Capítulo 25

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El entierro ha sido lo más triste que he visto desde que enterramos a mi madre. Había familiares, amigos, compañeros etc, y todos lo despedimos con lágrimas en los ojos por no volverlo a tener a nuestro lado.

Ahora estoy sentada en lo que era su cama, pero ya no hay nada suyo, solo su esencia, y esta habitación será ocupada por otro chico en pocos días, así que aprovecho ahora para estar aquí y poder disfrutar unos minutos más de él. Nunca me han gustado las despedidas, pero esto es una, y lo sé.

Me levanto y cierro la puerta de la habitación cuando salgo, mirando por última vez el lugar donde tantas veces jugábamos de niños y nos escondíamos de nuestros padres. Sonrío con tristeza y abandono para siempre su dormitorio.

Será mejor que vaya a entrenar, a ver si puedo desahogarme un poco. Camino hasta una de las salas de entrenamiento, y me meto en una de las máquinas de realidad virtual en la que me saca a enemigos que intentan matarme, pero lo impido con lanzamientos de cuchillo. Esto hace que no piense en Mark por más de una hora, hasta que oímos un aviso por los altavoces y aparece una pantalla en la que está mi padre hablando.

Salgo de la máquina mientras me limpio el sudor con una toalla y escucho lo que el presidente tenga que decir.

-Escuchadme todos, después de los sucesos que tuvieron lugar en Los Ángeles, creemos que estamos en peligro de ataque de la AAS. Así que quiero que estéis todos al tanto, que os entrenéis mejor que nunca y que no bajéis la guardia en ningún momento. Si oís la alarma, ya sabéis lo que es, así que no lo dudéis ni un momento y matad al enemigo. Os mantendré informados si tenemos novedades.

La pantalla desaparece de la pared dejando un enorme silencio en toda la sala. La gente está un poco fuera de lugar, pero empiezan a conectar de nuevo y siguen con sus entrenamientos. No se alteran porque es algo normal entre los agentes vivir tan al límite, sin tiempo para descansar y sin bajar la guardia en ningún momento.

Miro a mi alrededor en busca de una nueva actividad para entrenar, pero mis ojos conectan con la figura de Leslie que está escuchando a sus padres mientras asiente con la cabeza. Decido acercarme para ver cómo lleva el asunto de Mark.

-Leslie -La llamo y esta se gira hacia mí- ¿Qué tal estás?

-¿Quién te has creído que eres para venir a hablarme? No somos amigas -Suelta un bufido y sale de la sala.

¿Cómo? Creía que las cosas empezaban a cambiar entre nosotras y que por fin podría estar más a gusto en nuestro grupo, aunque claro, ahora que no está Mark tampoco estaré mejor.

Los padres de Leslie me miran de arriba abajo con desprecio y salen de la sala con una sonrisa y hablando entre ellos, ignorándome completamente, pero yo no puedo dejar pasar el repentino cambio de actitud de Leslie, así que decido salir de la sala también y buscarla.

¿Dónde se habrá metido? Debe estar en su habitación, de modo que me dirijo hacia allí.

Entro en su dormitorio sin llamar a la puerta y me la encuentra sentada en su cama mirando su móvil. Al oír la puerta levanta la cabeza y me observa con furia.

-¿Qué haces aquí?

-He venido a hablar contigo.

-No tenemos nada de qué hablar. -Sigue fulminándome con la mirada.

-¿Sabes? Estabas más mona cuando sonreías. Y sí, claro que tenemos algo de qué hablar. ¿Piensas explicarme por qué has pasado de portarte bien conmigo a ser una completa perra?

-Mira, tú y yo nunca hemos sido amigas y nunca lo seremos, ¿Vale? Yo solo intentaba hacernos la vida más fácil durante la misión, pero la misión ya ha terminado -Qué extraño...

A Punta De PistolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora