46. lo estás dañando

281 34 2
                                    

Siento una calentura en mi cabeza, me doy la vuelta rápidamente y camino hacia otro pasillo queriendo que no sepan que estoy aquí. 

Mi mente comienza a trabajar, tanto que una migraña hizo presente. Me senté en un mueble de espera y y entrelacé mis manos. 

–¿Estás bien?

Veo a marcus y no respondo. Podrían estar aquí por algo bueno, no necesariamente tiene que ser lo que estoy maquinando. 

Me estaba alentando, sinceramente necesitaba saber ahora mismo qué putas hacen aquí hablando con un doctor. 

–Harry...

Me levanto de golpe del mueble y me acerco a marcus, trataba de controlarme, pero él me estaba hablando y me lo impedía.  

–Qué... – Respiro y masajeo mi ceño – ¿Qué pensarías si encuentras a tu pareja con tu mejor amigo en una clínica, donde anteriormente te mienten con respecto a ello?

Él me mira confundido mete sus manos en su pantalón y piensa por un momento. 

–Que alguno de los dos esconde una posible enfermedad o...  ella está embarazada y tiene miedo de que yo lo sepa.   

No puede ser ninguna de las dos, uno; jade está tomando sus pastillas, dos; louis lucia triste...

Niego y me doy la vuelta para pasar una mano por mi boca. Me siento desesperado, tanto que posiblemente se me bajaría la tensión. 

Camino de un lado a otro, esperando a que pasen los minutos y poder averiguar qué demonios se traen ellos dos. 

–¿Quieres que te ayude en algo?

La voz de marcus me pone aún más hosco en estos momentos. 

–Sí, quiero que estés atento con la empleada, yo arreglaré mis asuntos. 

Caminé fuera del pasillo y me dirigí al otro. Miré al fondo de éste y ya no estaban, excepto el doctor, respire despacio y me acerqué a él sin pensarlo. 

 –Doctor. 

Él miró hacia mi y sus ojos se posaron en mi camiseta manchada de sangre. 

–¿Se encuentra bien?  – Pregunta con unos papeles en manos. 

Asiento y mis manos se empuñan por inercia. 

–Yo estoy bien, sólo necesito saber...– Hago una pausa y lo miro fijamente a los ojos– es decir, quiero que me diga qué hacían esos dos chicos aquí, me refiero a la bonita chica y a su amigo.

Él frunce el ceño y niega, me estudia por un segundo y dice luego:

–¿Los conoces?

–Sí, de hecho esa mujer es mi novia y su acompañante es mi mejor amigo. 

Él se queda en silencio y me muestra nervios en sus ojos, me pongo recto y espero una factible respuesta. 

– No soy el indicado en decirle el motivo del cual vienen aquí. 

Vienen... así que ésta no era la primera vez. Me enciendo aún más.

–Es el indicado, de hecho es el responsable de cualquier cosa que ocurra si se niega a decirme qué rayos hacen ellos aquí–Espeto. 

–Cuide sus palabras, señor.

Comienzo a exasperarme, volteo a ver su oficina y luego a él. 

–Doctor, ayúdeme a ayudarlo, por favor. 

Se queda en silencio y mira sus papeles, respira profundo y me mira nuevamente a los ojos. 

Mi querido amo del sexo (Editando)Where stories live. Discover now