Cuando la gente se dio de cuenta de que Nancy había dejado la banda, fenómenos de todo Florida querían ser parte del acto. así que los dejamos. A veces los enlistábamos tan sólo para ser parte de un provocativo (y con suerte incómodo) espectáculo, como cuando, inspirados por la película de John Waters, Pink Flamingos, pusimos a dos chicas gordas acariciándose en un corral. Otras veces nos asegurábamos de que el espectáculo trajera consigo una idea. Durante un concierto tuvimos a una chica con tubos en la cabeza y una almohada debajo de la playera para hacerla parecer embarazada. Estaba parada frente a una tabla de planchar y mientras cantábamos ella le quitaba las arrugas a una bandera Nazi. A medida que el show avanzaba, se sentó con las piernas abiertas sobre la tabla de planchar y fingió practicarse un aborto. Después envolvió el feto falso con la bandera y lo ofreció ritualmente a una televisión encendida que estaba frente a ella. Si no volvimos a casa habiendo señalado nuestro punto a cerca del fascismo de la televisión y sobre la forma en que la familia nuclear americana sacrifica sus hijos a esta barata niñera entorpecedora de mentes, al menos nos vimos bien intentándolo. No todos los shows salieron como habían sido planeados. Para una de nuestras primeras actuaciones en Tampa, compramos una lata gigante llena de aproximadamente 500 grillos con los que quería cubrirme. Pero cuando abrí la lata, todos ellos habían muerto. La peste era una de las cosas más asquerosas que había olido jamás, y el olor se me adhirió a las manos tan fuertemente como el olor de la vagina de Tina Potts. Vomité al instante, y en respuesta media docena de personas en el público, incluyendo a nuestro futuro bajista, Jeordie White, vomitaron también. Aún si había comenzado el concierto sin un mensaje en la cabeza, terminé con uno: el asco es contagioso. Los activistas de los derechos animales nos persiguieron tan incesantemente como lo hacen ahora, pero, fuera de esa masacre accidental de grillos, nunca matamos ningún animal –sólo efigies de animales. En uno de nuestros momentos más caricaturescos, pasamos una semana construyendo una vaca de tamaño natural de papel maché y alambre. En una cruza de Willy Wonka, Apocalypse Now y una de las revistas de bestialidad de mi abuelo, metí mi puño en el trasero de la vaca y saqué galones de jarabe de chocolate, cubriendo a la audiencia con él mientras Pogo tocaba un sampleo de Marlon Brando, de The Last Tango in Paris,
"Hasta que entras por el culo de la muerte, justo por el ano, es cuando encuentras la matriz del miedo. Y entonces, tal vez...." Para antagonizar aún más a los tipos de derechos animales, comprábamos gatos y cerdos mecánicos que se movían en respuesta al sonido y colgamos bolsas para basura llenas de intestinos sobre el escenario, para que una vez que los juguetes comenzaran a moverse convulsivamente en respuesta a la música y las tripas cayeran, los activistas creyeran que estábamos cometiendo actos de crueldad contra los animales cuando, de hecho, estábamos cometiendo actos de crueldad contra los mismos activistas. Sólo derechos humanos fueron violados durante nuestros shows –contra nosotros mismos, contra las chicas que enjaulábamos, y contra los fans- pero a nadie pareció importarle eso. Cada concierto era una nueva aventura en el arte del performance. Como a los clubs les gustaba contratarnos en días festivos, siempre tratábamos de hacer algo especial esas noches. Para la primera parte de nuestra presentación en la víspera de año nuevo, use smoking y sombrero de copa. Para la segunda parte, una chica llamada Terri se disfrazó de mí, usando una peluca negra, smoking, sombrero de copa y un dildo que parecía real. Cuando entró al escenario, todos creyeron que era yo con mi pene colgando fuera de mis pantalones, lo cual no era nada nuevo para ese entonces. Mientras la banda comenzaba a interpretar Cake and Sodomy, yo me arrastré a su alrededor y le di sexo oral, para que pareciera que estaba chupando mi propio pene. Tal vez ahí es donde comenzó el rumor de que me había removido las costillas quirúrgicamente para poder practicarme felación yo mismo. El 14 de Febrero, Missi y yo tratamos de ser arrestados en un club local para poder pasar el día de San Valentín en la cárcel juntos. El club era de un mafioso que siempre andaba jorobado por el peso de sus cadenas de oro y cuyos empleados tenían antecedentes policiales mucho más largos que nuestro repertorio. Había policías por todo el club esa noche, así que saqué a Missi sin top y con máscara. Esta vez, yo recibí el sexo oral. Provoqué a los policías, retándolos a que me arrestaran, ya que ella estaba violando varias leyes de Florida. Pero no fuimos arrestados. Fuera del escenario, Missi continuó siendo la colaboradora perfecta. (Ella se convertiría en la chica que golpeó a Nancy en Squeeze.) habíamos comenzado a salir en Diciembre, y yo estaba determinado a cambiar y ser fiel por primera vez, especialmente porque, a diferencia de cualquier otra relación que hubiera tenido hasta ese momento, esta comenzó con una sólida base de amistad. Además, yo era mayor que ella y me sentía obligado a educarla y moldearla como si fuera mi protegida. Nuestra relación comenzó por el tiempo de los asesinatos de Gainesville, cuando ocho universitarios fueron apuñalados, así que tomé muchas fotos de Missi desnuda y cubierta de sangre, como si hubiera sido acuchillada brutalmente. Tomamos fotos de sus senos, su vagina, su boca –todas rasguñadas y bañadas en sangre. A veces cubría su rostro con una bolsa de plástico para que pareciera que había sido asfixiada, o tapaba su cabeza con una tela negra y ponía maquillaje sangriento en su cuello para que pareciera decapitada. Dejábamos nuestras fotos en restaurantes y autobuses donde la gente pudiera encontrarlas y hacer lo que sus conciencias les dictaran. El único problema es que nunca pudimos ver el resultado de nuestro arduo trabajo. Así que se me ocurrió una nueva broma cuando vi que la gente ponía nacimientos en sus patios frontales para navidad. A pesar de mi enemistad con la religión organizada, siempre me ha gustado la navidad, probablemente porque mis padres me criaron en un ambiente muy secular (la cosa más religiosa que jamás hicieron fue enviarme a la escuela cristiana) y nunca asocié la navidad con el nacimiento de Cristo. Tan sólo significaba colgar basura
ESTÁS LEYENDO
Larga y Dura Huida del Infierno
Teen FictionDe los escenarios a la cárcel, de los estudios de grabación a las salas de urgencias de los hospitales, del pozo de la desesperación a los primeros puestos de las listas musicales. Larga y Dura Huida del Infierno es la crónica del descenso de Manson...