Sean Beavan dijo algo que capturó completamente el momento. Lo seguíamos repitiendo todo el tiempo después de eso. Pero ahora no puedo recordar que era. Tal vez Twiggy sepa. (Levanta el teléfono, marca, espera.) No está. Me llamará después. Ahora, mientras la orina escurría por su mentón, el Conserje Sexual (Daisy Berkowitz) entró y preguntó, "¿Qué pasa? ¿Qué están haciendo?" Y nosotros dijimos, "Alyssa se está bañando." No sentimos la necesidad de decirle todo lo que había pasado antes porque él era el Conserje Sexual y pensamos que sería divertido. Entonces, dijimos
"Alyssa se está bañando y le gustaría que entraras con ella." Creo que el hecho de que tenía muy poca experiencia con mujeres, guapas o feas, lo hizo entrar en la ducha. Así que Daisy se quitó la ropa justo frente a nosotros –ni siquiera le importó- y entró a la ducha con ella. El agua aún no la había mojado, y él comenzó a besarla justo donde la orina había estado. Y nosotros estábamos asombrados. Claro, él pensó que estábamos asombrados porque pensábamos que era un loco sexual y estábamos impresionados por el tamaño de su pene. Si hubiera sabido que ella estaba cubierta de orina, tal vez no le habría importado de todas formas.
Terminamos ese pequeño episodio tomando la última pieza de carne que no había encajado en todo el programa –un gran salmón crudo con cabeza y escamas y ojos y todo- y lanzándolo a la ducha y trabando la puerta. Ese fue el fin. P:¿Ya recordaste lo que dijo Sean Beavan?
R: Sí, dijo, "Esto está muy mal." Asegúrate de acentuar el 'muy' con muchas 'u.'El Dios Reflejante (Sueños)
Mientras caminaba entre el salvaje mundo, noté cierto lugar, en el que había una cabaña; y me acosté en ese lugar para dormir: y mientras dormía soñé un sueño. Soñé, y ante mí vi a un hombre vestido con harapos, parado en cierto lugar, con el rostro de su propio hogar, un libro en la mano, y un gran peso sobre su espalda. Miré, y lo vi abrir el libro, y leyó ahí; y mientras leía, sollozaba y temblaba: y sin poder contenerse más, rompió en llanto con un triste lamento; que decía, "¿Qué debo hacer?"
-John Bunyan, The Pilgrims Progress
Éste no soy yo! ¡Soy alguien más! ¡No soy yo!
-Marilyn Manson a su guardaespaldas, Aaron Dilks, durante un desmayo a causa del alcohol en camino de Leipzig a Berlín.
Hay algo que nunca le he dicho a nadie. No lo recordaba hasta hace poco, cuando fui al quiropráctico y tronó mi cuello, haciéndome perder el conocimiento por menos de un segundo. En ese tiempo, mi mente retrocedió en el tiempo a Canton, Ohio. Iba conduciendo por la calle treinta y cinco en mi vieja colonia y había cientos de cadáveres putrefactos en la carretera tratando de detenerme. Su piel era amarilla, y el viento movía sus flojos dientes hacia atrás y adelante dentro de sus bocas. Yo seguía atropellándolos, y en el instante en que el auto los tocaba, se convertían en polvo. Missi estaba en el auto, y yo trataba de salvarla porque los cadáveres trataban de quitármela. Detuve el auto y bajé para tratar de ayudarla, pero había grandes y fuertes perros moteados por todas partes, saltando hacia mí en cámara lenta con las fauces abiertas. Al final de la calle, vi a un grupo moviéndose hacia mí, como una tribu. Su líder era Traci Lords. Su piel era aún más amarilla que la de los cadáveres y tenía una cruz color rosa neón pintada en el rostro. Sus movimientos parecían los de un robot. Sus ojos se movían mecánicamente hacia atrás y hacia delante dentro de sus cuencas y su boca se abría y cerraba como un muñeco de ventrílocuo. En mis sueños, siempre regreso a Canton, Ohio. Usualmente estoy en mi recámara, la cual, como el sótano de mi abuelo, me daba miedo. Excepto que el horror no era nada tangible, sino que estaba en mi mente. De niño, solía asustarme ahí sin ninguna razón específica y corría escaleras arriba, no sólo de noche sino también a mitad del día. Nunca me sentí cómodo solo en mi cuarto y siempre dormía con la televisión encendida para cubrir los sonidos que imaginaba oír. Si hay algún fantasma en mi pasado, un esqueleto aún en el closet que nunca he podido sacar, involucra ese viejo sótano. Por la noche mi mente lucha desesperadamente por llevarme de vuelta ahí, para hacerme sentir como si nunca hubiera salido de ahí, como si toda mi vida se hubiera desarrollado en ese viejo sótano. Pone ahí a gente que he conocido desde entonces y gente que conoceré en el futuro, y una vez ahí, se tuercen y distorsionan, se vuelven monstruosos y malévolos. Entonces mi mente bloquea la salida, haciendo la torcida escalera de madera insalvable. Trato de correr escaleras arriba pero nunca llego arriba porque manos detienen mis piernas a través de los espacios entre los escalones. En otro sueño recurrente, no puedo salir del sótano porque algún tipo de fuerza o persona invisible me aprieta contra la pared y trata de atraparme ahí. O porque mi gato, O.J., un gato callejero que encontré en los escalones de la escuela cristiana, me ataca cada que trato de escapar. Hay otro sueño que tengo a menudo en el cual el foco del sótano se funde y yo trato de cambiarlo lo más rápido posible porque tengo miedo de estar ahí solo a oscuras. Pero cada foco nuevo que pongo se funde, y estoy atrapado para siempre corriendo a cambiarlo para evitar que el cuarto se quede a oscuras para siempre. Hay explicaciones sicológicas simples para estos sueños, pero ninguna de ellas me satisface. En sólo un sueño puedo recordar haber llegado a la cima de las escaleras. Esta vez el suelo del sótano no está alfombrado, como usualmente lo está, con los pedazos de alfombra vede que mi padre trajo del trabajo. Es de cemento, y camino hacia el lado del que siempre tenía miedo cuando era niño, donde la lavadora y la secadora descansan bajo la sombra del techo más bajo. Busco entre cajas viejas y polvosas que contienen mis viejas pertenencias, y tengo miedo de que algún tipo de animal –una araña, una rata, una víbora o incluso un león, porque parece que todo puede pasar- vaya a morderme. En una caja pequeña, encuentro un muñeco de Curious George. Pero cuando trato de levantarlo, algo se mueve por la habitación –un indescriptible e incorpóreo peso tibio que se siente blanco por alguna razón. Me coloca contra la pared mientras el muñeco cobra vida y corre por todos lados, tirando las cosas de las repisas y prendiendo fuego a una de las cajas. Trato de sacarla, y como no puedo, corro. Trato de escapar por la escaleras, pero el peso me detiene. Yo intento más y más duro, y finalmente llego arriba. Rompo la puerta, y hay una mujer en la cima. Ella se ve en parte como mi madre y en parte como la chica que me pegó las garrapatas en la preparatoria. Ella tiene cosas escritas sobre los brazos con lápiz labial o pintura o plumón, y yo trato de leerlas pero no puedo. En otro sueño, estoy en el sótano con mi madre y encontramos una caja y abrimos un poco la tapa. Dentro hay docenas de diferentes tipos de insectos, pero no puedo saber de que tipo hay más. Removemos la tapa completamente y una mantis religiosa salta, volando hacia las través sobre mi cabeza. Vemos dentro de la caja de nuevo y vemos una araña hecha de cristal. Es completamente transparente: sus patas son como hielo y todos sus órganos son visibles. Le pido a mi madre que consiga insecticida para matarla antes de que salte y me ataque. Pero mientras la rocío, se convierte en una mujer. Está vestida toda de negro, y me persigue por toda la habitación hasta una playa cubierta de rocas. Dentro de cada roca hay una araña diferente tratando de salir. Esa misma noche –a menudo tengo largas cadenas de pesadillas, las cuales espero tanto como les temo- veo a mi abuela, de parte de mi madre, en mi cuarto. Ella está acostada en una cama de hospital cubierta de tubos que salen casi de cada parte de su cuerpo, el cual está atravesado con alambres sostenidos con cinta adhesiva. un recipiente redondo flexible en un lado de la cama le suministra aire y el equipo que la mantiene con vida emite rechinidos e impulsos electrónicos. Oigo un golpe en el closet, y la puerta se abre para revelar a mi padre recostado en una cama. Tan sólo tiene treinta años, su cabello está despeinado y parece haberse vuelto loco. Hablo con mi abuela, y ella sigue diciéndome que todo está bien, que fui bueno en vida y que no está molesta conmigo. Ella tiene una gran venda sobre el ojo, y se abre. Dentro hay pus amarilla, la cual corre por su rostro hasta la almohada, manchándola de amarillo. Me inclino para ver que no tiene ojo. Yo creo en los sueños. Creo que cada noche sobre la Tierra todo lo que es, fue y puede ser es un sueño. Creo que lo que pasa en los sueños no es diferente ni menos importante que lo que pasa en el mundo consciente. Creo que los sueños son lo más cercano que tiene la humanidad de hoy día al viaje en el tiempo. Creo que puedes visitar el pasado, el presente y el futuro en sueños. Creo que he sonado la mitad de mi vida que aún no ha pasado. No creo en accidentes o coincidencias. Creo que las cosas que digo y pienso cambian el mundo a mi alrededor y resultan en eventos que parecen ser coincidencias. Creo que mi vida es tan importante que afecta las vidas de todos los demás. Creo que soy Dios. Creo que todos son su propio dios. Soñé que era el Anticristo, y lo creo.
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Larga y Dura Huida del Infierno
Teen FictionDe los escenarios a la cárcel, de los estudios de grabación a las salas de urgencias de los hospitales, del pozo de la desesperación a los primeros puestos de las listas musicales. Larga y Dura Huida del Infierno es la crónica del descenso de Manson...