Capítulo 34

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Ya había empezado a anochecer cuando llegaron a Beacon Hills. Hacía un buen rato que el Sheriff había apagado la música, que empezaba a ser bastante más repetitiva de lo que aseguraba la emisora; y se había dedicado a ver el paisaje.

Pero cuando ya estaban recorriendo las calles solitarias del pueblo, un ruido procedente de la parte trasera del coche le obligó a mirar por el espejo retrovisor.

Lo que vio, pese a ser algo que en el fondo intuía que pasaría tarde o temprano, le siguió resultando desolador.

El ruido resultó ser un leve quejido procedente de Derek Hale. Él seguía dormido, protegido entre los cuerpos de sus seres queridos, pero con un rostro menos relajado que el de ellos. Y menos que el que había tenido cinco minutos atrás, más propio de alguien que estaba teniendo el descanso que se merecía.

John pasó el brazo por el asiento del conductor, para acercarse más al Beta.

- ¿Estás bien, hijo? – preguntó lo suficientemente alto como para despertar a Cora y Stiles, que en seguida se centraron en Derek.

Por desgracia, él no siguió el ejemplo, y soltó otro quejido. Y esta vez John pudo reconocer aquel ruido por lo que realmente era: Las otras dos veces había creído (y esperado), que fuera un quejido de protesta, a causa de las numerosas heridas que cubrían su cuerpo y que, aun siendo hombre lobo y con una capacidad de curación más rápida; tenían que resultar dolorosas. Pero ahora tuvo bien claro que no se trataba de una protesta de dolor... Al menos, no de dolor físico.

Lo supo cuando, junto a ese último quejido y que se asemejaba más a un sollozo, le acompañó una diminuta lágrima que se escapó de sus párpados aún cerrados, y que no dejaban de danzar sin control alguno.

Demasiadas veces había visto a su hijo pasar por lo mismo, como para no reconocer una pesadilla cuando la veía.

No fue el único que llegó a esa conclusión, pues en seguida Cora y Stiles trataron de despertarle.

- ¿Derek? – susurró Stiles, muy bajito, sabiendo por experiencia que no era bueno despertar a alguien de una pesadilla hablando a voces – Derek, despierta.

A su lado Cora intentó lo mismo, llevando una mano hasta la frente de su hermano, brillante por las gotas de sudor que habían empezado a formarse.

Ella, a diferencia de Stiles, no dijo nada; y en seguida el Sheriff comprendió que era porque estaba luchando por no echarse a llorar. Tenía los labios apretados, desesperada por ayudar a su hermano, pero viendo que no servía de nada porque él seguía soltando algún gemido de vez en cuando, tratando de alejarse de las mismas manos que le estaban intentando reconfortar.

De pronto Peter frenó, y miró a su sobrina a través del espejo retrovisor.

- Quítale el dolor – dijo lo suficientemente alto para que ella lo oyera, pero no tanto como para despertar a Derek. Y cuando Cora le miró, sacó a relucir lo poco que le quedaba de Alpha – Puedes hacerlo. Sólo tienes que concentrarte y dejar que pase.

Cora estuvo tentada de pedirle a su tío que lo hiciera él, pues estaba claro que él sí sabía cómo proceder en estos casos. Pero ello implicaría que Derek siguiera atrapado en aquella pesadilla el tiempo que tardaran en cambiar de posición y colocarse al lado de su hermano... Y por otro lado, quería hacerlo ella.

Sí Derek fue capaz de renunciar a su estatus de Alpha por salvarla, cuando ella no había hecho otra cosa que quejarse de sus malas decisiones; bien podía devolverle el favor ahora, aunque fuera con algo tan aparentemente insignificante como sacarle de aquella pesadilla.

My King and his QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora