comprender que estaba soñando.

Y que no era Stiles quien estaba allí.

Derek abrió los ojos al tiempo que se incorporaba en el suelo. Sobre él, el cuerpo de Kate permaneció bien aferrado a su cintura, con una pierna a cada lado cual amazona cabalgando un purasangre. Las manos de la mujer jaguar recorrieron su pecho desnudo, manoseándolo, y sonriendo con picardía cuando fue consciente de que Derek ya había despertado.

My King and his QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora