Capítulo 4

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Empezamos a correr todos los alumnos de educación física alrededor del campus de la universidad. Mucha gente pensará, ¿qué tontos no? Ahora que pueden librarse de la educación física, y se la cogen como una asignatura optativa de la universidad. Pues no, no somos tontos. Somos más listos de lo que parecemos, ya que con e.f no tenemos que hacer deberes ni estudiar y eso nos da ventajas en otras asignaturas, por no decir que hacer deporte es realmente sano y hace que te olvides de todos los problemas.

Estoy metida en mis pensamientos, pero me doy cuenta de que no voy la primera corriendo, sino la segunda. ¿Cómo puede ser? Si a mí nadie me gana... Está bien, soy un poco competitiva. Me fijo en que delante va el chico de mirada sexy que estaba recostado al lado de la puerta, y pienso: ese no va a ganar a Lisbe Barnes. Así que acelero mi ritmo y me pongo a su lado intentando adelantarlo, algo que se hace realmente complicado.

-Nena, deberías saber que a mí nadie me supera -Anda, si el engreído sabe hablar- y menos una chica.

-¿Perdona? -Levanto una ceja- ¿Enserio eres así de machista? Imbécil...

Ahora verá este pedazo de tío bueno. Vale, tengo un problema, no se me ocurren defectos para insultarle. Acelero todavía más mi marcha y le paso por unos centímetros, pero este está a mi lado en menos que canta un gallo. Lo miro de reojo. Me mira de reojo. Sonreímos. Y aquí empieza la competición. Creo que nunca en mi vida he corrido tanto, y esto es realmente bueno para mi entrenamiento. Cuando menos nos damos cuenta ya hemos doblado tres veces a nuestros compañeros que nos miran con asombro en sus ojos. No sé si podré aguantar mucho más.

-Si tú paras, yo paro -Le digo con la voz entrecortada y sin poder respirar apenas.

-¿La princesita ya está cansadita? -Hay burla en su voz- Pero vale, paremos. Que conste que lo hago para que no te rompas una uña y llores.

-Lo que voy a romper son tus huevos si no cierras el pico.

Ambos bajamos el ritmo y paramos para descansar. Mis músculos duelen, esta noche no sé cómo conseguiré hacer mi guardia.

-Muy bien chicos -Se acerca la profesora- Realmente sois increíbles. Está claro que vais a ser mis alumnos estrella. Bien, acercaros todos -Se dirige ahora al resto de la clase- Espero que aprendáis de estos dos deportistas. Ahora quiero que hagáis parejas y volvamos al gimnasio para coger tapices y que empecéis con la lucha.

Se giran todos jadeando y ponen rumbo al gimnasio. Empiezo a andar y les sigo, pero una mano me sujeta el codo y me detiene. No sé qué ha sido esto pero he notado una chispa que me ha recorrido por todo el cuerpo, y... me ha gustado. Me giro y me encuentro con unos ojos azul eléctrico.

-¿Me vas a decir tu nombre, princesita? -Sonríe, pero esa sonrisa desaparece cuando le respondo.

-Mmmm... No, si quieres saber algo relacionado con mi persona, deberás investigarlo tú solo, ''princesito'' -Ahora soy yo la que sonríe, pero mi sonrisa también dura poco. ¿Esto qué mierdas es?, ¿El karma? Joder, no soy tan mala persona, ¿Vale?

-¡BETHANYYYY! -Me tapo los oídos al oír la irritante voz de mi compañera de cuarto. Vale, no es tan irritante. Y sí, a mí me irrita todo el mundo- ¿Hacemos pareja en lo de la lucha?

-Nicole... ¿estás en esta clase? -Realmente no había notado su presencia. Oigo la risa del pelinegro a mis espaldas.

-Sí, estaba corriendo con todos... -Noto tristeza en su mirada... Joder, Lisbe, que no te afecten sus miradas...- Entonces... ¿Haces pareja conmigo?

-Está bien... -Suspiro derrotada.

-Nos vemos luego, Bethany -Susurra en mi oreja el imbécil de ojos bonitos. Le saco el dedo del medio mientras camina hacia el gimnasio.

A Punta De PistolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora