37. déjame poseerte

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Estaba soñolienta, pero aún así podía escuchar a Harry tararear una canción que desconocía. Abro los ojos y lo miro en bóxer en la ventana, miraba la casa de al frente, dónde tayler y nora viven.

–Buen día, cariño—Dice, voltea a mirarme y sonríe.

Bostezo y sonrío igual, salgo de las frazadas de la cama y camino hacia él, rodeo su cadera con mis brazos y afinco mi mentón en su espalda.

–¿Qué planes tienes para nosotros hoy?—Pregunto, mi voz es suave y recién levantada era un poco grave.

–Esperar es lo más excitante del momento, mi jade —Susurra.

Sonrío sintiendo mi sexo húmedo, sólo había dicho algo, sólo eso y noto como me siento, no quería recordar el día de ayer, iba a mojarme y él lo notaría, estaba tan intacta y receptiva, tan deseosa y ansiosa.

–Iré a darme una ducha.

En cuanto estaba lista para un nuevo día, bajo a la cocina a preparar el desayuno, algo ligero para los dos.

Escucho el timbre, pero no me detengo a lo que estoy haciéndo, sólo cuento con que Harry baje y abra, pero no, sigue sonando el timbre.

Lavo mis manos y camino fuera de la cocina, me acerco a la puerta y la abro
Miro a un louis decaído, pálido y asustado. Frunzo el ceño y lo dejo entrar, lo llevo conmigo a la cocina, me siento dispersa pero aún así no dejó de preocuparme.

–Ayer por la noche tuve una recaída, estaba solo en el departamento, pensé que había sido el medicamento que olvidé tomarme, fue así, pero llamé al doctor a plena madrugada y me dice que es urgente que vaya con él ésta misma mañana.

Proceso lo que dice, sus labios están rotos y sus manos temblaban. Asiento, no pierdo un minuto más, mi mente se colapsa y pienso cómo mentirle a Harry y avisarle que tengo que salir con Louis.

–Iremos, sólo déjame avisar a harry...

Salgo de la cocina nuevamente corriendo las escaleras y camino el pasillo, entro a mi habitación y Harry estaba tendido en la cama leyendo un libro.

–Estaba preparando el desayuno y...no hay comida suficiente, iré por ella al súper— Digo, él se queda pensativo y se levanta de la cama.

–Vamos.

Niego y lo detengo, tomo sus manos y luego lo abrazo para dejarle claro que no era necesario.

–No, cariño, Louis acaba de llegar y sugirió acompañarme.

Él sonríe y asiente, besa mis labios tranquilo y luego vuelve a la cama.

Salgo de la habitación y cierro la puerta detrás de mí. Bajo las escaleras y veo mi cartera en el mesón de la sala, lo reviso y veo que todo esté ahí.

Veo a louis y asiento, salimos de casa y caminamos al estacionamiento. Cuándo estamos en el auto, arranco.

Estando en la clínica, esperando que el doctor de Louis nos atienda, pienso mucho en Harry y Louis, en lo que puede pasar si Harry se entera del cáncer de Louis y que yo lo ayudé en ocultarlo y ayudarlo sin que nadie supiera.

El doctor sale y nos asiente para entrar a su oficina.

Observo al doctor, me quedo sentada en una de las sillas esperando ver el diagnostico del doctor por el temperamento de Louis.

Cuándo llegamos a casa me siento bastante mal, no por mí, tal vez por él y por todo lo que había pasado en tan sólo unas horas en la mañana.

–¿Louis se marchó? —Harry aparece en la sala.

Luce un jeans ajustado, zapatos deportivos blancos y una camiseta negra. Asiento y esfumo cualquier pensamiento que pueda hacer verme preocupada o culpable.

–Quiero que me acompañes a la casa de mis padres.

Elevo la mirada y veo el rostro tranquilo y hermoso de Harry.

–Como gustes—Digo, lamo mi labio inferior y el rostro pálido de Louis llega de golpe a mi cabeza.

–¿Será algo elegante?—Pregunto mirando mi ropa.

–No, la casa está sola, sólo quiero llevarte y mostrarte algo.

Lo veo y toma las llaves, camina fuera
de la sala y comienzo a seguirlo, salgo junto a él de la casa y de inmediato mis ojos caen en dirección de la casa de tayler.

Tayler está saliendo de su casa, sus ojos se encuentran con los mios y enarco una ceja, él se mantiene quieto con el ceño fruncido y luego vuelve a entrar a la casa ansioso y nervioso.

Miro hacia Harry y él parecía muy concentrado en lo suyo, puesto que no notó a tayler, respiro tranquila y doy la vuelta al auto para entrar en éste.

Una media hora luego, el auto estaba aparcado fuera de la mansión de los styles. Sigo a harry, está en silencio, por lo tanto mantengo mi preocupación en una burbuja lo más alejada en mi cabeza.

Entramos a la casa y veo las paredes blancas con grandes lámparas de cristal que cae del techo, el piso de mármol blanco y los muebles de lana blanco sucio. Harry deja las llaves y su cartera en la mesa que está junto a la puerta, se voltea y me mira, extiende su mano hacia mí y la tomo.

Su mano está cálida, camina a las escaleras de madera, subo cada tramo junto con él, nos mantenemos en silencio, un silencio cómodo.

Se detiene en la primera puerta del primer pasillo, él gira la manilla y abre la puerta. Paredes blancas, sin cuadros o fotos suyas, una cama de dos, alfombra negra y un cajón de tres.

–¿Es tu habitación?

La pregunta vino de inmediato. Nunca antes había entrado aquí y nunca pensé hacerlo, por lo que he escuchado de su boca, no dejaba que nadie entrase aquí por motivos muy singulares.

–Nunca antes te había traído aquí, incluso, nunca antes traje alguien aquí, ni mis padres, ni mucho menos la mucama— Dice.

Camina y se detiene al final de la pequeña cama. La habitación está bastante sencilla, si no fuese por la cama y el cajón, la habría etiquetado como vacía.

–¿Siempre estuvo así?—Pregunto tajante—Es decir, antes de irnos a vivir juntos... ¿mantenías la habitación así?

Él me observa sin alguna expresión en su rostro.

–Sí, y la razón por la cual estás aquí es porque...

Se calla y camina hacia mí, desliza sus manos por mi cintura e inclina su rostro hacia mi. Miro sus labios rosa pálido y luego sus ojos.

–Quiero hacerte mía, en el lugar más oscuro de mi vida.

La bilis sube a mi garganta y me siento eufórica, tal vez lujuriosa, y un poco confundida. ¿Su lugar más oscuro?

Sus manos toman mi cadera con fuerza, me alza y enrollo mis piernas alrededor de su cadera. Sus labios se encuentran con los mios y tan paciente como puedo, disfruto de ello, lo beso profundamente y halo de su cabello.

–Tengo una pregunta...

Mi voz es hosca y él no parece inmutarse a decir algo. Sólo me besa con desespero, me deja en la cama y abre mis piernas para tomar el broche de mi vaquero y dejarlo para quitar con fuerza éste. Afinco mis codos sobre la cama y ladeo un poco el cuello, dejo escapar un leve jadeo y noto su desespero por tenerme.

–No pienso responder ahora, jade, sólo... déjame poseerte.

Mi querido amo del sexo (Editando)Where stories live. Discover now