When your eyes meet mine. (Yoonmin)

Capítulo 8.

Narra Jimin:

¿Realmente era verdad eso que había visto o era tan solo una pesadilla? Esperaba que tan solo fuera eso, un mal sueño del que pronto despertaría.

Estuve durante unos minutos paralizado, esperando a que abriera los ojos y a que apareciera tumbado en la cama de mi habitación pero no pasó nada de eso.

¿Era aquella chica realmente Jisook? ¿Esa chica la que yo amaba?

***

Necesitaba llamar a Jisook; necesitaba que ella me afirmase que ella no era aquella chica de la foto que había recibido de alguien cuyo nombre desconocía.

Porque... No era ella ¿no?

Con un dolor en el pecho que dolía demasiado, busqué su nombre en mi lista de contactos, desesperado por saber la verdad.

- ¿Jisook? -dije cuando alguien descolgó el teléfono.

- ¿Si? -respondió ella.

Entonces, mi corazón se empezó a acelerar y en mi garganta se formó un nudo el cual impedía que las palabras saliesen de mí.

- H-hola... -saludé tembloroso.

- ¿Qué tal?

-Jisook... no me voy a andar con rodeos... Necesito preguntarte algo.- dije ignorando su pregunta.

- Dime.

- T-tu, ¿te has besado con Seungri?

- Jimin...

- Jisook respóndeme, ¿si o no?

Cerré los ojos con la esperanza de escuchar un no por respuesta que me devolviera el aliento que aquella foto se había llevado.

- Puedo explicártelo Jimin.

Fue ahí, cuando escuché aquella contestación que me daba a entender la respuesta, cuando mi corazón se rompió en mil pedazos.

- D-dime que no es verdad. -dije aún con esperanzas.

- L-lo siento. -se le oyó decir a una voz llorosa al otro lado del teléfono.

No quería escuchar nada más, no en ese momento en el que la vista se me había nublado por las lágrimas que ya recorrían mi rostro. Tan solo colgué, dejándola al otro lado del teléfono sin haberme despedido antes.

Mi cabeza no atendía a razonamientos, mi corazón herido impedía que en esos momentos pudiera comprender el porque de aquella situación.

No quería nada en aquél momento. Era una bomba llena de sentimientos confusos que andaban para acá y para allá sin orden alguno. No tenía a nadie en Seúl que me conociera lo suficientemente bien como para saber que cable cortar para poderme desactivar. Así que, eché a andar. Cada vez más rápido.

Tan solo era un chico herido que liberaba todo el manojo de sentimientos acumulados en su interior a cada paso que daba y se prometía a si mismo que nunca nadie le haría volver a sentir aquél dolor que perforaba lo más profundo de su ser.

***

¿Qué hice mal? Me repetía una y otra vez sin cesar mientras las ganas de gritar se acumulaban en mi garganta hasta el punto de formar un nudo en ésta. Intentaba encontrar un motivo por el cual ella hubiera actuado de aquella manera, pero no obtenía éxito alguno.