7.- Bésame, louis

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Logré terminar mis maletas. 

Regresaríamos a casa en una hora y todo lograba complicarse para mí. Harry y yo estaríamos solos de nuevo en nuestra casa, pero ya no es la misma situación de mejores amigos cómo solía ser.

Me aseguré de que los chicos estuviesen listos y efectivamente todos estarían listo antes de la hora que se predijo. La habitación que no me atreví en revisar fue la de Harry pero... quejas salían de ella e imaginé que tenía problemas para empacar una inútil maleta como siempre suele ser. 

Entré y él estaba hecho un desastre, sus vaqueros tirados al suelo y dos  sombreros estaban juntos en una bolsa negra. Suspiré para tratar de no reír y ser seria antes sus ojos. Me observó arrugando la nariz y se tumbó en la cama con la ropa desordenada a su alrededor. 

—No sirvo para empacar...—bufó.

Me acerqué con una pequeña sonrisa en mis labios. Tomé la maleta y acomodé cada vaquero en un sólo lugar, mientras los pantalones cortos en otro al igual que las camisetas. El me miró con diversión y me enfoqué en su ropa segura, qué sus ojos.

—Deja de quejarte y ve a preparar el auto, yo me encargo de tu ropa.

Mordió su labio y quise chuparlo al instante, suspiré y volví mi atención a la ropa. La cama chilló al estar libre de peso, Harry se acercó y atrapó mi cintura con sus manos, me apretó con fuerza y sentí su respiración en la curva de mi cuello. Traté de tomar posición correcta y no caerme por esta forma en que él me aferraba a su cuerpo. 

— Gracias por ayudarme a arreglar una inútil maleta...—presionó sus labios en mi cuello y me estremecí al instante y él pudo  notarlo. 

Se alejó y escuché cerrarse la puerta. Respiré agitada, salvada de un paro cardíaco.

***

Llegamos al apartamento de los chicos y pude ver la comodidad para cada uno de ellos, me negué en dejarlos aquí pero Harry aseguró que era lo mejor, al igual que ellos. Terminé por aceptar dejarlos ahí e irme a la casa con Harry.

Arreglé mi armario y luego me di un descanso, hasta que recordé que una vez más tenía que ayudar a Harry a desempacar.

—¡Jesús... jade, ven aquí! 

Reí y salí de mi habitación para ir a la de él. Nuevamente su ropa estaba en el piso y la colección de sombreros no estaban ocupando su lugar.

No podía seguir indiferente con el, por mas que lo intentaba no salía de mi, el logra ese afecto en  mi y es un jodido problema.

—Tú estás siendo inútil para una tontería, Harry—Solté una carcajada y se acercó a mí con el ceño fruncido. 

—Sé que no soy inútil para otras cosas cómo... 

Se acercó a mí, tomó mi muñeca y me atrajo hacia él. 

Me alzó y enrollé mis piernas en su cintura, mientras sus manos se deslizaban por mis muslo. Mi respiración se irreguló y caí en cuenta que muchas reglas se perderían en este momento. 

Me dejó caer en la cama y sostuve su cintura con mis rodillas, acarició mi mejilla y su aliento era cálido y olía a menta. Lo miré a los ojos y un deseo divino se expandía sobre ellos, acuné su rostro en mis manos, acaricié sus pómulos con mis dedos. 

—¿Qué estamos haciendo, Jade?—Su fresco aroma se impregnó en mi piel. 

Su peso estaba completo sobre mi y no me importaba, nuestras respiraciones eran una ahora, nunca miré algo más que no fueran sus ojos al igual que él.

Mi querido amo del sexo (Editando)Where stories live. Discover now